15-6-02
Los
escritores (y no solo ellos, pero Clonista
debe tener hoy una vena gremialista, o cofrade) deberían prohibir que se
trocearan sus declaraciones a quienes atestan
la realidad prensada. “No se puede volver atrás en la vida”, dice Salman
Rushdie. “¡Y se habrá quedado tan ancho!” podría decir cualquier hijo de
vecino. “¿Y tantos estudios para eso!”, dirá el otro. La densidad de lo obvio
no es perceptible ni inteligible para todas las mentes, en verdad; pero según
con qué afirmaciones, convendría no desalojarlas del contexto complejo en que
seguramente se han producido. Ciertas intuiciones, o revelaciones, con todo, no
admiten sino un enunciado trivial. A su modo, la frase de Rushdie es en todo
similar a ciertas obras pictóricas contemporáneas: todo su valor está fuera del
cuadro, en lo que se pone al contemplarlo, no en lo que se recibe de la
contemplación. Hoy es día de conmemoración, celebración y festejo: la
democracia española se mira en el espejo, se ve algunas arruguillas
incipientes, algo de tripita, alguna canilla aquí y allá, pero se juzga de buen
ver, de buen estar y de buen porvenir. Día es el de hoy en que la realidad
prensada juega con la máquina del tiempo y se esmera para sacarle jugo al
tópico de los contrastes entre el ayer y el hoy. Estos “especiales” son el día
grande de los diarios, el de echar la casa por la ventana sin escatimar nada. Y
de repente la realidad se engorda, ahíta de recuerdos, y de vez en cuando se
escapa algún regüeldo que otro. Como a tantos otros, también a Clonista el 15-J
famoso le arrastra hacia sus años mozos y de formación, los mismos que aún
continúan, algo menos achacosos que entonces pero en permanente proceso de
formación continua. Secuestrada la realidad del día por la efeméride de rigor,
apenas tiene relieve la propia del último suspiro, por tremebunda que pueda
ser, como la violación de una enferma terminal de 71 años en una clínica
británica. La hipocresía social alcanza su cenit en ese servicio de control de
los ingredientes de las pastillas de éxtasis que se llevará a cabo en las
fiestas celebradas en las vascongadas. El titular es hermoso donde los haya:
“El País Vasco analizará en las fiestas las drogas antes de su consumo”. A Clonista
le encanta la precisión del sujeto, y entiende que da juego para el análisis
histórico, sociológico, semántico y hasta mariano. En el rinconcito de los más
de seis millones el fantasma del Fórum del 2004 ataca de nuevo, después de
algunos meses de descanso rehabilitador y algunas preces fervorosas a nuestra
señora de la santa programación para que la cosa quede apañadita y el ridículo
no exceda el despilfarro del gasto. Clonista no es quién, obviamente, para
poner en solfa -sisacaso Ricardo, y tiempo habrá para que lo haga, todo se
andará- un proyecto de coros y danzas a lo grande, más cuatro simposios, tres
megaexposiciones, instalaciones por doquier y hasta algún concilio ecuménico,
que se terciará, y la programación habitual de la nutridísima infraestructura
espectacular de la ciudad más escaparatista del mundo. En el envés (y también a
veces el envez, por qué no) de la
realidad -desde la perspectiva literata de Clonista- el desplome de las bolsas
europeas se supone que debe ser la parte del león de la misma, el gran notición
que hace compañía a la evocación del 15-J de hace 25 años. Por amistades
cercanas, sabe el clonista lo adversas que pueden ser, para un modesto
patrimonio, ciertas caídas bursátiles, pero lo incomprensible es que, a escala,
le suceda algo así a la economía de cualquier país, o continente, y que no haya
manera humana ni divina de impedir la depresión que puede conducir a la extrema
miseria. Luego está la interferencia políticoeconómica que, ante la amenaza de
acceso al poder de según quiénes, como en Brasil, es capaz de maniobrar -y no
en la oscuridad precisamente- para evitarlo, aunque suponga la
desestabilización de un buen número de frágiles economías. Clonista intuye que
acaba de decir una tontería, propia de quien habla de oídas, sin fundamento y
llevado del sentimiento. ¿Qué economía no es frágil por definición? Si un lado
aceptable tiene el negocio bursátil es que dependa en tan gran medida del azar.
El espíritu lúdico que anima a tantos inversores es lo único que lava algo la
cara a una institución tan perversa y
deleznable. Clonista no debería moralizar, ni ensayar poses homiléticas, sino
dar pasos hamléticos, lanzar miradas escépticas y saltar obstáculos
paradójicos. Quede la intención anotada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario