28-1-02
¡Insultante!
Considerar que el grandísimo Pepe Isbert, un actor tan grande como los más
grandes de la historia del cine, y ahí están El verdugo o Bienvenido,
Mr.Marshall, forme parte de una nómina casi anónima que el redicho A F-S ha
inventariado en una columna descerebrada, El
rincón de los cómicos muertos, es una infamia, literalmente. Así se va
escribiendo también la realidad, a golpes de desinformación o de deformación
que se pretende análisis objetivo. ¡Quién no lleva en sus ojos y en sus oídos
la figura y la voz de Pepe Isbert, aquel prodigio de naturalidad escénica! Un
artículo así sí que es un atentado contra la realidad, porque, acaso sin
pretenderlo, acaba desfigurándola, volviéndola irreconocible e
intransmisible. De lo entrevisto desde
la ventana del diario, y al margen de las tostoneras páginas dedicadas a la
minuciosa reseña de los mil y un lugares comunes de la clase política, cada vez
más clase y menos política, queda el escalofrío de la paliza dada por unos
porteros matones del Maremàgnum a un ecuatoriano, a quien, acto seguido,
lanzaron al mar, donde falleció ahogado. El Clonista imagina, a los cancerberos asesinos,
machacando el músculo en el gimnasio, torneando los bíceps y abultando
cuádriceps, nalgas y pectorales bajo pesos inverosímiles, y casi le sobreviene
la náusea. Sale de ese drama nocturno y entro de lleno en la imposible reforma
académica en Usamérica: un conjunto de buenas intenciones nada operativo, una
nueva sesión política de maquillaje de la realidad, ellos que pueden. Las
estafas se llaman ahora artificios contables; la acción política debería
llamarse obra de esteticien. Que se lo digan al desgobierno etnonacionalista de
Ibarreche. Sólo les falta -quiere decir que ya la tienen- la bendición de una
Iglesia que se ha convertido en un paraíso fiscal en España, aprovechando que
son un estado dentro del estado. A ese baile de despropósitos que conforma una
España casi surrealista, o tal vez hiperrealista, contribuye, escamoteando la
verdadera realidad y sustituyéndola por un plagio burocratizado, la prueba
irrefutable de nuestra decadencia: la mediocridad aznarista, o lo que es lo
mismo, nada, luego pienso, que ha dejado dicho Forges. Caso curioso de
coincidencia histórico-documental: echaba el Clonista de menos a los olvidados
chechenos, expulsados de la realidad tras el 11 de setiembre pasado, y
reaparecen a lo grande, misil incluido que ha hecho estallar un avión ruso
lleno de militares. Junto a todo ello, la noticia de que un neofascista
italiano va a formar parte de la comisión que ideará la constitución europea
nos deja bien claro el enrevesado mundo que pretende hacerse pasar por realidad
a nuestros ojos, cuando, en realidad de la buena, éstos miran, aterrados, hacia
el destrozado cadáver de una mujer palestina que se ha suicidado al cometer un
atentado terrorista. ¿Quién puede, a estas alturas del conflicto político
palestino-israelí, afirmar que el terror sólo está en una de las dos partes?
¿No hay palestinos e israelís agnósticos y cuerdos que pudieran buscar una
tercera vía, no violenta; una comunión de ideales humanistas que superasen los
dictados fanáticos de las religiones? Aceptar la realidad es pecar de ingenuo,
no lo ignora el Clonista. Pero quizás solo la ingenuidad será capaz de hacernos
libres.
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