21-9-02
En mala,
precipitada y adelantada hora cantaba victoria ayer Clonista sobre los plazos
que cumple o incumple. Con las malas consejeras aparece hoy antes de salir de
expedición cinematográfica gracias a la benevolencia -literal- de la abuela de
las criaturas. Con la insultante prepotencia del gato gordo y mal criado sobre
el famélico ratón, Sharon acorrala a Arafat y lo tiene a tiro de tiro
desgraciado, y si algo le frena a la hora de dar la orden de la ejecución, es
decir, del asesinato, quizás sea que, automáticamente, se convertiría en un
criminal internacional que ni dentro de sus propias fronteras podría sentirse a
salvo. A su manera, esa realidad es continuidad del proyecto de política
exterior esgrimido por Bush ante el Congreso y que puede resumirse en el viejo
adagio: quien da primero, da dos veces. Y desde que se formulara el axioma
hasta hoy, la humanidad no ha avanzado ni un pasito, como quien dice. Quienes
reclaman una fuerza internacional de interposición tienen la razón, pero no
tendrán esa fuerza. Que EFE era una institución en fase de extinción se había
convertido en un lugar común. Clonista advierte que esa desgana informativa
alcanza a la redacción, en este caso la de La Habana, desde donde se nos
comunica que evacuan a los cubanos por la llegada de un huracán que va dejando
a su paso fuertes lluvias ¡y vientos de 250 kilómetros por hora! Pues eso, a
evacuar. ¡Qué terrible que haya grupos policiales o parapoliciales, como
demuestra el tipo de arma usado en el asalto, que hayan buscado como objetivo
nada menos que a la presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo! ¿Qué pretenden
acallar: la Historia, la memoria, las acusaciones de robo de niños, las
acusaciones de asesinatos, la esperanza de volver a ver a los familiares
perdidos, o de saber si aún existen, en alguna fosa colectiva sus restos? ¿Por
qué, a pesar de algunas polémicas posturas políticas de la anterior presidenta,
no le han concedido a ese movimiento cívico ejemplar el Premio Nobel de la Paz
que insulta a quienes lo conceden, a quienes le dan eco, y a quienes escuchamos
ese eco, desde alguna vitrina de la casa de Kissinger o de Peres? A Javier Tusell le asusta la espiral de
despropósitos que se ha adueñado, como una borrasca activísima, de las
vascongadas. El título de su artículo, Por
el órdago al vértigo, tan esdrujular, no cae en la cuenta de que ese
vértigo está atontando ya, de hecho, a muchos, y que va a más, que es amenaza
popular patentada. Sobre el regocijo de los violentos no se atrevería Clonista
a llegar a tanto, pero coincide con el articulista en lo que coincidió casi un
millón de personas en la manifestación tras el asesinato de Ernest Lluch: que
dialoguen. Hasta el presente el único diálogo practicado ha sido el de sordos,
pero, como no se le escapa a nadie, eso es una frase hecha que menosprecia la
inteligente y activa capacidad dialéctica de los sordos, bastante más
dicharacheros, en términos generales, que los políticos con responsabilidad en
el goppierno y en el gopnvierno. ¿Habremos entrado en la fase mudal de la
democracia? ¿Asistirán los mudamentarios al Mudamento? De hecho, el suma y
sigue diario de detenciones de inmigrantes sin papeles ni siquiera parece
interesar ya a los parlamentarios, ni su situación provoca parlamento alguno.
Incluso el cálculo prensado de los dos metros por inmigrante campoconcentrado
es algo que le suena a viejo a Clonista, casi como de otro año, tras haberlo
echado él hace más de un mes, quizás. ¿O ni siquiera ha pasado un mes? Esta
clónica tiene un efecto demoledor sobre las inseguridades temporales de Clonista,
quien padece de una desorientación-devastación
temporal aguda. Luego dicen que todos somos iguales ante la justicia.
Hachuel y Pérez Escolar, dos delincuentes de alta escuela, no han pisado la
cárcel más de 53 días el primero y 40 el segundo; y ambos han sido excarcelados
por razones de edad y se supone que de sabiduría y de gobierno, ya puestos, qué
puñetas. Seguro que hasta le sacan partido social a su temporada a la sombra,
y, entre cóctel y canapé, se convierten en Dantes redivivos que asombran a las
señoras dijetales con su tétrica descripción del infierno carcelario, antes de
reírse con ellas de lo tonta que es la justicia, y lo encantador que es el
caudillito, a pesar de que aún no les hubiera dado el pasindulto, que seguro
que estaba al caer. El caudillito estaría muy ocupado en establecer, desde su
Castillo, la prioridad de las subvenciones a las fundaciones culturales:
Primero Franquito, eh, ojo. Y a Juan Ramón Jiménez, ni un duro, que ese ya es
un poeta reconocido y no se lo merece, y además era un tío estiradísimo. Se ha
instalado la Feria del Libro de Ocasión. Clonista siempre la espera y, al
final, siempre se desespera: no hay ocasiones, ni con pelo ni calvas. La marea
de libros anodinos que han de recorrer los ojos cansados del lector habitual le
provoca un vértigo que le hace desistir a la hora de haber comenzado el
escrutinio. La burbuja de las telecomunicaciones sigue pasando factura y eso
significa despidos. Lo mismo sucede con el textil en Cataluña. ¿Llegan las
vacas flacas? Nunca es el tiempo de las vacas flacas para todos, ni siquiera
donde el hambre es espectáculo de televisiones que acuden como buitres y
moscardas.
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