sábado, 3 de octubre de 2015

3-8-02

     De ayer a hoy las alegrías no le han durado a Rato ni siquiera su apellido. Y más que cambiarán las cosas a medida que la crisis sudamericana se vaya acentuando y sus efectos sigan golpeando una economía que tiende a replegarse y soltar lastre, esto es, esperanzas humanas de progreso. No han pasado ni 24 horas y las excelentes perspectivas han dejado paso a unas expectativas realistas; de la solidez de nuestra economía se ha pasado al inevitable efecto de interconexión entre las economías de todos los países, que dicta la medida de nuestros esfuerzos para salir de la crisis. Del ser o no ser, hemos pasado al hay o no hay, ¿estamos? Del día siguiente es también la resolución del misterio de los asesinatos de los inmigrantes, puesto que fueron condenados a morir ahogados tras ser expulsados de la patera, machete en mano, por los patrones esclavistas. Fritz Perls quiso irse de Usamérica cuando Nixon llegó al poder porque le parecía que el fascismo había conquistado el poder. ¿Qué diría hoy de la administración Bush si supiera que el FBI pretende que 37 congresistas pasen la prueba del detector de mentiras para esclarecer cómo han llegado a la prensa informaciones comprometedoras para la NSA, la Agencia Nacional de Seguridad? Bonito panorama se cata en la tierra de la libertad. También el partido de Mafiosconi es la Casa de las Libertades. Bonitas coincidencias nominales. Clonista se recrea en la victoria indígena sobre la administración Fox al hacer desistir al gobierno del botero de la construcción de un nuevo aeropuerto arrasando a sangre y fuego, esto es, a golpe de expropiación miserable, las tierras de las que viven dichos indígenas. Contrasta la noticia con una de las primeras medidas de la derecha absoluta en Francia: subirse los sueldos ministeriales un 70%. A fuer de sinceros, no obstante, no parece que el sueldo actual sea ninguna ganga para ningún ministro en comparación con lo que cualquiera de ellos ganaría en la empresa privada, aunque el monto sí que sigue siendo un insulto para los desheredados de la fortuna que oyen hablar de ellos como quien entra en la más amable de las ficciones, en el que considerarían el mejor de los paraísos. A Clonista le complace haber coincidido con la oposición al goppierno a la hora de denunciar la obra nefasta de lo que ellos han bautizado como Centro de Intoxicaciones Sociológicas con evidente acierto. No era para menos que armasen el vuelo y el revuelo que la ocasión merece. Les honra. Y les deshonra, como si en realidad hiciera falta alguna demostración más, a los de B,  la campañaSA hecha contra un ertzainza que parece haber perdido unos nervios que pueden quebrarse en cualquier momento con toda justificación. Suma y sigue. Clonista renuncia a entrar en la degollación por celos cometida por una adolescente cuya obscenidad emocional supera la capacidad de espanto y comentario de Clonista. Al mismo le cuesta discernir, a menudo, qué sea noticia o no. Pongamos por ejemplo las declaraciones de Montoro sobre que el PSOE quiere manos libres para que sus ayuntamientos despilfarren. ¿Dónde está la noticia? ¿No parece, antes bien, la colaboración necesaria para que una acción propagandística tenga sentido y alcance su objetivo? La extensión de la crisis argentina a Uruguay, adonde muchos ahorradores exportaron sus dineros para salvarlos del corralito, se veía venir. La banca es insaciable, y sus tentáculos poderosos. No sabe Clonista qué extraña asociación se produce entre vacaciones y novela negra para que todos los veranos haya un especial dedicado a ella en los suplementos literarios. De todo lo leído con relativa atención, Clonista se queda  con la afirmación de Castellucci y Guidi: “Hoy el lenguaje mítico no funciona porque ha desaparecido la concepción trágica de la existencia”. Desde luego. Sería curioso contemplar cómo se desenvolvería Unamuno en el cotarro cultural español contemporáneo. Probablemente ni pudiera acceder a una tribuna desde la que hacer oír su voz apocalíptica. Retomado el libro Historia de un alemán 1914-1933 de Sebastian Haffner, ha leído Clonista algunas reflexiones sobre la importancia de que esa crónica fuera hecha por un joven sin ninguna relevancia especial que le han animado y estimulado para cumplir con su ahora altísima tarea no tanto de ser testigo de un  año, tampoco crucial ni espectacular, de la vida de un país, de un continente  y de un mundo, cuanto la de ser la expresión viva del seguimiento, a pie de obra, de cómo se escribe la historia, todo ello  desde la conciencia individual y su limitado radio de acción. 

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