7-5-02
Más lluvia, y frío, en mayo. El cuerpo
descompuesto, incapaz de sobreponerse a los cambios bruscos de temperatura,
entra como en una especie de aletargamiento del que cuesta salir, incluso para
acercarse a la "movida" realidad que acapara el asesinato de Fortuyn,
sobre el que ya ayer tuvo Clonista ocasión de explayarse. Tiempos revueltos son
estos. Se agitan pasiones, el desorden campa, el terrorismo se ha convertido en
un concepto demasiado vago y sujeto a intereses que van más allá de la
legitimidad democrática, las imágenes de la realidad chocan y se estropician en un estruendo de cristales
propagandísticos hechos añicos. El miedo cabalga por el mundo y la apelación a
la fuerza se impone con la espontaneidad del conservadurismo tradicional más
rancio, el de preservar las migajas del festín sin freno de la globalización.
La imagen del policía italiano con la mascarilla que le preserve de las miasmas
de los inmigrantes a quienes atiende es harto elocuente del actual estado de
cosas, tanto que asciende sin mérito a la condición de icono. Hoy mismo, al
margen del asesinato de Fortuyn, parece que la realidad se construya en torno a
la inmigración y los inmigrantes, que sean, ambas realidades, el eje sobre el
que gira la vida del país. Cardenal ha relevado al fiscal que acosó moralmente
a la concejala acosada sexualmente, que bien está romper la cuerda por el más
débil para intentar aparentar no se sabe qué
irreconocible independencia a la que renunció tras ser nombrado, ¿o
ungido? Clonista duda de que sus
constantes subrayados tengan otro significado que el simpático desahogo de
quien se escapa del acecho de la realidad por la tangente del sarcasmo, la
burlilla o el burladero; y duda, así mismo, de que su esfuerzo no quede en otra
cosa que en un ejercicio de estilo baratejo y anodino, que es muy posible. Con
todo, ante la inexistencia objetiva de los acontecimientos prensados, ¿cómo
podría reprochársele que jugara con las sombras vanas de la ficción y
construyera con ellas un teatrillo donde representar el sainete de la
actualidad? El élan eclesiástico de
la entente cordiale Aznar del Castillo, por ejemplo, dispuesta a dictar desde
el reclinatorio el valor académico de la catequesis frente a los valores
democráticos de la supuesta materia alternativa para quienes huyan de la doctrina,
¿cómo se entiende, si cabe la comprensión, en vez del acatamiento o la
santiguación? Cuando la mediocridad es la fuente inspiradora de la acción de
desgobierno, la razón acaba partida por la mitad, cuando no molida a palos o a
cornadas, según el aforismo machadiano de la cabeza del español que embiste,
cuando decide usarla. Pues eso. De todos modos, ¡qué poca
guasa puede hacerse cuando las estadísticas del horror -¿por qué será que
siempre parecen más creíbles?- indican la extensión de la ablación de clítoris
-práctica que siente el clonista como una espada que le penetrara el bajo
vientre al modo del hara-kiri- o la explotación laboral de los niños! Forma
parte del cuadro general, por más que el primer plano de los acontecimientos de
relumbrón ciegue a los lectores y vean aquellos horrores como difuminados, o
envueltos en la niebla de la distancia, que tanto los atenúa. Para la cesta del
supermercado de la realidad Clonista tiene la nefasta tendencia a acabar
fijándose en los productos perecederos, desdeñando oportunidades de comentario
más agradecidas, como el clamor municipal al cielo por la pérdida continúa de
policías nacionales en Barcelona, destino maldito para la gran mayoría de ellos,
económica y socialmente. Por la parte económica, se entiende; por la parte
social, todos se empeñan en no quererlo entender. Bajo la advocación de Jano
debe escribir Clonista esta clónica de sus desvelos, por más que en ese velar
no acabe de darle cuerpo al buque fantasma de la realidad.
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