lunes, 19 de octubre de 2015

17-8-02

     Aquí de nuevo, unas horas después en el largo y al tiempo corto día vacacional, tan lleno de afanes menores y gratificantes. Aún siguen embravecidos los ríos centroeuropeos, y el canciller Schröder ya busca el agua como pretexto para incumplir el famoso 3% de déficit público de la zona euro conforme a lo establecido en el duro Pacto de Estabilidad, que desestabilizará económicamente a tantos y tantos menesterosos, Clonista incluido. Aunque ajena a los intereses prensados del clonista, la realidad de las dos alcasserniñas británicas parece haber cuajado como uno de los grandes seriales del verano, de esos a los que se enganchan los diarios como los recién nacidos al pezón de las madres. A Schröder se le ha pasado por agua la campaña y su plan de choque contra el paro ha tenido menos eco en su país que Loyola de Palacio en el suyo, diga lo que diga, incluida la acritud anti Boliden. El gran experto consultado, directivo de Volkswagen, ha incluido en su plan “importantes innovaciones para agilizar el mercado laboral alemán.” Clonista se siente permanentemente estafado y engañado por la sociedad, de ahí que la “agilidad” propuesta, esa manía de poner en forma al mercado laboral, seguro que acabará suponiendo la casi total gratuidad para el despido, pues cualquier plan de agilización incluye necesariamente una reducción de calorías y una pérdida de volumen corporal. Choca, en verdad, y escuece, que la imaginación humana se haya desarrollado tanto en tantos campos científicos y, sin embargo, siga anclada en férreas mentalidades esclavistas cuando de las relaciones laborales se trata. Vuelve Clonista a su tarea diaria para encontrarse con el resurgir de un Belfegor indestructible. Tres familias, 26 personas, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, y hasta niños, fueron degollados por la GIA, Grupo Islámico Armado. La acción de los terroristas a lo divino lleva camino de convertirse en una versión árabe de los jemeres rojos camboyanos, a juzgar por el número de asesinados en los muchos años de vida que tienen tras el golpe de estado militar que les impidió acceder al poder político del estado, con la complacencia occidental, por supuesto. Usamérica sigue exigiendo la inmunidad diplomática para sus fuerzas expedicionarias, civiles o militares. Ahora le toca el turno a Colombia, y Uribe, tras haber decretado el estado de conmoción interna, tampoco le va a parecer nada del otro mundo conceder algo así al amigo americano. La realidad tiende a la sociabilidad, a juzgar por la costumbre de asociar noticias de un mismo carácter, e incluso por la facilidad con que determinado acontecimiento genera una cauda de otros del mismo jaez. Si Menem anda en apuros por sus cuentas en bancos suizos, ahora le toca el turno a la “primera dama” peruana, quien recibía un sueldecito de nada de un banco ligado –quién lo iba a imaginar...– nada más ni nada menos que al cineasta y  extorsionador Vladimiro Montesinos. Consecuencia, además, de otros deméritos propios: el apoyo popular al presidente Toledo ha descendido al 17%. ¿No es asombrosa la facilidad con que se llenan las unidades hospitalarias de quemados políticos? La interiorización de las pautas consumistas no podía excluir el mundo de la política, desde luego. Por la esquinada realidad española, CiU ha escogido la abstención en la futura votación parlamentaria para promover la ilegalización de B. Si en Génova la policía ignoró tan bíblicamente qué hacía una de sus manos, a los “Mossos de l’Esquadra” les han pillado con ambas en la masa de la construcción de pruebas incriminatorias para detener a narcotraficantes, es decir, a sus colegas, según lo instruido. Clonista sigue con atención la irresponsabilidad del goppierno en ese trajín de inmigrantes que van de aquí para allá, que repatrían, que sueltan a la buena de dios –porque el dios del PP es siempre el dios minúsculo de su desalmadía y su impiedad– o que concentran hasta nunca se sabe qué, como casi nunca se sabe del destino de tantas mujeres embarazadas como aspiran a que sus hijos pertenezcan a otro mundo distinto del que a ellas las vio nacer. En sucestiolandia, la realidad prensada de los ardores estivales, las batallitas campales, música a todo trapo y botellón incluidos, comienzan a tener el carácter festivo que no excluye, como en la de Benidorm, que algún arma municipal o nacional se dispare adrede o fortuitamente. Amante del refrán “Quien paga, descansa”, un transportista endeudado con un empresario, decidió secuestrarlo y exigirle un rescate con el que, honrado él a carta cabal, las satisfizo nada más recibirlo. De la diagonal del lector superviviente “titular-identificación del firmante”, saca a veces el clonista algunas alegrías intelectuales dignas de ser compartidas. Javier López Facal ha sacado la faca de su segundo apellido y se ha dedicado a dar navajazos a diestro, con la seguridad de quien sabe que hay poco hueso y mucha fofería política donde acertar y ¿hacer daño? Eso ya está por ver, pues la desproporción entre la hoja afilada y la adiposis protectora del zoón politicón es evidente. Entre kafka, el pseudopetronio y un Krupp reciclado en gran demócrata anticomunista, tras serle perdonada más de la mitad de la condena dictada en Núremberg, según informa Facal, éste le da un repaso a la ¿política? científica del goppierno que sirve de paradigma de su acción de desgobierno. Ante los horrores denunciados, el suplemento Babelia, dedicado al miedo en la literatura, se queda en colección de sustillos y obviedades como la del artículo de C.Aira: “Habría que reconocer la utilidad del miedo y añadirlo a los instrumentos de conservación de la especie”, que se combaten con la lectura de cualquier manual de antropología, de divulgación, claro.

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