SEPTIEMBRE
1-9-02
Se inicia
el último cuatrimestre. O un nuevo curso académico. Es decir, comienza el enero
laboral de Clonista, el de los buenos propósitos de enmienda, el de los “¡hasta
aquí hemos llegado!”, el de los ¡borrón y cuenta nueva!, pero Clonista, uncido
a su yugo aventurero, poco nuevo puede proponerse, y menos aún realizar.
Bastante tiene con no arredrarse para no renunciar a su interminable aventura
inemocionable. Los domingos, con mucho, son los peores días. Una y mil veces ha
dicho que la realidad dominical está hecha de pausas y realidades prensadas en
conserva, de las que tanto sirven para febrero como para julio, entrevistas
incluidas, como la intrascendente de Espada a Bofill. Imposible razonar de
forma inteligente con quien solo está dispuesto a recibir el elogio que, tal y
como está el patio, prefiere autohacerse, antes de que le llegue de quienes, al
parecer, se lo niegan. Eso tiene la vanidad: siempre se echa de menos el elogio
de quien lo escatima, el que se prefiere a todos los demás, por muchos y buenos
que sean. Tras un mes usando el ordenador portátil, Clonista le ha cogido el
gusto y se ha instalado en la mesa de mármol de la cocina, un rincón en el que
puede trabajar con la tranquilidad del escudo que representa la emisora de
música clásica de RNE, auténtico valladar que, a fuer de sinceros, no siempre
impide la invasión infantil, pero la dosifica hasta el punto de no percibirla
como una molestia. Otra cosa son los aromas tentadores que, a un sometido a la
dictadura de una dieta hipocalórica, generan una tensión gustativa difícil de
sobrellevar con la tranquilidad mandibular correspondiente. A pesar de
iniciarse el curso político, la festividad dominical le confiere a este 1 de
setiembre una relajación que explica el despliegue informativo de la marea que
se avecina: la conmemoración del atentado contra las Torres Gemelas. A Clonista
le sorprende que a diez días vista se inicie semejante despliegue informativo.
Supone que les dan la razón a quienes piensan que el 11 de setiembre constituyó
el primer día del siglo veintiuno. Al rebufo de esa conmoción, Inglaterra e
Italia están dispuestos a conceder a Usamérica la inmunidad diplomática que
pide para sus fuerzas militares desplegadas por todo el mundo. Europa, pues,
sigue lejísimos de la famosa voz única en asuntos exteriores; como sigue igual
de lejos de convertirse en una auténtica superpotencia. ¡Ah, qué poder el del
amigo usamericano! En tanto que día de análisis varios, hoy le toca el turno a
la voz autorizada de la referencia prensada de Clonista, Javier Pradera. Del
empinado Sinaí opinante desciende la luz que ilumina, en esta ocasión, la
enrevesada realidad vascongada. Ahora bien, en todo el artículo no se mencionan
ni una sola vez los artículos bien fundamentados jurídicamente que Pérez Royo
le ha dedicado a la cuestión. Con esta premisa, ¿qué puede aportar esa sólita
luz? Bien poca cosa, en verdad, al margen de la complacencia acrítica con lo
actuado hasta el presente. Siempre en rincones, hasta que la acumulación de
noticias idénticas la lleva al primer plano del que no tarda en desaparecer, la
trata de esclavas sexuales ocupa espacio reservado en el mapa de la realidad.
Lo que podría llamarse el sexo alternetivo en locales infames con mujeres
esclavizadas, ¿cómo es posible que siga teniendo clientes? Cierto que buena
parte de los clientes habituales debe de ser auténtica escoria esclavista,
ciega a cualquier situación de explotación, y que a un local así no se va con
la conciencia cargada, sino con la libido empalmada, pero en esas auténticas
ergástulas modernas se consuman auténticos crímenes contra la humanidad. ¿Por
qué raZón no ha metido nunca GarZón sus jurídicas narices escarmentadoras en
ellas y se ha propuesto disolver las bandas de proxenetas que parecen campar a
sus anchas por toda la geografía española? No muy lejos andarán esas redes de
las que no dejan de inventar venenos para que los malditos que danzan y danzan
sean capaces de aguantar el ritmo frenético del cuerpo descerebrado. Muy
distinta, aun siendo parte de la misma realidad, es la juventud que se ha
manifestado en Johannesburgo para pedir la erradicación de la pobreza y la
consecución de objetivos sociales tan básicos como los resumidos por el
presidente surafricano: “trabajo, dejar las chabolas y vivir en casas, agua potable,
buena salud y educación”; objetivos que ni dando todo el siglo recién iniciado
de margen se conseguirán. Antes es posible que la parte rica de la humanidad
haya causado daños irreparables al planeta. En Cataluña, por ejemplo, la
contaminación ha crecido un 50%, según un estudio de la Asamblea de Entidades
Ecologistas de Cataluña, con datos que, tras una lectura superficial,
necesitarían ser contrastados con algunas otras fuentes. La contaminación
lingüística, por ejemplo, no deja títere con cabeza ni castell con anxaneta, a
juzgar por esas “nueve construcciones de
la gama alta” que han culminado los Castellers de Vilafranca. La cursiva
indicativa es de Clonista, por supuesto, pero pide disculpas por el desliz
pedagógico. Desaparecida, afortunadamente, la Revista de Agosto, el cuadernillo Domingo inicia la temporada política con el apasionante tema de la
sucesión del caudillito. Y entre los grandes reportajes sobre los “temas de
nuestro tiempo” destaca la crónica del declive de la iglesia católica en Iberoamérica
(America Latina para el galicista Aznárez) y el ascenso de las confesiones
protestantes. Paseando por el suplemento Negocios,
es decir, pasando las hojas, Clonista halla un titular hiriente: “La banca gana
en el río revuelto de los mercados.” Gratamente sorprendido se queda Clonista
al ver a la ministra de Asuntos Exteriores posar para la entrevista de
contraportada con una peluca dieciochesca, un gesto de mercadotecnia
política que la honra.
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