jueves, 5 de noviembre de 2015

3-9-02

     Tras el primer día de vasallaje laboral, ¡qué palidísima realidad le parece a Clonista la realidad prensada a la que se aboca cada día para extraer de ella la conciencia de existir dentro de un entramado cuya naturaleza aún sigue escapándosele! Quizás sea, como ya intuyó, la misma del tiempo, o la inverosímil de los deseos. Quizás ni tenga naturaleza. Tal vez la realidad sea solo el estrecho espacio de una palabra sin referente. Pudiera ser. Su índole circular, aburrida como la de los años futbolísticos, en los que, de temporada a temporada, nada cambia, no dice mucho a su favor; pero Clonista no ha iniciado esta aventura para defender a la realidad, ni para reivindicarla. La clónica del año 2 la busca, y a menudo la encuentra, si bien parapetada tras disfraces que, en vez de ocultarla, la desfiguran. Chirac y Blair se llenan la boca de propuestas humanitarias para ayudar a los países pobres y, sabedores de la mala mano que llevan, juegan de farol, como ocurre con la propuesta chiraquiana de la tasa mundial contra la pobreza, eco, se supone, de la famosa tasa Tobin. Al menos andan por donde se cuece el descontento y se les sacan los colores de la vergüenza a los países ricos; porque su homólogo Aznar ha preferido quedarse en el bodorrio de nuevos ricos con que ha querido obsequiar a su hija antes de desalojar el inhóspito Palacio de la Moncloa. ¿Duda alguien de que muy otros hubieran sido algunos de los invitados a la bodísima, de haberse celebrado estando el padre de la novia fuera de la Moncloa? Se sigue tensando la situación prebélica y Rusia amenaza con desmarcarse de la iniciativa usamericana, alegando que un ataque así “solo conduciría a una desestabilización  política en toda la región”, lo que significa... ¿qué diablos significa? Considerar estable una región que incluye la guerra israelí-palestina, la represión iraní y turca contra los Kurdos y el desastre libanés, entre otras guindas, parece un caso de ceguera política aguda, desde luego. A Clonista le llama la atención la ironía finísima de uno de los jueces que juzga a Milosevic: “su salud es esencial para esta sala”, le dijo, tras recomendarle que requiriera la ayuda de un abogado para aliviarle algo la tensión que puede incluso acabar con su vida, dados sus problemas cardiovasculares. Fina y cruel, desde luego, aun a pesar de su intención moralizante. José Luis Molinuevo se extiende en un enrevesado e indecantado artículo sobre la relación entre el arte, la política, la propaganda y la responsabilidad, a propósito del posible perdón que, sin embargo, y a pesar de haber cumplido ya cien años, no parece merecer la cineasta de Hitler, Leni Riefenstahl. ¿Es la persecución de la belleza suficiente excusa para disculpar la colaboración con ideologías genocidas, a las que tan hermosa propaganda se presta? Que esa estética haya sobrevivido, que aún siga formando parte de nuestra sociedad, de lo peor de nuestra sociedad, ¿exime a la cineasta de su responsabilidad intelectual por no haber denunciado un régimen de terror como el nazismo? Que aún hoy, según parece, ponga en entredicho la existencia del holocausto lo dice todo, y en esa mentira no hay ni un ápice de belleza. A su manera, tan colaborador del terror es Atutxa, antaño achuchado  por los bombistas, cuando era jefe de la policía, al dar por sentado que la ilegalización de facto de B no atañe al grupo parlamentario de B, el cual seguirá actuando con todas las bendiciones del presidente del Parlamento vascongado, por si, en algún momento, dado que el consorcio tripartito no tiene mayoría absoluta, los mocetones pudieran descuidar algún votillo de esos a los que no se pregunta de dónde vienen y que, como el dinero, ni huelen ni tintan de sangre. De Chaves suelen destacarse sus ya famosos tropiezos verbales, los “minoyes” entre otros, una afección más común de lo que parece, y bien lo sabe Clonista, que la padece, por eso le ha parecido un esmero notable la frase con que resumió la diferencia entre el PSOE y el PP a la hora de gobernarse democráticamente: “En nuestro partido todos elegimos a uno, mientras que en otros uno elige a todos.” Bien chavisto, desde luego, y ajustadito a la realidad, como bien lo sabe Lucas, no el proverbial, sino el lacayo de Aznar. El ex alcalde de Benidorm presenta un plan para luchar contra los malos tratos a las mujeres y copia, según parece, el proyecto de ley presentado por los socialistas en el