3-8-02
De ayer a
hoy las alegrías no le han durado a Rato ni siquiera su apellido. Y más que
cambiarán las cosas a medida que la crisis sudamericana se vaya acentuando y
sus efectos sigan golpeando una economía que tiende a replegarse y soltar
lastre, esto es, esperanzas humanas de progreso. No han pasado ni 24 horas y
las excelentes perspectivas han dejado paso a unas expectativas realistas; de
la solidez de nuestra economía se ha pasado al inevitable efecto de
interconexión entre las economías de todos los países, que dicta la medida de
nuestros esfuerzos para salir de la crisis. Del ser o no ser, hemos pasado al
hay o no hay, ¿estamos? Del día siguiente es también la resolución del misterio
de los asesinatos de los inmigrantes, puesto que fueron condenados a morir
ahogados tras ser expulsados de la patera, machete en mano, por los patrones
esclavistas. Fritz Perls quiso irse de Usamérica cuando Nixon llegó al poder
porque le parecía que el fascismo había conquistado el poder. ¿Qué diría hoy de
la administración Bush si supiera que el FBI pretende que 37 congresistas pasen
la prueba del detector de mentiras para esclarecer cómo han llegado a la prensa
informaciones comprometedoras para la NSA, la Agencia Nacional de Seguridad?
Bonito panorama se cata en la tierra de la libertad. También el partido de
Mafiosconi es la Casa de las Libertades.
Bonitas coincidencias nominales. Clonista se recrea en la victoria indígena
sobre la administración Fox al hacer desistir al gobierno del botero de la
construcción de un nuevo aeropuerto arrasando a sangre y fuego, esto es, a golpe
de expropiación miserable, las tierras de las que viven dichos indígenas.
Contrasta la noticia con una de las primeras medidas de la derecha absoluta en
Francia: subirse los sueldos ministeriales un 70%. A fuer de sinceros, no
obstante, no parece que el sueldo actual sea ninguna ganga para ningún ministro
en comparación con lo que cualquiera de ellos ganaría en la empresa privada,
aunque el monto sí que sigue siendo un insulto para los desheredados de la
fortuna que oyen hablar de ellos como quien entra en la más amable de las
ficciones, en el que considerarían el mejor de los paraísos. A Clonista le
complace haber coincidido con la oposición al goppierno a la hora de denunciar
la obra nefasta de lo que ellos han bautizado como Centro de Intoxicaciones Sociológicas con evidente acierto. No era
para menos que armasen el vuelo y el revuelo que la ocasión merece. Les honra.
Y les deshonra, como si en realidad hiciera falta alguna demostración más, a
los de B, la campañaSA hecha contra un
ertzainza que parece haber perdido unos nervios que pueden quebrarse en
cualquier momento con toda justificación. Suma y sigue. Clonista renuncia a
entrar en la degollación por celos cometida por una adolescente cuya obscenidad
emocional supera la capacidad de espanto y comentario de Clonista. Al mismo le
cuesta discernir, a menudo, qué sea noticia o no. Pongamos por ejemplo las
declaraciones de Montoro sobre que el PSOE quiere manos libres para que sus
ayuntamientos despilfarren. ¿Dónde está la noticia? ¿No parece, antes bien, la
colaboración necesaria para que una acción propagandística tenga sentido y
alcance su objetivo? La extensión de la crisis argentina a Uruguay, adonde
muchos ahorradores exportaron sus dineros para salvarlos del corralito, se veía
venir. La banca es insaciable, y sus tentáculos poderosos. No sabe Clonista qué
extraña asociación se produce entre vacaciones y novela negra para que todos
los veranos haya un especial dedicado a ella en los suplementos literarios. De
todo lo leído con relativa atención, Clonista se queda con la afirmación de Castellucci y Guidi:
“Hoy el lenguaje mítico no funciona porque ha desaparecido la concepción
trágica de la existencia”. Desde luego. Sería curioso contemplar cómo se
desenvolvería Unamuno en el cotarro cultural español contemporáneo.
Probablemente ni pudiera acceder a una tribuna desde la que hacer oír su voz
apocalíptica. Retomado el libro Historia
de un alemán 1914-1933 de Sebastian Haffner, ha leído Clonista algunas
reflexiones sobre la importancia de que esa crónica fuera hecha por un joven
sin ninguna relevancia especial que le han animado y estimulado para cumplir
con su ahora altísima tarea no tanto de ser testigo de un año, tampoco crucial ni espectacular, de la
vida de un país, de un continente y de
un mundo, cuanto la de ser la expresión viva del seguimiento, a pie de obra, de
cómo se escribe la historia, todo ello
desde la conciencia individual y su limitado radio de acción.
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