lunes, 25 de mayo de 2015

25-3-02

     La realidad tiene eso: si Patxi López no integra a todos los rivales en la ejecutiva, ésta sale coja; si los integra, congreso a la Búlgara. Clonista muchas veces se ha sentido igual: la realidad te pone entre ella y la pared, de clavos... La segunda taza del caldo está a los pies de la foto semiexultante de López y Rodríguez: el tesorero de Batasuna pasea la maleta de euros por Europa para pagos diversos y nada poéticos. El esquema rígido, conmigo o contra mí, domina la construcción de la realidad de tal modo que cualquier sacudida telúrica es capaz de llevársela por delante, lo que no es infrecuente. De ese desmoronamiento se deriva una orfandad siniestra. Por la "sinistra" se caerá un Premier como Blair tan chocantemente amigo de Aznar y de Mafiosconi. Un editorial intenta elucidar qué de verdad haya en la realidad, aunque las más de las veces se conforma con aleccionar a diestro y siniestro desde un centro poseído de "la" razón. Entristece comprobar cómo la lógica de la explotación económica lleva al editorialista a sentenciar que los padres prefieren centros de reclusión para sus hijos abiertos las 22 horas del día, a fin de "atender desahogadamente a sus empleos" que un incentivo en "dinero contante". Si las noticias llaman a las noticias (tras los casos de pederastia religiosa, ahora aparece un famoso pediatra -en Brasil- a quien se le intervinieron cintas con grabaciones de sus abusos sobre adolescentes a los que sedaba previamente), ¿llama la realidad a la realidad? La repetición tiende a distorsionar los hechos, como bien se sabe, hasta caer de lleno en el terreno trampantojal de los simulacros. La infinitud de lo real se manifiesta en algo tan sencillo como un suplemento regional. Cambia Clonista Cataluña por Valencia y, de repente, se halla como un turista abandonado a su suerte en el más inhóspito y exótico de los países: sin clave alguna con la que entender la "nueva" realidad que se le ofrece. De Oxford, por si algún ingenuo aún quedara -además de este Clonista-, llega la confirmación de la debilidad humana e institucional ante el poderoso caballero don Dinero. ¡Qué prestigio tiene la honestidad! La escasez siempre provoca alzas de precios, al margen de la demanda.

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