26-9-02
De nuevo
las malas consejeras establecen el forzado horario de Clonista y a las 6’30
intenta, sabe que con más pena que gloria, no ser devorado por la devastadora
sucesión de compromisos de todo tipo que le traen a mal traer. Desde la
perspectiva de la suma de las acuciantes obligaciones minúsculas y mayúsculas,
la perspectiva de la muerte es siempre la de una bendición, la de una
recompensa. La dimisión de Pere Esteve, el tunecino, secretario general de
Convergència antes de ceder el puesto a la gran esperanza que ha defraudado sin
siquiera haberse puesto a prueba, abre, parece, la crisis definitiva en el
nacionalismo gobernante. Sus antiguos correligionarios tachan la decisión de
inmadura, es decir, convierten a Esteve poco menos que en un bebé político.
Carod Rovira, el farukiano, le abre los brazos y le reserva un asiento a su
diestra. La pregunta, sin embargo, sigue siendo: ¿qué hace Maragall en compañía
de lobos? Hay días en que la lectura detenida de las portadas de la realidad
prensada representa casi el 80% de la información sustancial que de ella puede
extraerse. Ni siquiera las ampliaciones interiores pueden añadir más. Usamérica
planea la creación de un ejército iraquí contrario a Sadam Husein. Sin apenas
leer nada más, Clonista deduce que necesitan escudos humanos y una fuerza de
choque que disminuya el posible número de bajas usamericanas para hacer más
llevadero el espectáculo a una sociedad no demasiado propensa a la aventura
bélica que tiene por único fundamento la marca de Caín que el Emperador de
occidente ha impreso en la frente del dictador iraquí. En Leiza, Navarra, de
los 3.000 habitantes de la localidad, gobernada por B con mayoría absoluta, solo 50 vecinos
salieron a la calle a condenar el asesinato del guardia civil. Conmueve la
valentía del grupo, y su soledad. La política anti iraquiana de Bush se
extiende a los negocios sucios hechos con el dictador desde cualquier punto del
mundo. El primero de la lista ha sido el gobierno de Ucrania. Unos radares que
vendieron por cien millones de dólares a través de un intermediario jordano son
el motivo de la retirada de la ayuda usamericana a Ucrania. Como en las
antiguas películas de espías, los guardaespaldas del presidente Kuchma huyeron
de Ucrania con unas cintas en las que se contenía esa valiosa información, amén
de las órdenes para liquidar a un periodista antigubernamental, lo que se hizo
de un modo salvaje. Es extraño que aparezca la continuación de la contraportada
en la sección de Internacional, pero
la publicación del diario de campaña que llevó la esposa de Jospin, donde
plasma una visión crítica que pretende explicar la derrota de su marido, aún en
periodo de silencio y meditación, lo exigía, al parecer. Lo sustancial de su
relato es la carga de brigada ligera contra los medios de comunicación, pues,
para ella, “pretenden reflejar la opinión, pero en gran medida lo hacen de
manera demagógica y carente de civismo.” El juicio lo expresa a propósito de
las reiteradas descripciones de la apatía y el desinterés de los franceses por
la política, lo que contribuyó al relajamiento y a la dispersión de voto en la
izquierda, una vez que se daba por sentado que Jospin saldría sin problemas,
porque sí. ¡Qué amargo se le debe hacer a Jospin que le reclamen que vuelva,
que esté ahí, para oponerse a la política asocial del gobierno de Chirac! Con
frase lacónica y sentenciosa se defiende Jospin: “El 21 de abril yo estaba,
fuisteis vosotros los que no estabais allí.” ¡Ah, pueblo mudancero e
inconstante! El aburrimiento es la madre de todos los disparates, parece. Surge
una nueva voz en la polémica jurídica sobre los autos de GarZón y la postura
del gopnvierno. Lo sorprendente de esta aportación es que la disolución del
grupo parlamentario de B no sirva absolutamente para nada, pues “no impide ni
obstaculiza la actividad estrictamente parlamentaria de los electos de
Batasuna, puesto que es legalmente inevitable que las continúen ejerciendo
dentro del Grupo Mixto, a través del cual percibirán las subvenciones
correspondientes.” No es que se complique el asunto, pero adquiere ese tonillo
surrealista tan propio de las garZonadas y más aún de los autos del eximio
Liaño. ¡Tanto viaje controversial para ese parto de los montes! El negocio de la
seguridad privada, un auténtico y genuinamente derechista ¡sálvese quien pueda
–económicamente– de la inseguridad
ciudadana!, sigue avalado por el goppierno, quien recorta inversiones en
policías mientras contempla el florecimiento de las empresas con quienes no les
une ninguna relación, ¡y además favorecerá el empleo de inmigrantes!, pues los
empresarios del sector indican que los españoles tienen poco interés en ser
vigilantes, dadas las duras condiciones laborales de muchas de sus funciones, y
desean del gobierno que les suprima la restricción de que los candidatos a
ocupar los puestos hayan de ser españoles o comunitarios. Se accederá en breve.
