sábado, 21 de noviembre de 2015

17-9-02

     A Clonista le cuesta horrores superar la fase de adaptación al infierno laboral, supone que hasta que una baja providencial –y suecófila- le deje una semana en casa, como todos los años, sin poder decir ni una palabra a través de la castigada faringe casi ensangrentada. Mientras, compaginar la clónica con el abatimiento es algo que va más allá de algunas reputadas heroicidades. En cuanto el dictador de Irak ha comprobado que Arabia Saudí le ha dado permiso a Usamérica para disponer de bases desde las que lanzar sus ataques, no ha tardado ni tres días en dar todos los beneplácitos del mundo a los inspectores de desarme de la ONU, cuando cuatro días antes había negado tajantemente que pudieran aceptar esas inspecciones. Mientras la guerra sea diplomática todo irá bien... Eso sí, la diplomacia se acaba en cuanto uno huele que el poder se aleja, empujado por las encuestas adversas. Stoiber no ha dudado en agitar el fantasma de la inmigración y el peligro de que desaparezca la identidad alemana de sobre la faz de la Tierra para tratar de recuperar algunos de los votos que le permitan derrotar a Schröder. A su manera, ha coincidido con el presidente del Tribunal Supremo, que, en la inauguración solemne del año judicial, ha alertado del mismo peligro: perder la identidad y el bienestar alcanzado con el esfuerzo encadenado de tantas y tantas generaciones de españoles. Menos mal, por seguir el hilo que se ha trazado solo, que el arquitecto francés Jean Nouvel ha llegado en socorro de los países europeos amenazadas: “La arquitectura es uno de los medios más importantes para conservar la identidad.” Y se ha quedado tan topictranquilo. Seguramente por eso el museo Guggenheim de Bilbao expresa como nada ni nadie la identidad vasca, o la, en construcción, Torre de Aguas, de Barcelona, la identidad catalana. Que la realidad son las palabras con que creamos la realidad es una obviedad de tomo y lomo; pero pretender, además, que cuanto las palabras dicen tenga un sentido es una ingenuidad imperdonable. La realidad tiene tanto de cháchara cuanto ésta de única realidad incontrovertible, e incluso hasta irrefutable. ¿La prueba? Lo acabado de escribir. Pero el campo minado de las identidades es, además, una helada pista de patinaje, y pocos son los que salen airosos de una travesía tan difícil. Los zapatistas, que vuelven a la realidad tras años de aplastamiento mediático, mucho más implacable que el de la policía o los militares mejicanos, protestan contra un fallo judicial, que es más fallo que nunca al fallar contra ellos. Guadianescos, como todo en la realidad prensada, los zapatistas ni merecen la fotografía de la ilustración, que acapara Fox con aires de Wayne. ¿Por qué a Clonista siempre que lee el nombre del mandatario mejicano se le intercala el Molina, y acaba leyendo Vicente Molina Fox? Tómelo el cinéfilo y excelente novelista de La comunión de los atletas como un piropo, no como una comparación absurda. Al fin y al cabo, de poco valer será quien, mandando en un país de 100 millones de personas, ni siquiera su propio nombre logra imponerse en la conciencia de este Clonista de la realidad prensada, tan proclive, eso no se puede negar, a los juegos verbales. Savater sale en defensa de los otros vascos, aquellos que no existen para el nacionalismo gobernante, aquellos a los que quisieran incluso hacer desaparecer de las vascongadas para poder imponerse sobre la masa feligresa, porque el nacionalismo no se dirige a personas con un criterio propio e independencia de juicio, sino a los fieles, a los súbditos, a los correligionarios. La única independencia que admiten es la gestionada por ellos, la otra, la del juicio crítico, ¡bah, niñerías! Que no les vayan con hostias, que el pan bendito de la identidad y la soberanía ya lo reparten ellos, con la ayuda de Setién, por supuesto. No se acuerda Savater, sin embargo, del nombre del mal ladrón. Gestas, es el tal, y le cuadra a Savater, frecuentador de ellas, porque de héroes democráticos y librepensadores es su resistencia activa frente a la doctrina nacionalista y sus inquisidores inhumanos. A dos de ellos, cúpula y cópula al tiempo, los han capturado en Burdeos. Se rompió la cadena de mando, pero pronto será reemplazada la jefatura ahora decapitada. De hecho, es una realidad corriente, la de las desarticulaciones de la banda terrorista, a cualquier nivel de su nada compleja estructura. Lo que sí es complejo es el entramado jurídico-político de la realidad. El informe de los juristas de la cámara vascongada dice que el Partido político y el grupo parlamentario correspondiente que forman con los diputados elegidos por pertenecer a aquel son dos entidades jurídicas distintas, y que esa relación no llega nunca a la identidad. Cabe, pues, la posibilidad de que un grupo parlamentario acabe haciendo una política completamente opuesta a aquella para la que ha sido votado por el pueblo. ¿No es hermoso el Derecho? Y no extraña, consecuentemente, que anden los juristas alborozados por la oportunidad que les ha dado GarZón de liarse en trifulcas doctrinarias y espirituales, porque la letra de la ley es la letra, pero el espíritu..., ¡ah, el espíritu! Al final, claro, será el Tribunal Constitucional quien interprete, como único oráculo admitido, cuál haya sido o dejado de ser el espíritu de la Ley. Se anticipó el goppierno a la lectura de la memoria de la fiscalía de este año, donde se recoge que, contra sus desmentidos en el Parlamento -¿o han de llamárselos por su nombre propio: mentiras?- aumenta la delincuencia, pequeña y grande. O sea, que Cardenal ha vuelto a cumplir su labor felpuda con una corrección digna de encomio y de algún sobresueldo de esos que tanto le gustan al Fiscal del Goppierno. Con el gasto público en educación estancado en el tope del 4’5% desde hace cinco años, ¿qué futuro puede tener la polemebélica Ley de Calidad?  ¡Ay, qué felicidad, si el PSOE pudiera hacer examen de conciencia, abjurar de sus errores falsamente progres y ofrecer un remedio a la enseñanza que se hiciera verdaderamente a partir de los profesionales del sector y no de los laboratorios de grupos selectos que ya ni recuerdan si los alumnos tienen una nariz o dos, o una o dos orejas! Los apresuramientos están bien, como las teclerratas, para descubrir el gusto por el léxico o nuevos conceptos, pero detectar indicios de que está creciendo entre las mujeres “el cáncer laboral”, como afirma Joaquima Utera, le produce escalofríos a cualquiera. Como simpatía se le despierta, a fuerza de repetición y del amable intento de batir récords absurdos, a Clonista por el ladrón que acumula 104 arrestos, muchos de ellos por robos mediante alunizaje, que es una perla conceptual. La policía, con la colaboración de los jueces, parece empeñada en llegar pronto al sesquicentenar de arrestos, a ver si acaba saliendo alguno de esos récords tan celebrados entre los descerebrados catódicos. A pesar de que Gaspart y su plantilla celebran todos los títulos con la Mare de Déu de la Mercè, con la Verge de Montserrat y con la plana mayor del santoral religioso y político catalán -que incluye no pocos santones, santeros y satanadores...- nunca, ¡nunca!, querrá que sean recibidos en audiencia por un Papa tan inmaculadamente blanco, ¿o ya han sido recibidos y eso explica la maldición vaticana que pesa sobre el equipo? Sí, hay que animarse, sin duda, aunque sea de una forma tan necia y chabacana. ¿A quiénes llenará los bolsillos la privatización de ENA? ¿Se ve? Esto no anima, qué carámbanos, esto indigna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario