12-1-02
Desaparecido.
Día de intendencia. Día de cine nocturno. El diario, como si nada hubiera
existido. Día de descanso del Señor. Manguel dice que las campañas para
favorecer la lectura son hipócritas, que a ningún gobierno le interesa un
pueblo de lectores. ¡Qué sensatas sus palabras! El Clonista les tiene
prohibidas las lecturas a sus alumnos y, desde que lo hace, ha notado un mayor
interés por los libros que les comenta. Todo se andará, aunque se ande al
revés. Nada. Imposible recordar nada del diario que le convenza de que el día
de hoy ha tenido alguna noticia digna de ser recordada. No se trata de que cada
día haya de encontrar un “titular” o un “suceso” que trascienda la función de
rellenar unas páginas para ser leídas durante cierto tiempo en algún lugar del
orbe. Las noticias cada vez, como decía Millás, tienen menor condición de
tales, y cada vez más, como bufonea el Clonista, no tician nada, no pintan nada. Solo añaden enfermedad y calentura. El
Clonista da fe de ello.
13-1-02
Después
de una carrera de ½ maratón, un cansancio infinito acompaña al Clonista por la
devastada y estremecedora geografía del diario tras haber corrido junto al
sereno mediterráneo en una población, Sitges, que ha sabido preservarse, dentro
de lo que cabe, de la destrucción masiva que supone el turismo. Berlusconi
sigue duceando, ahora frente a la justicia; González y Valdano, más un
empresario, añaden palabras al sufrimiento argentino y no aportan ni un vatio
más de luz; el agua de Bangla Desh está contaminada por arsénico; y en Alemania
eligen a un bávaro derechista como oponente de Shröeder. Así va la realidad, y
más chata aún por los barrios nacionales, con una bomba de ETA que sigue fiel a
su absurdo; con Redondo Terreros -que no supo retirarse ante el futuro que
encarnaba Díez- dejándose querer para volver a convertirse en escudero de Mayor
Oreja; y con vertidos de mercurio en el Ebro, etc. Ignora el Clonista si su
captador de realidad particular, por deformación vocacional, es más propenso a
detectar ésta en las noticias culturales. El estreno de un teatro en Sabadell
con Cinco horas con Mario le pasa por
delante de los ojos el psicodrama rodado por Josefina Molina, Función de noche, a propósito de aquella
obra, y en el que la actriz y su esposo se desnudaban con una vergüenza
infinita y una sinceridad solo un pelín afectada. Aquellas lágrimas y la
angustia contenida en una garganta por la que a muy duras y secas penas pasaban
las palabras tienen más realidad que toda la danza del mundo y de España. Lo
del nada humano me es ajeno, ¡qué
mentira tramposa! Real, hoy por hoy, ¿qué puede serlo? Las imágenes retenidas
son ahora un batiburrillo en que se confunden con la publicidad o con lo
anodino. Por pura coincidencia temporal -ayer el Clonista y su conjunta vieron En construcción- rescata su memoria el rostro jovial y dulce
del paleta y poeta-filosófico marroquí que la interpreta, y al que de poco o de
nada le ha servido tal interpretación hasta el presente. Su suerte, con todo,
es bastante mejor que la de tantos inmigrantes como llegan a Fuerteventura o a playas
andaluzas con las esperanzas intactas y con el servilismo esclavista dispuesto
a ofrecerse a cualquier explotador a cambio de la comida, un mísero alojamiento
y poca cosa más. ¡Qué realidad contundente -¡y tan escasamente contendiente!-
la de la carencia absoluta!
No hay comentarios:
Publicar un comentario