¿Qué sentido tiene tanta insistencia en que Ceuta y Melilla son innegociables?
La cantinela puede acabar convirtiéndose en cantilena épica, desde luego. Más
de 40.000 alumnos se quedarán sin becas tras el endurecimiento de los
requisitos para conseguirlas que ha dictado el goppierno. O se está ya en el precipicio
y la marginación o tararí que te vi, estos dineritos me vienen muy bien para mi
deficít, sí, sí, con el acento
disparatado de quienes riman despótico con justicia. Apocalíptico, el
historiador Fernández Armesto: “Veo el futuro sin el ser humano. Sobrevivirá el
mundo, pero nosotros no estaremos allí para contarlo.” Igualmente tópica es la
constatación de que el progreso material supera con mucho la posible evolución
moral e intelectual paralela. Aun así, su historia del mundo a través de las
civilizaciones parece interesante. Ahora bien, que no tenga sentido abordarlas
con criterios morales es una afirmación harto discutible. Francesc de Carreras,
que no deja de allegar agua a su eficaz molino antinacionalista avala sus
posiciones con una encuesta de Castells y Tubella en la que se refleja que las
generaciones jóvenes son menos sensibles al nacionalismo catalán que las
generaciones educadas durante el franquismo. La explicación es sencilla: Tener
que sufrir un Movimiento Nacional gobernante es de por sí una experiencia más
que lamentable. Haber sufrido dos, como por desgracia le ha tocado a Clonista y
a tantísimos más, cae ya dentro del fatum más adverso. La realidad prensada se
hace eco de la realidad televisada cuando ésta está al servicio del poder
político. La referencia es la buena sintonía institucional acerca del Folclòrum
–quizás Folclòsrum, si no fuera porque es herencia maragalliana- entre
Generalidad, Ayuntamiento y Goppierno. Jordi Llovet reivindica la facción
castellanista de la literatura catalana, y es consciente de que agita un
fantasma que asusta a más de dos puristas. Villaronga se adentra también por el
tema estrella de esta clónica y, a lo que se ve, de los tiempos que vivimos,
sí, también peligrosamente, de once
en cuando. “La verdad y la mentira están en los ojos que miran”, dice el director.
También, sin duda, en la realidad que se construye, quienes tienen poder para
hacerlo, como él. Sí, Clonista ha llegado a la conclusión de que también él, a
su manera, está creando realidad cada día. Con poco poder de extravasamiento,
cierto, pero realidad creada, al fin y al cabo. De los Presupuestos Generales
del Estado, a los que se dedica la sección más fantasiosa de la realidad
prensada, se destacan dos cosas: los artificios para cuadrar el déficit y el
57% que subirá el sueldo de Jesús Cardenal, Fiscal General del goppierno. Queda
abierta la veda de los sarcasmos.
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