miércoles, 17 de junio de 2015

17-4-02

     Nunca a Clonista se le había hecho tan transparente la sentencia de Rousseau, el hombre que medita es un animal depravado, como cuando se ha visto en el brete absurdo de “producir” día sí y día también algún pensamiento acerca de la realidad. Es inhumano, ciertamente. Las realidades -que a esa suerte de vaga conclusión llegó Clonistas días atrás- son el aire social, y la mayor parte del tiempo ni siquiera nos percatamos de que su construcción haya de requerir nuestra inspección. Clonista a veces se siente como el pez al que se le exigiera que meditara sobre el agua. Que esta clónica sea voluntaria no mengua el nivel de exigencia adquirido, por más que la protesta quede consignada a modo de desahogo. Metido en la harina real que todo lo disfraza -la taquigráfica errata veloz, diosfraza, le parece a Clonista un hallazgo-, y a una hora razonable, hay días, como hoy, en que el ánimo del observador -¡tan sujeto a la astenia primaveral!- empequeñece incluso cualquier realidad “de tomo y lomo”, sea la huelga general  italiana, el fracaso de Powell, el postgolpe venezolano o la cabalgata valquírica de GarZón, porque ¿quién habrá a quien interese, fuera de su familia y sus amistades íntimas, la suerte del Gilimatón vociferante? Los israelíes ya tienen un chivo expiatorio sobre el que descargar, y no simbólicamente, “la venganza del Señor”, aún no satisfecha tras el festín de sangre y horror de Jenín. Cada vez más la imagen del goppierno va saliendo con las tintas que acabarán definiendo la obra de goppierno interesado del estadistillo (azul, por supuesto) Aznar, que no llegará a estadista ni así que pasaran cinco años con idéntica mayoría absoluta: las torturas y las agresiones sexuales de la policía contra los inmigrantes  -teníamos un problema y el problema se ha resuelto brilla con la tenebrosa claridad guppernamental que sirve de faro a tales conductas- ha sido denunciado por Amnistía Internacional; el conocimiento de los tejemanejes que han urdido las fortunas opacas en el BBVA, más los créditos favorables a los responsables políticos; la cizaña vengadora contra los rivales para quedarse solos con la bandera de la excomunión de B y pasearla, ¡SantiaZnar y cierra, España!, por la ruta electoral, más otras cosillas de menor relieve mediático pero mayor impacto en la clase media, como las injustas reformas del IRPF componen un aguafuerte a una tinta tan negra como la sombría mirada del estadistillo. Más de 20 años de normalización lingüística no han conseguido crear nuevos lectores en catalán, reza un titular objetivo que se leerá con acento plañidero por algunos, con acento indiferente por otros e incluso con triste acento revanchista por unos pocos. A Clonista, a quien la inmersión lingüística educativa en Cataluña, tras el rechazo por parte del poder político de la importancia capital del concepto de la enseñanza en la lengua materna, en una sucia y aberrante jugada al margen de la razón y al servicio del corazón patriótico, le está costando un ojo escolar de la cara  y parte del otro,  le entristece el titular, pero le reafirma en la imposibilidad  -¡albricias!- de fundar la realidad por decreto, que es a lo que vamos.

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