domingo, 20 de diciembre de 2015

16-10-02

     Sabina de fondo y, más lejos aún, el golpe seco de las raquetas contra las pelotas de tenis. En la mesa de la cafetería, Clonista abre esa otra realidad prensada, tan poco pulcra y tan sumariamente ordenada, y se dispone a repasar su docilidad engañosa bajo el síndrome del agotamiento. Pasan por delante de los ojos inquietos del aventurero un par de jugadores-botijo, pitillito en mano y llevando con orgullo su embarazo estéril. En la otra realidad, una nueva euforia bolsística que preludia la depresión que hará entonar trenos apocalípticos. En resumen, una ciclotimia excesiva, la verdad. Los dineros abren hoy el escaparate, o mejor dicho, la estafa de los dineros públicos hecha al alimón por empresarios, sindicatos y ayuntamientos, en un pacto que arruina la reputación de quienes han sido incapaces, los sindicatos, claro, de no meter la mano. Debe ser que la cercanía de las rapaces lleva a relativizar muchas conductas. ¡Qué franquista, el referéndum de Sadam! El toque sanguinoracial le pone una dimensión religiosoesperpéntica de un Kistch que pone vallestupendo a cualquiera. Tras las presiones hueuropeas –así como de por huevos hueros, casi- sobre los votantes irlandeses, el rechazo de los serbios a seguir las órdenes de la superioridad continental se suma al alejamiento de Ucrania, hundida en sus propias corrupciones, lo que la convierte en un caso muy distinto del de Serbia, donde el nacionalismo y la desesperanza se dan la mano fecunda de la desolación. Más dineros, porque la realidad prensada es deudora de la importancia capital del mismo en las realidades asilvestradas que se reproducen como por partenogénesis por ahí fuera. Ahora le toca al paraíso fiscal de Gibraltar, una cueva de beneficios bajo un peñón de simios. Cuando pierda su condición paradisíaca, ¿en qué quedará su independencia? ¿Y qué tiene que ver, junto al paraíso gibraltareño, que Rajoy admita que el modelo de RTVE “no está bien resuelto”?  No se acaba de entender. Será que les parece poca la manippulación, seguramente. Con la subida del precio de la vivienda y de los alquileres –debido a la riqueza que ha generado el goppierno y que a todos nos alcanza, según la doctrina casquiana, y no poco casquivana-, no es de extrañar que los propietarios se impacienten y, al primer impago, se líen la manta a la cabeza y hagan lo que un par de exaltados hicieron: echar del piso a la inquilina y arrojar por la ventana a la calle todas sus pertenencias. Fueron detenidos. Hubo justicia poética. ¿La habrá judicial? ¿Volverá esa realidad de miserables y humillados a buscar los ojos de Clonista? Cada vez más le ha ido pareciendo a éste que la identidad esencial del tiempo y la realidad constituye un axioma incontrovertible. Hoy vuelve, porque tiene trámites parlamentarios pendientes, la realidad de la concesión de impunidad ante la CPI a los usamericanos protegidos por su gobierno. Y ahí se queda solo el goppierno felpudo del caudillito, más chulo que un ocho. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la realidad: el uso del móvil robado no es delito. Se propone que lo sea. Con la cantidad de información confidencial que cabe en un móvil, ¡robar la intimidad no es delito! ¡Como si no fuera equivalente a una violación de la correspondencia! Clonista ignora cuántas veces habrá tenido que reflejar esa parte trágicamente absurda de la realidad que es la tenencia de armas caninas, pero la muerte de un infeliz a dientes de esas bestias feroces seguirá siendo la anécdota que no contradice la famosa ley por la que una noticia lo es, según los manuales tradicionales de los taumaturgos de la realidad prensada. Los transportistas han cerrado las fronteras para protestar por el exceso de siniestralidad en el sector. No es el único al que le afecta esa negligencia empresarial. En todo caso, a quienes más afecta es a quienes no tienen capacidad de negociación para imponer mejoras de seguridad en sus trabajos. La realidad es siempre una suma de visiones que, obviamente, no son armónicas. La de los vecinos del distrito 22@ no parece coincidir con la de los gestores municipales del invento. Pero siempre alguna se impone. ¿Adivínese cuáles? Ahí está la consejera privada de educación, Laura Gil, defendiendo su sucia gestión antipública con un discurso camaleónico en que defiende lo que los hechos desmienten. Y ahí sigue, claro, hasta la derrota final. Bryce Echenique se lleva el Planeta. Vila-Matas hace el elogio envenenado. Como Clonista no extiende su aventura a los adocenados suplementos dominicales, perdió la oportunidad de leer la entrevista de Arcadi Espada a Castilla del Pino. En ella, por referencias hechas hoy, con motivo de la celebración de su 80 aniversario, declaraba al parecer la diferencia de sentimientos que le produjeron dos acontecimientos de muy distinto signo: la pérdida de la cátedra de Psiquiatría de Madrid y la muerte de sus hijas. Clonista se queda con la verdad temploria: “En España, la hipocresía social que rodea a la familia es muy grande.” Clonista, con turbia historia familiar a sus espaldas, comprende perfectamente al psiquiatra altivo.

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