Congreso. ¿Votará próximamente a favor de él o lo rechazará alegando que él tiene otro mejor? Si hay un pacto para no hacer electoralismo del terrorismo, y el PP lo ha incumplido sistemática y deliberadamente, ¿puede esperarse que las ayudas a las mujeres maltratadas escapen de ese juego diavótico? Que las guarderías públicas sólo cubran el 50% de la demanda ha sido una gravosa carga que Clonista conoce bien y por duplicado, pues a las nulas ayudas a la familia, y menos a las de hecho, se suman las inexistentes para la escolaridad. Se trata, pues, de un país, éste, que se sorprende de estar a la cola mundial de los índices de natalidad, cuando se trata de una realidad nada sorpresiva, dada la lucha ecónomicotormentosa que supone sacar la prole adelante. Rábago ha vuelto, El Roto ha devuelto a la realidad su espejo más fiel: “¿A cuántos sabios nos sale un futbolista?”, se pregunta. ¿Y a cuántos accidentes laborales nos sale lo que se gasta el gociuerno en publimascidad, tres veces más en lo último que en prevenir los primeros?, según denuncia acertadísima de Joan Saura, quien ahora sí que acierta con la política que verdaderamente tiene que ver con la realidad. Sigue el modelo Zapatero, por supuesto, pero bien está imitar aquello que acerca lo políticamente real a la realidad de la polis. ¡Por fin volvió, con la apertura del curso político, la polémica sobre la fantasmada maragalliana del Fórum 2004. La carga de profundidad la han lanzado los antropólogos, reunidos en congreso en la ciudad de Barcelona. El portavoz de la organización del congreso, Manuel Delgado, ha arremetido contra el absurdo de una convocatoria sobre cuya solvencia intelectual y científica tiene más que serias dudas. Clonista supone que el hecho de que los antropólogos como especialidad no hayan sido buscados para garantizarle al Fórum la solvencia en entredicho no tendrá nada que ver. La crítica acerba de Delgado llega al extremo de convertir sus propuestas en una suerte de contrafórum, pues frente a la operación urbaninmobiliarioturística del Ayuntamiento, pretende Delgado que los asistentes a su congreso conozcan la plaza André Malraux  o el Forat de la Vergonya, en vez del distrito 22@, por ejemplo. La crítica, a pesar de los rasgos anecdóticos que señala Clonista, es de fondo, conceptual. Como ya han quedado expresados todos los escepticismos que Clonista alberga frente a lo que le parece, en el mejor de los casos, una gran Expo folclórica, no abundará en lo que los antropólogos censuran con perspicacia: “Las culturas son realidades dinámicas, no contactan sino que son contacto e interrelación; por ello hablar de contacto de culturas no tiene sentido.” Lo escrito. El anuncio de la aparición de un nuevo disco de Paco Ibáñez siempre es una realidad placentera. En esta ocasión, el vasco canta a José Agustín Goytisolo. Clonista, que es Ibáñezadicto, musicalmente hablando, espera la aparición del CD con ansiedad. Eso sí, no se le pasa por alto la redacción –de Agencias- que amplía la noticia y da noticia de la muerte del poeta: “murió, el 19 de marzo de 1999, a los 70 años, al desplomarse desde la ventana de su casa en Barcelona.” ¡No tiene precio, ese desplomarse con cursivas de Clonista y cursilería eufemística del redactor” Lo que sucede es que en una ciudad como Barcelona, donde se desploman los balcones con una frecuencia excesiva, una redacción así resulta hasta casi ofensiva. El insulto, también ofensivo, como corresponde, es el anuncio que ha hecho el goppierno de las próximas subidas de las tarifas telefónicas. Ahí está Piqué, oscuro y maniobrero hombre rosáceo de empresa, dispuesto a reconocer la necesidad de Telefonica (sin acento, lo cual le confiere esa pueblerinidad forgiana, tan propia de la empresa como del goppierno) de volver a la senda de los beneficios, y a ello se aplica el piqador por delegación del caudillito. ¿Quién convenció a Rosa Montero de que había de convertirse en la voz de la conciencia de la democracia española? Sus indignaciones, previsibles y prelegibles, pasan de las gruesas acusaciones deshumanizadoras, los “cerdos”, a exigir, ¡nada menos!, “que se les caiga el pelo” a los “canallas” esclavistas. No está de más acusar, pero el “yo acuso” debería sacudirse la cólera que ciega y obnubila y sustituirla por la cólera apodíctica. Clonista, sin embargo, peca de atrevido, sin duda. Algo tendrán las vacas sagradas cuando lo son.

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