lunes, 30 de noviembre de 2015

27-9-02

    Hay silencios culpables, desde luego, y algunas denuncias los ponen de relieve de tal modo que se imponen avasalladoramente. Nueve escritores vascos publican Otro artículo inútil para manifestar su repulsa ante la deriva antidemocrática y por supuesto autoritaria del goppierno y de sus adláteres. La ilegalización de B ha sido, para ellos, el punto de no retorno de una política que lamina la democracia en las vascongadas, lo cual viven como una auténtica “tragedia política”. Expresadas con suma corrección y tibieza todas las condenas políticamente correctas contra el terrorismo y manifestada su repugnancia nominal por la situación política de los cargos públicos del PP y del PSE, los firmantes están convencidos de que la estrategia no nacionalista consiste en lograr, vía estado de excepción, la mayoría política a cuyas puertas se quedaron en las últimas elecciones. Pero sentirse personajes de su “tragedia” ha sido lo que les ha obligado a elevar su queja inútil ante los dioses de la razón, conscientes de que, tan tópica como literariamente –es decir, redundantemente-, viven “en el filo de la navaja”. Después de haber visto ayer The Boxer, poco después de leer su trágico artículo, y atar los cabos pertinentes, a Clonista sólo se le ocurre que esos escritores vascos en ningún momento han considerado una “tragedia”, por más que les repugne la situación, el hecho de que haya un acoso nazi contra los disidentes del nacionalismo imperante y de que siga habiendo muertos, como la niña de Santa Pola. Que no existan libertades democráticas en las vascongadas, que el miedo se haya apoderado de todo el territorio, que haya una Banda política mafiosa nunca les ha parecido motivo suficiente para asociarse y escribir un artículo denunciando esa situación. ¿De qué realidad hablan “los firmantes”? En la numerada justificación de por qué están viviendo –desde la cómoda acera de quien no se siente amenazado por un tiro en la nuca, como sí les sucede, por el contrario, a Savater, por ejemplo, o a Rosa Díez, por citar dos polemistas ideológicos que a buen seguro responderán a este provocador artículo- una “tragedia”, en ninguna ocasión se expresa la más mínima piedad o desconsuelo por las víctimas constantes del fanatismo terrorista nacionalista. Que se considere un estado de excepción encubierto la aplicación de la legalidad vigente y no un estado de excepción manifiesto el hecho de que la mitad de un Parlamento haya de asistir a las reuniones del mismo con escolta, por ejemplo, le parece a Clonista más una negación de la realidad que un ejercicio de análisis de la misma. Es decir, desde visiones tan alejadas de una misma realidad siempre será imposible el entendimiento. Y la realidad que vemos no es algo dado, sino construido: vemos lo que queremos ver. Las evidencias, en algunos casos, como el presente, son auténticos ejercicios de videncia barata y afectada. Clonista lamenta, en el día del aniversario de su única tú , dejarse llevar por los demonios de la indignación. Algo tendrá que ver el haber compartido ayer el horror ante el fascismo nacionalista  que tan  cruelmente se retrata en The Boxer. Desde la puerta de entrada a la realidad impresa, sin embargo, Clonista había señalado ya el choque de realidades que lo irrealiza todo. Por un lado, la fiscalía se querella contra los exaltadores del terrorismo, por otro, Ibarretxe, levitando con no poco cinismo sobre lo real, se abstrae a la república de las ideas para promover una reforma del Estatuto de Gernika. Imposible encontrarse. Clonista siempre pensó que ETA se acabaría cuando el PNV quisiera enfrentarse a ella y a su Bentorno con la radicalidad que exigen las convicciones democráticas, que están por encima de las propias relaciones familiares, pero para ellos la familia siempre será la base ancillar de su ideología, de ahí que sean pocas las esperanzas de Clonista de que se acabe con lo que ha de considerarse un mal endémico. Habrá que esperar a la democratización del PNV, por doloroso que sea el proceso. Que un asesino nacionalista sea antes nacionalista que asesino para tantos, incluido el PNV, es el quid. El gobierno francés se ha dejado de tonterías y se ha empeñado en acabar con la delincuencia por vía policial y restringiendo derechos, siguiendo el modelo Le Pen, quien ha acabado gobernando en la sombra, que es más cómodo. Chirac, así pues, está siendo más sensible al electorado de Le Pen que al propio, una amalgama variopinta que le deja las manos libres para seguir su mediocre inclinación autoritaria. ¿Qué poder de atracción no tendrán los bárbaros, que tanto se prodigan electoralmente? Ahí está Sharon misileando a diestro y siniestro, caiga quien caiga, tan terrorista como a quienes persigue, que al fin y al cabo la identidad esencial de los contrarios es axioma con cierta edad. Xirinacs no se escapa de la querella, impulsada por las víctimas del terrorismo, no por la fiscalía, que se ha visto obligada a ello por esa presión. Al goppierno le está costando lo que ni se imaginaba el conseguir enchufar a Retuerto en el alto tribunal europeo. Frente a una realidad prensada tan llena de política, como el día de hoy, es decir, de excitación constante y erección permanente, según los dictados de la archidicha erótica del poder, que los estudiosos alerten del peligro del aumento de la obesidad entre los niños, dada la inclinación cómoda de los padres irresponsables a renunciar a la dieta tradicional mediterránea y a echar mano de bollería, refrescos y dulces, no deja de ser un soplo de realidad que, a la larga, tendrá unas adversas consecuencias presupuestarias evidentes, además de las infelicidades personales que puede provocar una enfermedad como la obesidad. Hoy es el día de Pere Esteve, sus quince minutos de gloria brillante, quien tuvo horas de notoriedad gris y oscura al servicio del cortijero. Unánimes son los elogios, y quizás ya esté pensando que algo hizo mal. Desde su antigua secta los ataques son en tromba y en trompa, como era de esperar. Esquerra le abre los brazos para sumar soberanismo. Maragall lo respeta. Pero la pregunta sigue siendo: ¿qué soberanía compartirá Maragall con Esteve a través de un futuro pacto con Esquerra? El señor Esteve se considera un “huérfano de la política”, sin referente electoral. Se acaba de sumar a la única mayoría consolidada del oasis catalán: la abstención. Pues que le vaya muy bien y a ver cuánto dura. Poco, se intuye. A toda plana se anuncia Los lunes al sol, de Fernando León, previsible Concha de plata de San Sebastián. Clonista la verá. Lo que le será difícil ver es la verdad que subyace a los engaños contables de los presupuestos del goppierno. Delegar, esa es la palabra, delegar. Y después de ella, ¡venga la propaganda! SEAT le echa un pulso-trampa a los sindicatos y amenaza con llevarse a Eslovaquia la joya de la corona, el Ibiza. En columna ilustradora se nos dice que el sueldo en Bratislava es cinco veces menos que en Martorell. ¿Se necesitan más explicaciones? Les piden cinco días más de trabajo en octubre y noviembre para asegurar pedidos en firme. Los datos son claros. La ley del mercado, más.

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