domingo, 29 de noviembre de 2015

26-9-02

     De nuevo las malas consejeras establecen el forzado horario de Clonista y a las 6’30 intenta, sabe que con más pena que gloria, no ser devorado por la devastadora sucesión de compromisos de todo tipo que le traen a mal traer. Desde la perspectiva de la suma de las acuciantes obligaciones minúsculas y mayúsculas, la perspectiva de la muerte es siempre la de una bendición, la de una recompensa. La dimisión de Pere Esteve, el tunecino, secretario general de Convergència antes de ceder el puesto a la gran esperanza que ha defraudado sin siquiera haberse puesto a prueba, abre, parece, la crisis definitiva en el nacionalismo gobernante. Sus antiguos correligionarios tachan la decisión de inmadura, es decir, convierten a Esteve poco menos que en un bebé político. Carod Rovira, el farukiano, le abre los brazos y le reserva un asiento a su diestra. La pregunta, sin embargo, sigue siendo: ¿qué hace Maragall en compañía de lobos? Hay días en que la lectura detenida de las portadas de la realidad prensada representa casi el 80% de la información sustancial que de ella puede extraerse. Ni siquiera las ampliaciones interiores pueden añadir más. Usamérica planea la creación de un ejército iraquí contrario a Sadam Husein. Sin apenas leer nada más, Clonista deduce que necesitan escudos humanos y una fuerza de choque que disminuya el posible número de bajas usamericanas para hacer más llevadero el espectáculo a una sociedad no demasiado propensa a la aventura bélica que tiene por único fundamento la marca de Caín que el Emperador de occidente ha impreso en la frente del dictador iraquí. En Leiza, Navarra, de los 3.000 habitantes de la localidad, gobernada por  B con mayoría absoluta, solo 50 vecinos salieron a la calle a condenar el asesinato del guardia civil. Conmueve la valentía del grupo, y su soledad. La política anti iraquiana de Bush se extiende a los negocios sucios hechos con el dictador desde cualquier punto del mundo. El primero de la lista ha sido el gobierno de Ucrania. Unos radares que vendieron por cien millones de dólares a través de un intermediario jordano son el motivo de la retirada de la ayuda usamericana a Ucrania. Como en las antiguas películas de espías, los guardaespaldas del presidente Kuchma huyeron de Ucrania con unas cintas en las que se contenía esa valiosa información, amén de las órdenes para liquidar a un periodista antigubernamental, lo que se hizo de un modo salvaje. Es extraño que aparezca la continuación de la contraportada en la sección de Internacional, pero la publicación del diario de campaña que llevó la esposa de Jospin, donde plasma una visión crítica que pretende explicar la derrota de su marido, aún en periodo de silencio y meditación, lo exigía, al parecer. Lo sustancial de su relato es la carga de brigada ligera contra los medios de comunicación, pues, para ella, “pretenden reflejar la opinión, pero en gran medida lo hacen de manera demagógica y carente de civismo.” El juicio lo expresa a propósito de las reiteradas descripciones de la apatía y el desinterés de los franceses por la política, lo que contribuyó al relajamiento y a la dispersión de voto en la izquierda, una vez que se daba por sentado que Jospin saldría sin problemas, porque sí. ¡Qué amargo se le debe hacer a Jospin que le reclamen que vuelva, que esté ahí, para oponerse a la política asocial del gobierno de Chirac! Con frase lacónica y sentenciosa se defiende Jospin: “El 21 de abril yo estaba, fuisteis vosotros los que no estabais allí.” ¡Ah, pueblo mudancero e inconstante! El aburrimiento es la madre de todos los disparates, parece. Surge una nueva voz en la polémica jurídica sobre los autos de GarZón y la postura del gopnvierno. Lo sorprendente de esta aportación es que la disolución del grupo parlamentario de B no sirva absolutamente para nada, pues “no impide ni obstaculiza la actividad estrictamente parlamentaria de los electos de Batasuna, puesto que es legalmente inevitable que las continúen ejerciendo dentro del Grupo Mixto, a través del cual percibirán las subvenciones correspondientes.” No es que se complique el asunto, pero adquiere ese tonillo surrealista tan propio de las garZonadas y más aún de los autos del eximio Liaño. ¡Tanto viaje controversial para ese parto de los montes! El negocio de la seguridad privada, un auténtico y genuinamente derechista ¡sálvese quien pueda –económicamente–  de la inseguridad ciudadana!, sigue avalado por el goppierno, quien recorta inversiones en policías mientras contempla el florecimiento de las empresas con quienes no les une ninguna relación, ¡y además favorecerá el empleo de inmigrantes!, pues los empresarios del sector indican que los españoles tienen poco interés en ser vigilantes, dadas las duras condiciones laborales de muchas de sus funciones, y desean del gobierno que les suprima la restricción de que los candidatos a ocupar los puestos hayan de ser españoles o comunitarios. Se accederá en breve. ¿Qué sentido tiene tanta insistencia en que Ceuta y Melilla son innegociables? La cantinela puede acabar convirtiéndose en cantilena épica, desde luego. Más de 40.000 alumnos se quedarán sin becas tras el endurecimiento de los requisitos para conseguirlas que ha dictado el goppierno. O se está ya en el precipicio y la marginación o tararí que te vi, estos dineritos me vienen muy bien para mi deficít, sí, sí, con el acento disparatado de quienes riman despótico con justicia. Apocalíptico, el historiador Fernández Armesto: “Veo el futuro sin el ser humano. Sobrevivirá el mundo, pero nosotros no estaremos allí para contarlo.” Igualmente tópica es la constatación de que el progreso material supera con mucho la posible evolución moral e intelectual paralela. Aun así, su historia del mundo a través de las civilizaciones parece interesante. Ahora bien, que no tenga sentido abordarlas con criterios morales es una afirmación harto discutible. Francesc de Carreras, que no deja de allegar agua a su eficaz molino antinacionalista avala sus posiciones con una encuesta de Castells y Tubella en la que se refleja que las generaciones jóvenes son menos sensibles al nacionalismo catalán que las generaciones educadas durante el franquismo. La explicación es sencilla: Tener que sufrir un Movimiento Nacional gobernante es de por sí una experiencia más que lamentable. Haber sufrido dos, como por desgracia le ha tocado a Clonista y a tantísimos más, cae ya dentro del fatum más adverso. La realidad prensada se hace eco de la realidad televisada cuando ésta está al servicio del poder político. La referencia es la buena sintonía institucional acerca del Folclòrum –quizás Folclòsrum, si no fuera porque es herencia maragalliana- entre Generalidad, Ayuntamiento y Goppierno. Jordi Llovet reivindica la facción castellanista de la literatura catalana, y es consciente de que agita un fantasma que asusta a más de dos puristas. Villaronga se adentra también por el tema estrella de esta clónica y, a lo que se ve, de los tiempos que vivimos, sí, también peligrosamente, de once en cuando. “La verdad y la mentira están en los ojos que miran”, dice el director. También, sin duda, en la realidad que se construye, quienes tienen poder para hacerlo, como él. Sí, Clonista ha llegado a la conclusión de que también él, a su manera, está creando realidad cada día. Con poco poder de extravasamiento, cierto, pero realidad creada, al fin y al cabo. De los Presupuestos Generales del Estado, a los que se dedica la sección más fantasiosa de la realidad prensada, se destacan dos cosas: los artificios para cuadrar el déficit y el 57% que subirá el sueldo de Jesús Cardenal, Fiscal General del goppierno. Queda abierta la veda de los sarcasmos.

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