jueves, 5 de marzo de 2015

     12-1-02
            Desaparecido. Día de intendencia. Día de cine nocturno. El diario, como si nada hubiera existido. Día de descanso del Señor. Manguel dice que las campañas para favorecer la lectura son hipócritas, que a ningún gobierno le interesa un pueblo de lectores. ¡Qué sensatas sus palabras! El Clonista les tiene prohibidas las lecturas a sus alumnos y, desde que lo hace, ha notado un mayor interés por los libros que les comenta. Todo se andará, aunque se ande al revés. Nada. Imposible recordar nada del diario que le convenza de que el día de hoy ha tenido alguna noticia digna de ser recordada. No se trata de que cada día haya de encontrar un “titular” o un “suceso” que trascienda la función de rellenar unas páginas para ser leídas durante cierto tiempo en algún lugar del orbe. Las noticias cada vez, como decía Millás, tienen menor condición de tales, y cada vez más, como bufonea el Clonista, no tician nada, no pintan nada. Solo añaden enfermedad y calentura. El Clonista da fe de ello.

            13-1-02

            Después de una carrera de ½ maratón, un cansancio infinito acompaña al Clonista por la devastada y estremecedora geografía del diario tras haber corrido junto al sereno mediterráneo en una población, Sitges, que ha sabido preservarse, dentro de lo que cabe, de la destrucción masiva que supone el turismo. Berlusconi sigue duceando, ahora frente a la justicia; González y Valdano, más un empresario, añaden palabras al sufrimiento argentino y no aportan ni un vatio más de luz; el agua de Bangla Desh está contaminada por arsénico; y en Alemania eligen a un bávaro derechista como oponente de Shröeder. Así va la realidad, y más chata aún por los barrios nacionales, con una bomba de ETA que sigue fiel a su absurdo; con Redondo Terreros -que no supo retirarse ante el futuro que encarnaba Díez- dejándose querer para volver a convertirse en escudero de Mayor Oreja; y con vertidos de mercurio en el Ebro, etc. Ignora el Clonista si su captador de realidad particular, por deformación vocacional, es más propenso a detectar ésta en las noticias culturales. El estreno de un teatro en Sabadell con Cinco horas con Mario le pasa por delante de los ojos el psicodrama rodado por Josefina Molina, Función de noche, a propósito de aquella obra, y en el que la actriz y su esposo se desnudaban con una vergüenza infinita y una sinceridad solo un pelín afectada. Aquellas lágrimas y la angustia contenida en una garganta por la que a muy duras y secas penas pasaban las palabras tienen más realidad que toda la danza del mundo y de España. Lo del nada humano me es ajeno, ¡qué mentira tramposa! Real, hoy por hoy, ¿qué puede serlo? Las imágenes retenidas son ahora un batiburrillo en que se confunden con la publicidad o con lo anodino. Por pura coincidencia temporal -ayer el Clonista y su conjunta vieron En construcción-  rescata su memoria el rostro jovial y dulce del paleta y poeta-filosófico marroquí que la interpreta, y al que de poco o de nada le ha servido tal interpretación hasta el presente. Su suerte, con todo, es bastante mejor que la de tantos inmigrantes como llegan a Fuerteventura o a playas andaluzas con las esperanzas intactas y con el servilismo esclavista dispuesto a ofrecerse a cualquier explotador a cambio de la comida, un mísero alojamiento y poca cosa más. ¡Qué realidad contundente -¡y tan escasamente contendiente!- la de la carencia absoluta!

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