jueves, 26 de marzo de 2015

FEBRERO


1-2-02

            Lo escrito: un exceso de información. El embotamiento sufrido al abrirse a la realidad periódica le lleva al Clonista a la mezcla clásica de las churras y las merinas. El foro globalizador y su antiforo, ancestral versión de la vieja lucha entre la luz y las tinieblas se reparten desigualmente la atención de los manipuladores. Más cerca, de nuevo vuelve lo que nunca se ha ido: la lucha eterna contra el terrorismo de ETA. Ningún político dirá nunca lo que todos piensan: es una lucha que no tendrá fin; sus muertos son como los muertos de la carretera: materia de estadística. Si se empezara por reconocer lo más elemental, quizás la palabra solución podría volver a ser entendida en su significado propio, no en el malabarista de las campañas electorales. ¡Qué cansancio infinito el que produce sobrevivir a la carga de tantísima noticia como abruma al sufrido lector! Incluso hay noticias que no pertenecen sino a la ficción. El genocida Ariel Sharon lamenta no haber acabado con Yasir Arafat cuando lo tuvo a huevo, y éste, aislado y desasistido, persiste en su tenacidad estéril de buscar acuerdos imposibles. No. Esta realidad que incluso impide cumplir con el escueto rito clonicador no es humana. Tempus fugit, sí, pero lo hace, además, estirando del Clonista hasta descoyuntarlo, con la frialdad del asesino Henry. Demasiado fragmentado todo, demasiado cerebral. La dispersión es médula de lo real. Y en ello estamos: cañita azotada por el huracán.

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