sábado, 24 de octubre de 2015

21-8-02

     Es evidente que en la realidad prensada el orden de los factores sí que altera el producto. Y lo hace hasta desfigurarlo y volverlo irreconocible. La jerarquía lo es todo para la realidad prensada, y cualquier mínima alteración del orden puede acabar dando al traste incluso con el emisor, quien de ileso –y a veces bastante iluso– creador de la realidad pasa a ser víctima de su propia depredación creativa. El hábito del orden riguroso de los compartimentos estancoseccionados acaba interiorizándose de tal modo que, sea por comodidad o por servil obediencia de Clonista –un ser ¿inevitablemente? inferiorizado, en relación con la superioridad divina del génesis cotidiano al que asiste como atrevido escoliasta–, éste descubre, a disgusto, su rastrera actitud. Hoy, con un atrevimiento que nada tiene que ver con la tempranísima hora en que despliega la plica de su afán aventurero, Clonista se adentra en la noche oscura de la realidad prensada y extrae de ella una entrevista mal ubicada en la Revista de Agosto, aun cuando se haya querido banalizarla exhibiéndola bajo el rótulo paternalista de Nuevos Talentos. Serge Halim es el nombre del, al parecer, vitriólico acusador de la creación de una clase periodística que habría nacido como respuesta a las necesidades de la clase política y el poder económico y que actuaría como un lacayo obediente al que se le distingue con una interesada concesión de autonomía de pensamiento y obra que, mientras cumpla la función para la que ha nacido, le permite creer en la ficción de su libertad, de su independencia. Por estos lares esa función –que no deja de pertenecer también al sistema, pues actúa casi como elemento de falsación– la cumpliría Arcadi Espada, debelador del periodismo amarillento y sensacionalista que se erige, como viene Clonista insistiendo en ello, en creador de la realidad, más que en su estendhaliano espejo. Halim arremete con fundamento y agresividad contra unas empresas periodísticas creadas sobre la censura, la facción –y la ficción–, y más atentas al negocio que a la posible verdad “que está ahí fuera.” Como le ocurre a cualquier moralista bienintencionado –y con ese desagradable puntito clerical que tienen todos cuantos ejercen de savonarolas– no deja de haber, en el discurso de Salim, algunas obviedades y simplicidades que deben de ser producto del angosto espacio en que ha de desarrollar su pensamiento. El titular, por ejemplo –que no es el que él a buen seguro hubiera escogido–: “La prensa siempre elige lo interesante sobre lo importante”, ¿qué mediterráneo mal traducido es? El entrevistador incluye la deleznable expresión “tomar muchos riesgos” que la inverosímil creatividad lingüísticosurrealista del periodismo deportivo, sobre todo el futbófilo, está consiguiendo incrustar en el idioma castellano a coces desgañaitadas. Clonista, a pesar de las simplicidades mencionadas, y sabiendo que vivimos en un mundo marcado por el dinero y el comercio, que leído fuera de contexto no se sabe si se refiere a los fenicios, la ruta de la seda o la revolución industrial, está contento de haber abierto su realidad con el señor Halim, reacio a confesar su edad y a dejarse fotografiar, quizás porque intuía él su futura condición de producto bazaragosteño. Ahí queda. En el orden natural de la realidad prensada, la cara y los ojos del diario traen dos noticias relacionadas estrechamente entre sí. Ambas tienen que ver con el terrorismo. En una, GarZón de ida se lanza a suspender a divinis a B por su “integración aparente” en ETA, y en la otra, los prisioneros alqaedienses alojados en Guantánamo se convierten en alqobayas de las autoridades usamericanas en su lucha contra el terrorismo al tiempo que intentan suicidarse por cuatro métodos desesperados: comer las propias heces, ahorcarse con toallas, darse de cabezazos contra las paredes y cortarse las venas con cubiertos de plástico. Eso sí, están siendo exquisitamente tratados y se les permite hacer sus cinco rezos diarios de cara a La Meca. De soslayo también observa Clonista la realidad prensada y, a menudo, descubre en el segundo plano un motivo que le atrae hasta convertirse,  si no en lo esencial, sí en la única copla que se le queda. Ahí está el jueguecito manido de los elementos que, en esta ocasión, ayudan a Schröder, como, en su momento, el derribo de las Gemelas –aunque aquellos fueron otros elementos, no menos naturales, eso sí- hubiera determinado la reelección del alcalde de Nueva York, de haberse éste presentado. Con lo que se queda Clonista es con los carteles de la campaña electoral que aparecen en el segundo plano de la fotografía que ilustra el esfuerzo terrero contra el Elba. Stoiber sonríe jubiladamente mientras es contemplado filialmente por la mandamás de su partido, Angela Merkel. Schröder habla por el teléfono móvil desde el coche oficial, parece, aunque pudiera ser el avión presidencial o cualquier otro rincón. ¡El teléfono móvil la modernidad!  