17-4-02
Nunca a Clonista se le había hecho tan
transparente la sentencia de Rousseau, el
hombre que medita es un animal depravado, como cuando se ha visto en el
brete absurdo de “producir” día sí y día también algún pensamiento acerca de la
realidad. Es inhumano, ciertamente. Las realidades -que a esa suerte de vaga
conclusión llegó Clonistas días atrás- son el aire social, y la mayor parte del
tiempo ni siquiera nos percatamos de que su construcción haya de requerir
nuestra inspección. Clonista a veces se siente como el pez al que se le
exigiera que meditara sobre el agua. Que esta clónica sea voluntaria no mengua
el nivel de exigencia adquirido, por más que la protesta quede consignada a
modo de desahogo. Metido en la harina real que todo lo disfraza -la taquigráfica
errata veloz, diosfraza, le parece
a Clonista un hallazgo-, y a una hora razonable, hay días, como hoy, en que el
ánimo del observador -¡tan sujeto a la astenia primaveral!- empequeñece incluso
cualquier realidad “de tomo y lomo”, sea la huelga general italiana, el fracaso de Powell, el postgolpe
venezolano o la cabalgata valquírica de GarZón, porque ¿quién habrá a quien
interese, fuera de su familia y sus amistades íntimas, la suerte del Gilimatón
vociferante? Los israelíes ya tienen un chivo expiatorio sobre el que
descargar, y no simbólicamente, “la venganza del Señor”, aún no satisfecha tras
el festín de sangre y horror de Jenín. Cada vez más la imagen del goppierno va
saliendo con las tintas que acabarán definiendo la obra de goppierno interesado
del estadistillo (azul, por supuesto) Aznar, que no llegará a estadista ni así
que pasaran cinco años con idéntica mayoría absoluta: las torturas y las
agresiones sexuales de la policía contra los inmigrantes -teníamos
un problema y el problema se ha resuelto brilla con la tenebrosa claridad
guppernamental que sirve de faro a tales conductas- ha sido denunciado por
Amnistía Internacional; el conocimiento de los tejemanejes que han urdido las
fortunas opacas en el BBVA, más los créditos favorables a los responsables
políticos; la cizaña vengadora contra los rivales para quedarse solos con la
bandera de la excomunión de B y pasearla, ¡SantiaZnar y cierra, España!, por la
ruta electoral, más otras cosillas de menor relieve mediático pero mayor
impacto en la clase media, como las injustas reformas del IRPF componen un
aguafuerte a una tinta tan negra como la sombría mirada del estadistillo. Más
de 20 años de normalización lingüística no han conseguido crear nuevos lectores
en catalán, reza un titular objetivo que se leerá con acento plañidero por
algunos, con acento indiferente por otros e incluso con triste acento
revanchista por unos pocos. A Clonista, a quien la inmersión lingüística
educativa en Cataluña, tras el rechazo por parte del poder político de la
importancia capital del concepto de la enseñanza en la lengua materna, en una
sucia y aberrante jugada al margen de la razón y al servicio del corazón
patriótico, le está costando un ojo escolar de la cara y parte del otro, le entristece el titular, pero le reafirma en
la imposibilidad -¡albricias!- de fundar
la realidad por decreto, que es a lo que vamos.
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