viernes, 24 de julio de 2015

22-5-02
     Se acabaron los gestos ceremoniosos del diálogo imposible: ni hubo ni habrá acuerdo entre goppierno y sindicatos: el 20-J habrá huelga general. Se abre la veda de los disparates, las insidias, los ánimos, el calentamiento, las amenazas, las soberbias, los miedos, y un sinfín de hermosas manifestaciones de la demagogia en estado puro. Atentos al parche, porque sonará con muy distintos acentos, ¡y hasta destemplados! Así es la realidad: artificio, artimaña y artefacto. Dentro del escamoteo de la misma, el goppierno ha propuesto que el debate de la nación se haga nada menos que en el mes de julio, los días 15 y 16, es decir, debate de la nación sin la nación, que andará perdida en el escasísimo ocio anual del que volverá con un estrés de campeonato y absolutamente desinteresada de cuanto la realidad haya podido ofrecerle, salvo cuanto apuntale un ocio en buena medida lamentable, pero ocio al fin y al cabo. A golpe de mayoría appsoluta, ¿qué disparate puede igualarse al de los parlamentarios reunidos solemnemente en plena operación éxodo? El infantilismo agudo se ha adueñado del inmaduro Aznar, y a golpe de voz aspiroaflautadilla, con aires semifraguianos de desconfiado campesino gallego de tierra adentro, va pasando factura a cuantos quieren aguarle su gran cita cumbrística, amén de ponerse a buen resguardo cuando truena santa Bárbara sus desequilibrios en todos los índices habidos y por haber. Zapatero es un caballero, pero bien podría haber recuperado, que eso tiene el boomerang de la demagogia, el mismo eslogan con que martilleó el caudillito centrado: paro, despilfarro y corrupción. ¿Cabría añadir ahora la inseguridad? Cabría. Al margen del proyectado debate juliano -y ahora recuerda Clonista aquella extravagancia del año juliano educativo...-, la realidad se complace hoy en ofrecerle a cuantos lectores se hayan acercado a ella un monumento al surrealismo: CiU votará la enmienda a la totalidad de la Ley de Partidos del goppierno, junto con el PNV y, cuando esa enmienda sea rechazada, votará afirmativamente la ley del goppierno. Es fácil de entender. Tanto como las repartidísimas victorias electorales, pues es bien sabido que, salvo excepciones de manual, en este país, el de Larra, nadie pierde unas elecciones, por ce o por be. Harold Bloomostel acierta: el lector es una especie en peligro de extinción. No tanto el libro, cuanto el lector. Es una cofradía venida muy a menos. Clonista ni siquiera puede recordar la última vez que tuvo una conversación con alguien fuera de su círculo que versara acerca de un libro. Estremecedor. Por otro lado, Pagès, director del Fórum de las Culturas amenaza con el pronto fin de la indefinición y la rápida venta de la gran idea a los ansiosos patrocinadores que, según él, están deseando participar en el ¿evento, acontecimiento, cumbre, camelo? Sea como fuere, se verá en qué para la cosa. Clonista recuerda lo escandalizado que se sintió Ferlosio, ¿o fue Goytisolo, Juan?, cuando recibió el encargo de escribir medio folio para un montaje sobre el abanico o algo parecido y le pagaban la línea a precio de oro. Comenzaba entonces la cultura de escaparate y mercadotecnia, vistosa y elitista como ella sola. ¿Va hacia allí el fórum? Continuará.


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