13-9-02
Así van
las cosas de la realidad política. Después de acusar a la oposición de hacer
catastrofismo con la inseguridad ciudadana, el goppierno se descuelga con un
megaplán antidelincuencia –no sin haber enterrado clandestinamente el antiguo
Policía 2000 o algo parecido- cuyos ejes básicos son el endurecimiento de las
condenas y la contratación de miles de policías y guardias civiles que los
ciudadanos jamás verán patrullando por las calles. Clonista recuerda la tan
llevada y nunca traída “policía de barrio” de la que nunca nada supo, en
ninguno de los barrios donde ha vivido. Municipales multones no para de ver,
que al fin y al cabo son recaudadores de contribuciones; pero policías... La
información de páginas interiores ofrece un
dato elocuente: “dos patrullas para 200.000 vecinos.” Parte del plan es
también el cumplimiento íntegro de las condenas por parte de los terroristas,
lo cual tiene todos los visos de una concesión electoralista, además de suponer
un descreímiento absoluto de la capacidad reeducadora de las cárceles, que
debería ser su función esencial, tras la de mantener a buen recaudo, alejados
relativamente de la sociedad, a quienes delinquen contra ella. La portada del
día se la lleva, con todo, la súbita moderación de Bush. Que pida el aval de la
ONU para su intervención bélica en Irak no deja de ser un aplazamiento de su
decisión personal, pero concede un respiro al mundo, desde luego. La
intervención israelí en Palestina, más la usamericana en Afganistán y más
adelante en Irak, parecen haberle dado alas legitimadoras a Putin para lanzarse
a una guerra contra Georgia si ésta no hace todo lo posible por reprimir a los
guerrilleros chechenos –terroristas para Putin y el caudillito-, quienes lanzan
la piedra en Chechenia y esconden el cuerpo en Georgia. ¿No es excesiva la
extensión de la sección especial 11-S Un
año después hasta el propio día de hoy? ¿O la amenaza es continuarla
durante un año? Clonista está dispuesto a reconocer su torpeza hermenéutica,
pero interpretaciones más disparatadas han resultado muchas veces las
correctas, por eso no se extraña de que lo increíble pudiera ser lo real. Nueve
meses de intensa clónica le autorizan a sostener que la realidad no está sujeta
a definición, que no admite límites y que su condición cae más del lado de lo
ignoto y remoto que de lo falsable y próximo. Su condición la emparenta con la
ficción, desde luego, pero desde ahí Clonista no se atreve a dar ni un paso
más. Los ciudadanos unidos, al margen de los partidos, se han autoconvocado,
con la ayuda de algunos intelectuales que se han sentido compelidos a asumir el
papel cívico a que los dirigentes de los partidos han renunciado, para protestar contra el gobierno de Ducecosni
y en defensa de la igualdad de todos ante la Constitución. Todo ello a cuenta
del artículo metido con calzador en el Código de Derecho Procesal italiano que
recoge la “sospecha legítima” sobre la parcialidad del juez que a uno le toque
en suerte y la posibilidad de recusarlo y trasladar la causa a otro juez que se
presente más favorable. Moretti vuelve, pues, a las andadas manifestadoras, y a
su lucha cívica se suman Flores d’Arcais, Roberto Benigni y el único militante
del partido unipersonal con el que participó en la política tradicional Claudio
Magris, entre otros. La simpatía atlética de Clonista por Joschka Fischer, con
quien comparte la práctica del maratón, debe haberse extendido, como señala el
cronista, a buena parte de la sociedad alemana, pues la crónica en cuestión tiene
todo el aire de un panegírico quizás merecido, pero Clonista, hecha la salvedad
atlética, duda mucho de que esa hagiografía no hubiera debido aparecer en la
sección Gente, en vez de en las
páginas de Internacional, pero si algo se tiene vedado este Clonista es la
crítica de la organización de la realidad prensada, ¡hasta ahí podría llegar!
El Decretazo que provocó la huelga general sigue su curso parlamentario y se
acumulan las derrotas de quienes reclaman del goppierno un esfuerzo para crear
trabajo, en vez de, como señala el PSOE, “borrar parados del Inem.” Esa es la tentación
estalinista del goppierno: reescribir, no tanto la Historia, cuanto el día a
día... Readatalidad habría de
llamarse lo real, y no solo la realidad prensada, si se mantuviera una cierta
coherencia con lo que nos permite orientarnos en el batiburrillo incomprensible
del famoso cuento lleno de ruido y de furia que significa nada de nada, nonada.
La enseñanza pública pierde tantos alumnos como gana la privada protegida por
los presupuestos del goppierno y, en Cataluña, de su gociuerno. Hasta 200.000
en cinco años, según UGT y CC OO. Qué alivio, con todo, entrar en el paisaje
con figura de la cultura, donde Sábato se emociona, a sus 92 años, porque los
jóvenes se arracimen junto a él para oírlo. Clonista ignora si también para
leerlo, pero no estaría de más. Algo de cola habían de traer las declaraciones
protomartirológicas del filatélico Xirinacs, y el fiscal jefe de Cataluña, José
María Mena, lleno de la caridad cristiana que no parece compartir el
filosanguinario Xirinacs, se ha apresurado a correr, sobrecogido y estupefacto,
un tupido velo sobre las mismas, atendiendo a la falta de relevancia política
actual del soflamador. Las víctimas de Hipercor, no obstante, se plantean algún
tipo de denuncia, pues al mossén se le ocurrió decir que ETA avisa cuando pone
bombas, y, consecuentemente, lo que pasa después debe ser ya culpa de a quienes
no les da tiempo a poner pies en polvorosa, a juicio del terrible inquisidor,
¡afortunadamente sin tribunal ni competencias! Los reportajes cinematográficos
de los viernes consuelan un tanto a Clonista de otras realidades deprimentes,
como la recién consignada, pero le suscitan un interrogante malicioso: ¿qué
haría A.F-S. si no existiera la palabra “geometría”? ¿Sería capaz de escribir
ni un solo renglón? Malicioso, ya lo avisó.
Los humores de Greenspan y su colega Duisenberg han conseguido que
caigan las bolsas, para que no pierda su hermosa costumbre de tiovivo. Lo
sorprendente es el diagnóstico: “las principales economías del mundo se
enfrentan a un horizonte lleno de riesgos e incertidumbres.” Desde que la
especie ha puesto por escrito su visión de la realidad, o como se le quiera
llamar a lo exterior a las personas, ¿cuántas veces no se habrá escrito que el
horizonte está lleno de riesgos e incertidumbres? Parece pues que puede
detectarse una continuidad dentro de lo real que, de establecerse sólidamente,
ahorraría no pocas angustias y permitiría relativizar bastante la supuesta
trascendencia decisiva de no pocos acontecimientos. Vuelta al caos, se titula
la crónica bursátil. Pues ya está todo dicho.
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