jueves, 19 de noviembre de 2015

16-9-02

     Si la realidad se acumula en exceso, produce un vértigo desasosegador. Con la derrota encima de un primer día de trabajo abominable, el remate lo constituye la necesidad de darle salida a esta clónica itinerante, hecha jornada a jornada, contra la pereza, el hastío, el vacío y la resignación. La realidad prensada... Pero no, hoy no es el día de las teorías, ni de las reflexiones, con esta paliza que lleva encima Clonista como un castigo feudal. Usamérica usa, al final, el lenguaje universal capaz de convencer a renuentes y tibios: “compartirá el petróleo iraquí con los países que le apoyen en la guerra.” Más claro no se puede decir, ni más imperialmente atroz. El Partido Liberal no ha respondido como se esperaba y los socialdemócratas siguen gobernando su particular estado del bienestar. Es interesante el recuento de paradojas del excesivo estado del bienestar sueco: “las bajas laborables por enfermedad se han convertido en una auténtica epidemia nacional. Hasta el punto de que el año pasado uno de cada siete suecos no trabajó por motivos de salud (estrés, depresión...). Un fenómeno que se engulle nada más y nada menos que el 14% de los gastos del Estado, más que la suma de los presupuestos de Educacion y Defensa. En el sector de la educación, en España, se va camino de esa situación laboral, sin duda. Si el 11-S chileno pasó sin pena ni gloria por la realidad prensada, más fortuna ha tenido el 20 aniversario de los asesinatos de Sabra y Chatila, auspiciados y teledirigidos por Sharon, para quien, curiosamente, el superjuez GarZón aún no ha emitido ninguna orden de búsqueda y captura por crímenes contra la Humanidad. Lo cierto es que el personaje títere que cumplió las órdenes israelíes y estaba dispuesto a testificar contra Sharon, Elie Hobeika, fue asesinado en Beirut el año pasado. Aciértese en menos de 30 segundos quiénes se lo han podido cargar. ¡Exacto! Zapatero ha dado con la clave para rebajar tensiones en el asunto de la inmigración: aumentar los fondos sociales para que ayudar a los inmigrantes no consista en desposeer a los españoles. Esa ayuda pasaría, también, por incrementar el número de profesores de apoyo para la integración lingüística y académica de los hijos de los inmigrantes. ¿Se hará? Tampoco costará mucho dar con la respuesta correcta. ¡Qué no será capaz el goppierno de sacrificar al dios del déficit cero! Siempre hay muertes insólitas, pero la de ese niño al que se le incrustó en el cuello la carcasa de un explosivo durante los juegos artificiales con que se celebraban las fiestas locales es una de las caras más siniestras del azar. De su corte pueden señalarse responsabilidades a la imprevisión y a la ciega confianza del clásico, “¡pero qué coño va a pasar, hombre, si esto es más seguro que yo qué sé!”, tan enraizado en el espíritu hispánico. Al modisto Delfín se le da tribuna y tiempo para explicarse y ello contribuye a que se reduzca la virulencia de los ataques que se cebaron en su propuesta estilística. Ahora, además de insistir en la referencia a Los amantes de Magritte, se enumeran los antecedentes de las vendas y las capuchas en el mundo de la pasarela. El tierno creador se queja de que “de algo creativo se está haciendo algo político”, con esa ingenua fe en que el arte y la política son mundos que no tienen nada que ver entre sí. Quizás debe pensar, el seráfico David, más modernista que moderno, que el artista, él por ejemplo, ha de vivir en su torre de marfil y tratar de evitar que la belleza inmaculada de sus creaciones se degrade al contacto con la burda demagogia de la política. Poco después, unas regiones más allá, en Barçalunya el poder político celebra a los artistas, los empesebra y les pide que se conviertan en guardiasciviles culturales de la patria. Que lo den todo por ella, vaya... Ha empezado la Liga de fútbol y ya todo da vueltas alrededor de sus mediocridades y sus excelencias. La insoportable cháchara continua que lo empantana todo se irá extendiendo poco a poco, y el vaivén de la emoción y la desolación se repetirá como cada temporada hasta que lleguen los calores y los vientos del ocio personal barran esa borra espesa de los largos meses de campeonato. 

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