lunes, 5 de octubre de 2015

5-8-02

     Ciertas clónicas es justo hacerlas en caliente, es decir, arrebatado por la indignación, por la cólera y por el odio. La frialdad vendrá después, al comparar, sin ir más lejos el diferente significado de la muerte en Santa Pola y en Israel, pero los matices de lo próximo y lo lejano caen del lado de la deshumanización que se extiende más poderosamente que el hambre, la guerra, el SIDA o las fantasías contables delictivas. Desde la realidad de lo inmediato,  no parece conveniente asomarse a la realidad prensada con afán comprensivo, recopilador o incluso burlesco. Con todo, la desesperación del PP nunca es ajena a los réditos electorales, de ahí la absurda, demagógica y descabellada propuesta de pedir la ilegalización de B por guardar silencio. ¿No deberían haber pedido la inhabilitación política de FG por no haber acudido éste a interesarse por el caudillito cuando fue víctima de ETA y alcanzó los cielos carismáticos? Si la realidad de la muerte trágica siempre se gana a pulso el espacio en la primera plana, es comprensible que lo acapare cuando, además, se mezcla con lo que pudiera entenderse como política, teniendo en cuenta el conflicto vascongado. No muy lejos de ese espacio privilegiado, hoy escenario del terror en estado puro: contra cualquiera, contra todos, contra todo desde el todo monolítico impermeable a la diferencia, Bob Dylan vuelve a su festival, del que fue expulsado por otras ortodoxias no menos totalizadoras, y lo hace disfrazado de country man, con una convicción de honda raigambre metafísica, es decir, descreída y burlona. No hay más que ver la calidad espectral de su presencia para percatarse del amor al simulacro con el que se ha despachado a gusto contra el tiempo. Para el cronista cae del lado de la  anécdota el juego de postizos, pero para Clonista se eleva a categoría de los tiempos que se detienen. Hace mucho que ha dejado de correr la Historia: hoy todo es ciénaga, charca corrupta, vertedero y mar muerto. En Israel se apresuran a vengarse de las muertes de los terroristas al estilo godonazi: en la familia del ciegodiante y deportación al canto afilado. Degollado, sin embargo, lo ha sido, en Pakistán, un zoólogo español que buscaba ¡nada menos que al Yeti! La poesía científica ha tenido un mediocre estrambote trágico, desde luego. Por las américas, Fox se convierte en tebeo para que su propaganda, con una línea de dibujo próxima a los lectores de siete años, intente combatir el desengaño que inevitablemente ha generado su gestión, aún inédita. En Bolivia, el derrotado Evo Morales anuncia una futura “revolución sangrienta”, ahí es nada, que arrase con la dominación blanca. Se esperan acontecimientos. ¿Para cuándo el bienintencionado artículo de Llosa convenciéndoles de las bondades paternales de la globalización, y el provecho inmenso que pueden sacar de “dejar hacer”, es decir, deshacer, a los altruistas gestores del gran capital? La resaca del atentado es una información calcada de muchas otras anteriores. Incluso una realidad como la vascongada que amenazaba con ir desapareciendo del primer plano de la actualidad ha irrumpido de nuevo con la fuerza expansiva de las órdenes militares. Destaca en el despliegue prensado la obviedad: ETB, la televisión vascongada, tiene más de B que de otra cosa. La anécdota es que el locutor dio por inauguradas las fiestas de la Blanca Paloma cuando B disparó su particular cohete inaugurante, no cuando lo hizo el alcalde con el cohete oficial. Ayer o anteayer Amos Oz recurrió a la metáfora del parvulario para tratar de iluminar el conflicto israelopalestino. Se ve que los comportamientos humanos anulan las distancias, y que la patria universal sigue siendo un argumento de peso, ante las folclóricas diferencias de las nacionalidades, esto es, de los fanatismos. ¿No se aprecia acaso en el recorte de becas que ha hecho el goppierno a los estudiantes de familias con escasos recursos económicos? Clonista había oído hablar del aumento de la violencia en  Madrid, pero, aun estando en la manzanacrada capital del reino, no deja de verla con esa calidad virtual de cuanto no cae dentro de la realidad individual. Como los vaivenes bursátiles deben haber agotado a los inversores, la sección de Economía debe haberse tomado un respiro y ningún sobresalto prensado ha contribuido a perturbar la paz de las billeteras, el sueño de los valores y el reposo relativo de las acciones. Con todo, y para Clonista, la verdadera realidad de hoy ha sido la tarde pasada en compañía de Luis Valdesueiro. Luis es su única amistad resistente desde los lejanísimos quince años, cuando se conocieron en la academia Nobel, de la calle de la Montera, no muy lejos de desde donde esta clónica de hoy escribe. En su compañía la realidad ha sufrido un vapuleo tan contundente que Clonista ansiaba llegar hasta su afán diario para convencerse de que lleva ocho meses coincidiendo con él. Una faringitis inoportuna, no obstante, tiene a Clonista con la garganta en carne viva y el cuello asentidor. Males de agosto que no cura el mosto.

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