martes, 22 de septiembre de 2015


24-7-02

     La delgadez extrema del diario en meses de vacaciones casi invita a dejarlo intacto, sin abrir. Leída la primera página y la última, el envoltorio, tiene uno la sensación de haber cumplido con la obligación culta de abrirse a la realidad exterior, esa barahúnda de disparates frente a los que uno puede refugiarse en su diminuta realidad interior. ¿Cómo ver, impertérritos, la obra criminal de Sharon sin concluir que ese clamor internacional contra Israel, reflejado en la primera página, no es más que la hipocresía de sus compinches, tan escrupulosillos ellos? Sharon ha logrado su propósito: barrer el proceso de paz y entenderse con su realidad cercana de la única manera que sabe hacerlo un general genocida: a sangre y fuego. ¿Hasta cuándo lo soportará su pueblo sin percatarse de que él es verdaderamente quien engendra a todos los terroristas suicidas palestinos que los han martirizado y lo seguirán haciendo? Por comprensible asociación de ideas, la realidad del día trae su página completita de información vascongada, y destaca en ella el inminente exilio del catedrático Llera, otro más de una larga lista. No resulta difícil llegar a la conclusión de que en España hay un territorio donde no impera la democracia, donde la mitad de los parlamentarios del territorio han de llevar escolta policial para protegerse de los compañeros ideológicos de la otra mitad. La presión cotidiana sobre los disidentes del ideario nacionalista, incluida la difícil convivencia con la amenaza realísima de perder la vida, no es fácil de sobrellevar, ciertamente, y ello hace aún más meritoria la labor de resistencia de tantos y tantas que se niegan a declararse vencidos. La realidad en julio se convierte en un curso de verano pluridisciplinar en el que quien no participa no existe, pudiera decirse. Junto a ellos, Pujol aún tiene arrestos políticos para renegar de la caridad del PP y decir que a él y a los pocos suyos que le siguen no les va a temblar el pulso para dar por finiquitada su empresa cortijera. Se esperan decisiones gallitas no inminentes. Los finales de ciclo son un tópico más del circo político, pero algunas señales son tan evidentes como esa declaración del papel secundario que empieza a jugar Cataluña en la economía del país. Clonista, que vive en el oasis nacionalista desde hace casi 30 años, aún retiene en la memoria la diferente percepción que se tenía de esta tierra en España. Pero incluso aquí dentro las cosas han cambiado mucho. Un ejemplo trivial, que suelen ser los significativos. La publicidad de la lotería de números catalana -cuya adjudicación supuso un oscuro negocio ciubernamental- representa la alegría por el acierto del pleno con el lanzamiento del despertador por la ventana, esto es, con la liberación del trabajo, es decir, un ataque frontal contra la más auténtica idiosincrasia catalana. A Clonista le duele particularmente la escasa incentivación que recibe de la realidad prensada, tan mediocre y carente de interés, en términos generales, para ir más allá del buen capazo de obviedades que vuelca en esta clónica. Espera, impaciente, el día en que pueda desquitarse de esta galvana que lo lamina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario