domingo, 23 de agosto de 2015

23-6-02

     Tras una jornada como la de ayer, marcada por la muy temprana derrota insultante de un equipo de multimillonarios de la primera liga del mundo -según publicidad comúnmente aceptada- frente a una selección de tercera categoría, no es de extrañar que la realidad prensada del día se llene de lágrimas, acusaciones a los árbitros -en buena parte fundadas-, mal fario y dolor universal: todo menos reconocer la propia responsabilidad: España, 0, en lugar del guarismo que hubiera dejado sin efecto cualesquiera contratiempos arbitrales: 3 o quizás 4 goles. Fútbol es fútbol, dijo Boskov, con inspiración bíblica, y afortunadamente cabe todo: desde el robo arbitral hasta la suerte contra natura. Clonista, atendiendo al exotismo periférico de este Mundial, entiende que la final propia habría de ser Turquía contra Corea, lo cual haría descender los ingresos de la FIFA más que la credibilidad económica argentina. Al final, después de las arbitrariedades contantes y pitantes, Alemania y Brasil se verán las caras para disfrutar de los verdaderos amarillos del campeonato, los únicos. Que el lance futbolístico se haya producido justo cuando Aznar y sus adhesivos secuaces -que es cultismo aunque no lo parezca:  el vocablo, claro, no los seguiaznadores- sacaban pecho para ponerle la guinda final a la presidencia española de la UE, ha logrado que incluso esa exhibición política de baja estofa y alto presupuesto haya quedado en noticia secundaria, que es el lugar que le correspondería, si se atiende a lo poco o nada que le habrá importado al común de las gentes lo que los secuestrados de la cumbre hayan decidido, que ha sido más bien poco. Llegó a ella el caudillito hecho un Santiago matamoros y un Chirac sin su antigua sombra secante socialista le ha chafado a su colega traspirenaico el fin de fiesta de su juguete político europeísta. Lo incomprensible, se mire como se mire, es el piropo del cronista -que no clonista- Yárnoz: “Sonriente y, como siempre, seductor, Chirac...”  El día acoge otra seducción, la de Carlos Fuentes, en la entrevista banal que pretende sustituir las genuinas del extinto Fidalgo. Abducción podría denominarse lo que Sharon pretende hacer en los territorios palestinos, al anular la autoridad de Arafat y encargarse Israel de la administración de aquellos territorios; pero como ha de denominarse es invasión y anexión. Sharon prometió paz y seguridad. ¿Estarán los votantes israelíes en condiciones de juzgar electoralmente si la actual situación es responsabilidad o no de su genocida presidente de gobierno? Clonista lo duda. Que los policías de Sanlúcar comercien con los narcos ¿es noticia? ¿Lo fue en su momento que los guardias civiles lo hicieran con los capos gallegos? Clonista sabe perfectamente que la ingenuidad es patrimonio de los imbéciles, y no dice más. Y la realidad del día se muere en la frontera que es capricho de Clonista: las dificultades del Fórum de las Culturas. Que un artefacto semejante llegue al buen puerto de haber gastado tantísimo dinero como le costará al erario público será la prueba inequívoca del dominio universal del discurso publicitario, la crítica de cuyos perversos fundamentos no forma parte de ningún programa escolar de defensa de la racionalidad y la libertad individual. Resulta deplorable el afán de unos y otros por concretar unos actos cuyo grado de cultura se sitúa en la acepción más peyorativa del palabro, como cuando se alude a la cultura del botellón o de la violencia, ya comentadas en esta clónica. La comisión de sabios tiene un aire de comisión de festejos sainetera  propia de las obras de Arniches. Entre el desinterés de unos y unas, las ausencias de las reuniones y las críticas ideológicas sobre si se decanta hacia Porto Alegre o hacia Davos, los sabios y sabias van dando tumbos por el incomodísimo sendero de las buenas intenciones.

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