31-3-03
De nuevo, ya en el hábito y la
habitación, la realidad vuelve a cobrar un cuerpo de ventaja y se escapa hacia
la Historia. La pereza dominical teme enfrentarse al engorde artificial de los
diarios, a imitación de los Usamericanos. A las empresas les gustaría tenernos
hocicados ante sus piensos buena parte del día, a juzgar por la oferta, pero
los domingos son días de asueto, de suelta y de refugio, de olvido y de
compromisos familiares. La suerte de un lunes festivo alivia la fuerte presión
de "cubrir" -poco amorosamente, por cierto- esa realidad que casi
siempre engendra monstruos. Sharon está en un tris de ordenar el asesinato de
Arafat, y se contiene nadie sabe por qué. Quizás porque provocaría una guerra
total: todos contra Israel. Y contra Usamérica, claro, que no los abandonaría,
¿o sí, parcialmente? Mejor no hacer apuestas, aunque la realidad también se
mueve por ellas. Confirmando las apreciaciones de Clonista, la empresa ha
soltado a sus sabuesos para escarbar en la vida profesional de Mafiosconi y
determinar la exactitud del alias, lo que tampoco merecía un despliegue
"de alta intensidad", pues la vox pópuli suele ser muchas veces la
auténtica voz de lo cierto. Hacía tiempo que las ventanas prensadas -desde la
aparición de Windows la realidad se divide y subdivide exclusivamente en
ventanas- no mostraban la tragedia de lo imprevisible. En este caso un choque
de trenes, siempre tan aparatosos. Habiendo visto hace poco El Tren, de Frankenheimer, con un
excelente Burt Lancaster de heroico resistente francés, las imágenes del choque
en la estación se superponen inevitablemente a las de la ficción y a Clonista
le cuesta discriminar la dimensión exacta de la tragedia, aunque la reconoce.
La muerte y el sufrimiento "son" la noticia. La paz y los acuerdos,
"también", pero menos. La muerte de Savimbi ha dado paso en Angola al
fin de la guerra civil. La estela: 800.000 muertos en veintisiete años, además
de la ruina económica. Clonista, como los lectores habituales, es insensible a
las cifras desrealizadoras. Clonista quisiera ponerse en la piel de cada una de
esas 800.000 víctimas y mirar la realidad desde cada una de sus
individualidades, ver, desde allí, los sueños, los deseos, los recuerdos, los
afectos, las ambiciones, los odios, las nostalgias..., pero le es imposible, le
acomete un vértigo bullicioso que se lo impide. Las necrológicas son otra de
las grandes especialidades de los diarios. Con mayor o menor fortuna, la muerte
de las celebridades les permite hace su famoso "despliegue rápido",
preparado durante meses o, en el caso de los delicados de salud más
resistentes, años, con el que anonadar a sus lectores, pues el deslumbramiento
rara vez lo provoca la realidad prensada. En este caso, una centenaria, la
reina madre Isabel de Inglaterra, deja la escena y concita el cariño unánime,
parece, de sus súbditos. Sustituir, junto a su marido, al filonazi que abdicó,
está claro que era tarea delicada. Vascongaña una vez más se abre a estériles
disputas sobre si a mí me amenazan más que a ti, si yo soy diana o blanco
móvil, y si, como se reportajea en el cuadernillo dominical, las Vascongadas
pueden constituirse en una nación independiente. En la Europa de parque
temático, ¿por qué no iba a haber una nación étnica de insobornable pureza? La
revitalización del turismo acabaría beneficiando no solo a las Vascongadas, en
muchas calles de cuyas ciudades grupos de extras "representarían"
atentados al modo cinematográfico como los extras vestidos de vaqueros lo hacen
en los decorados fantasmagóricos de los estudios del desierto almeriense. Tal
vez sería un camino. Porque la realidad, testaruda como ella sola, ya
indica que el terrorismo etnofascista es
como la captura de alijos de droga: el cuento de nunca acabar. De todos modos,
les encanta a los jefes de sección poder "agrupar" noticias
"relacionadas". Se nos da, así, la realidad perfectamente ordenada,
no nos vayamos a confundir y creamos que los ancianos detenidos en Ceuta con 8
kilos de hachís forman parte de alguna otra representación temática. Núcleo
duro de la realidad es que la administración sanitaria pleitee contra un
trabajador a quien sus médicos incompetentes dejaron ciego. Condenada a pagar
60 millones de pesetas, ¡aún colean las pesetas!, la Administración catalana se
rebela contra la sentencia y lucha con todos sus medios para impedir ese pago.
La pregunta demagógica, pero real, es ¿qué significan esos 60 millones entre
los cientos y miles que destinará la Generalidad a la publicidad de su obra de
desgobierno para intentar que Mas sea elegido Muy Honorable? De paseo por la
realidad salmón, a Clonista le choca que en un espacio tan distinguido haya una
sección específica titulada Dinero,
cuando en todo el cuadernillo no se habla de otra cosa. A Clonista le ha
llamado la atención el aire mistérico de la ciencia mágica de la economía, y
promete interesarse más por esas cuentas de resultados, esos valores, esas
tecnocracias varias. La contraventana es la viva imagen de José Oneto en clon
femenino que ha conseguido el no va más de la abogacía. Excesivo para Clonista,
solicitado por urgencias gastronómicas.
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