sábado, 5 de septiembre de 2015

6-7-02

     A punto de entrar de nuevo y con ganas en el plácido retiro nocturno, a pesar de haber dormido una siesta morrocotuda, Clonista contempla la realidad y advierte con indiferencia que casi todo se ajusta al guión establecido. El verano es tiempo de vacas flacas informativas, y ni siquiera la vuelta al más trágico pasado reciente, con el procesamiento de un asesino nazi y la pertinente condena, confiere a la realidad prensada el morboso aliciente del escándalo nuestro de cada día. De hecho, ni siquiera la protesta nudista contra los encierros y las corridas de san Fermín ha pasado de la categoría de anécdota pintoresca. GarZón sigue bloqueando cuentas de B para asfixiarla económicamente, aunque ya se encargarán sus primos de intensificar el cobro del impuesto revolucionario para equilibrar el debe y el haber, si es que no amplían sus actividades e incluyen el asalto a bancos y Cajas de Ahorro. Los colegas argelinos de ETA, versión religiosa, montaron ayer su Hipercor particular y hoy estos y aquellos comentarán la trascendencia de sus asesinatos en la  realidad prensada, porque sólo en ella es donde habrá ocurrido la barbaridad: los asesinados son el detalle grosero -de sang i fetge- de un acontecimiento cuya  verdadera realidad se mide en tipos de letra, columnas, artículos de opinión y alguna que otra carta al director. El amigo africano de Aznar, con quien comparte la condición de líder carismático, Obiang, acaba de matar de hambre y de torturas a un opositor a su régimen dictatorial, tolerado y casi alentado por el huésped de la Moncloa. Desde el régimen mayorabsolutista parlamentario de Aznar, silencio. Chaves, sin embargo, con su victoria judicial contra el goppierno bajo el brazo, grita bien alto la salutación a los buenos tiempos que se avecinan, de la mano no crispada de su jefe de filas. Los muchos millones -minoyes en argot chavesiano- de euros, casi un 10% del presupuesto nacional, que se mueven en España en el negocio del sexo tienen tras ellos realidades duras como solo la esclavitud es capaz de serlo para quienes se ven atrapadas en una explotación demasiado humana. La redada en el prostíbulo de Castelldefels, cuyo dueño fue detenido, es solo una mínima muestra de lo que podría y quizás debería hacerse en tantísimas cárceles de mujeres como hay sembradas a lo largo y ancho de las carreteras españolas. Si la policía del Punjab es cómplice de los tribunales tradicionales, y parece quedar demostrado con la huida de cuatro de los violadores de la maestra, ¿cómo es posible que tantísimos sexizulos continúen abiertamente su inicuo negocio esclavista si no es con el consentimiento expreso de quienes deberían afanarse en no permitirlos? En la España del PP, sin embargo, la policía solo actúa, por lo que se vio, en jornadas de huelga general... Como siempre ocurre cuando todas las partes llegan a tener voz, las declaraciones de la mujer del enfermo en coma, de quien quiere ser inseminada, desmontan la novela de intrigas, herencias y aprovechamientos que se sugirió en la primera aparición prensada del caso. Hable con él, podrían haber titulado la noticia. Y al final de la realidad uno de sus motores, las bolsas, recupera pulso y logra que todas suban tras las bajadas, lo cual dista mucho de ser ninguna novedad.

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