Sigue subiendo el número de rusos muertos por los guerrilleros/rebeldes chechenos –no parece que Putin consiga que aparezcan en la realidad prensada internacional como terroristas, aun habiendo conseguido la comprensión de su homólogo (en modo alguno “hombre del logos”, por supuesto) español- aun a pesar de que la realidad haya pasado de la titularidad al banquillo en un día. Pepe Rei  -¿y no se habrá autolatinizado para desmonarquizarse, al modo con los Rodríguez se autocatalanizan en Rodri para desenraizarse?–, el soplón hediente de ETA, está en coma tras un accidente de coche. Toda la noticia no tiene mayor trascendencia salvo la del justo castigo bíblico que parece manifestarse en ese azar, pero una frase del periodista, “por causas que se desconocen”, basta para que los fieles lectores proetas que tiene El País -¿dónde van a encontrar una publicidad tan amplia y generosa para sus ideales bomba?- inicien sus proezas borroqueñas correspondientes. Consternado evangélicamente por el accidente reial debe andar el emérito Setién, quien insiste en su teoría de los extremos que se confunden y, por ende, en la equiparación completa, a todos los efectos, entre los gudaris vascongados y el caudillito. Tras haber declarado el goppierno que por primera vez se sentía amparado por la iglesia vascongada, Setién se debe haber visto en la obligación nacionalista de recordarle al mundo entero la división irrenunciable de dicha iglesia. Tras los datos aparecidos sobre la claroscura realidad económica de los partidos –y podrían recabarse algunos otros de singular importancia sobre la irrelevante presencia de la democracia en los mismos– comienzan a aparecer las disculpas, las justificaciones y algunas propuestas de enmienda. Una de las del portavoz de IU en el Congreso va en la línea de las propuestas por Clonista, pero es menos radical, pues no aborda la desaparición de las campañas electorales reales, no las establecidas legalmente. En Cataluña, por ejemplo, el gociuerno anda detrayendo fondos de los presupuestos para mascampañear al grito alarmista de ¡más Ciutaluña para los ciutalanes: no dejemos que nos la pscuestren! Otra propuesta de las de Alcaraz, por ejemplo, resulta de un soviético candor idealista que asusta: aumentar las ayudas públicas para evitar que los partidos se sigan endeudando y acaben sometidos a los prestamistas. La guerra del agua sigue avanzando metro a metro –cúbicos, por supuesto– en la realidad prensada. Bono acusa a la Confederación Hidrográfica del Segura de mantener un “silencio cómplice” sobre el origen del agua empleada para regar 35 nuevos campos de golf creados en el campo turístico levantino. ¿No será que Bono no acaba de entender que un campo de golf es una plantación donde crece la especie “turista de lujo” sin otro abono que la rica y nutritiva agua manchega? Impropio como cualquier deslizamiento hacia el amarillo en el espectro prensado, por más que sea un marujeo comedido, Clonista ha cogido las hojas del rábano y se ha detenido en una realidad que a medias le sorprende, a medias le inquieta, a medias le divierte y a todas luces le deja indiferente: El caudillito y su señora navegan en un yate de Matutes, el antiguo ministro de Asuntos Propios Exteriores, por aguas próximas a Ibiza. Hasta ahí, nada, todo tan normal como la propia parejita pareada. A partir de ahí, la magia de lo real: para cualquier eventualidad se han habilitado ¡un quirófano y una unidad de cuidados intensivos! en el hospital público de Can Misses. A lo de las Misses Clonista renuncia, por decoro, pero a esas precauciones... ¿Qué aventura náutica tan tomada de riesgos ha emprendido la pareja monclovita?

No hay comentarios:

Publicar un comentario