29-5-02
Tras un día de juicios llenos de
compasión por los destinos de la muchachada sujeta a nuestra instrucción, Clonista
se acerca a la realidad prensada como quien entra en un oasis donde recuperarse
de una larga y sufrida travesía. Le resulta curioso no haberlo anotado con
anterioridad: entrar en la realidad prensada es, a menudo, un descanso, que no
un consuelo. La silva de varia lección aparece como una modesta aventura cuyas
escasas gratificaciones enseguida le recuerdan a Clonista la dureza de las
cornás ajenas a ella. La fatiga semicrónica es una, entre tantas más. Sus buenos
quince minutos se ha quedado Clonista mecido en el sopor y apuntalado el torso
sobre los antebrazos en la mesa de un café acogedor y -rara avis- silencioso,
ajeno por completo, en su rendición corporal, a los editoriales sobre los que
sus ojos han comenzado a cerrarse hasta quedarse a solas con la deseada
blancura sepulcral de la nada. Al despertar, todo sigue en su sitio: Bushputin
más unido que nunca; Argelia, a lomos de la pantomima democrática; la justicia
hecha unos zorros en Guinea; Rigoberta Menchú afincada en la búsqueda de una
justicia digna de su nombre; ingleses y alemanes dispuestos a cumplir el 40%
del programa de Lepen; etc., todo ello en la parte superior izquierda del
cuadro La realidad, ¿anónimo?, sin
fecha. En la parte superior derecha, muy a la derecha, un sombrío Aznar
arremete, votos en mano, contra tirios y troyanos, oposición y justicia, al
tiempo que, tras clamar contra el fracaso escolar debido a la LOGSE, dedica la
parte del león de las ayudas a la enseñanza a los colegios privados. Ahí es
donde la realidad demuestra también la facilidad con la que los “realistas”
están dispuestos a tragar con ruedas de molino. ¿Privados, los colegios
subvencionados al cien por cien por el estado? ¿Por qué los liberales de
derechas no dejan a la iniciativa pprivada que lo sea de verdad? ¿Por qué
Bruselas nunca tiene nada que decir sobre esas subvenciones y sí cuando se
ayuda a tal o cual empresa de otra naturaleza? Debería editarse algo así como
una Guía para no perderse en la realidad.
En ella se habría de dar cuenta de todos aquellos equívocos que permiten tener
una visión más que distorsionada de la realidad, pues es otra la realidad
entera que sale de según qué trapacerías verbales y políticas. Dentro de la
soterrada tensión lingüística habitual que subyace en la unanimista Cataluña, y
que de vez en cuando aflora aquí y allá, es esclarecedor que los redactores de
El País hayan optado por Copito de Nieve en vez de la visión nacionalista de
Floquet de Neu, desenfocada como casi siempre, más aún cuando yendo contra la
sólida tradición castellana han condenado, por esas correcciones políticas
absurdas, a Lérida y a Gerona, sin que Aznar haya ido a London a ver a Blair,
sino a Londres. A Copito, por cierto, le operan de cataratas, como a todo
abuelo -¿o tal vez avi?-que se precie. Su suerte es no haber tenido que hacer
cola en las listas del Catsalud. Desguazar 1800 barcos de una flota pesquera es
una medida que anuncia guerra. Se verá.
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