16-10-02
Sabina de
fondo y, más lejos aún, el golpe seco de las raquetas contra las pelotas de
tenis. En la mesa de la cafetería, Clonista abre esa otra realidad prensada,
tan poco pulcra y tan sumariamente ordenada, y se dispone a repasar su
docilidad engañosa bajo el síndrome del agotamiento. Pasan por delante de los
ojos inquietos del aventurero un par de jugadores-botijo, pitillito en mano y
llevando con orgullo su embarazo estéril. En la otra realidad, una nueva
euforia bolsística que preludia la depresión que hará entonar trenos
apocalípticos. En resumen, una ciclotimia excesiva, la verdad. Los dineros
abren hoy el escaparate, o mejor dicho, la estafa de los dineros públicos hecha
al alimón por empresarios, sindicatos y ayuntamientos, en un pacto que arruina
la reputación de quienes han sido incapaces, los sindicatos, claro, de no meter
la mano. Debe ser que la cercanía de las rapaces lleva a relativizar muchas
conductas. ¡Qué franquista, el referéndum de Sadam! El toque sanguinoracial le
pone una dimensión religiosoesperpéntica de un Kistch que pone vallestupendo a
cualquiera. Tras las presiones hueuropeas –así como de por huevos hueros, casi-
sobre los votantes irlandeses, el rechazo de los serbios a seguir las órdenes
de la superioridad continental se suma al alejamiento de Ucrania, hundida en
sus propias corrupciones, lo que la convierte en un caso muy distinto del de
Serbia, donde el nacionalismo y la desesperanza se dan la mano fecunda de la
desolación. Más dineros, porque la realidad prensada es deudora de la
importancia capital del mismo en las realidades asilvestradas que se reproducen
como por partenogénesis por ahí fuera. Ahora le toca al paraíso fiscal de
Gibraltar, una cueva de beneficios bajo un peñón de simios. Cuando pierda su
condición paradisíaca, ¿en qué quedará su independencia? ¿Y qué tiene que ver,
junto al paraíso gibraltareño, que Rajoy admita que el modelo de RTVE “no está
bien resuelto”? No se acaba de entender.
Será que les parece poca la manippulación, seguramente. Con la subida del
precio de la vivienda y de los alquileres –debido a la riqueza que ha generado
el goppierno y que a todos nos alcanza, según la doctrina casquiana, y no poco
casquivana-, no es de extrañar que los propietarios se impacienten y, al primer
impago, se líen la manta a la cabeza y hagan lo que un par de exaltados
hicieron: echar del piso a la inquilina y arrojar por la ventana a la calle
todas sus pertenencias. Fueron detenidos. Hubo justicia poética. ¿La habrá
judicial? ¿Volverá esa realidad de miserables y humillados a buscar los ojos de
Clonista? Cada vez más le ha ido pareciendo a éste que la identidad esencial
del tiempo y la realidad constituye un axioma incontrovertible. Hoy vuelve,
porque tiene trámites parlamentarios pendientes, la realidad de la concesión de
impunidad ante la CPI a los usamericanos protegidos por su gobierno. Y ahí se
queda solo el goppierno felpudo del caudillito, más chulo que un ocho. La vida
te da sorpresas, sorpresas te da la realidad: el uso del móvil robado no es
delito. Se propone que lo sea. Con la cantidad de información confidencial que
cabe en un móvil, ¡robar la intimidad no es delito! ¡Como si no fuera
equivalente a una violación de la correspondencia! Clonista ignora cuántas
veces habrá tenido que reflejar esa parte trágicamente absurda de la realidad
que es la tenencia de armas caninas, pero la muerte de un infeliz a dientes de
esas bestias feroces seguirá siendo la anécdota que no contradice la famosa ley
por la que una noticia lo es, según los manuales tradicionales de los
taumaturgos de la realidad prensada. Los transportistas han cerrado las
fronteras para protestar por el exceso de siniestralidad en el sector. No es el
único al que le afecta esa negligencia empresarial. En todo caso, a quienes más
afecta es a quienes no tienen capacidad de negociación para imponer mejoras de
seguridad en sus trabajos. La realidad es siempre una suma de visiones que,
obviamente, no son armónicas. La de los vecinos del distrito 22@ no parece
coincidir con la de los gestores municipales del invento. Pero siempre alguna
se impone. ¿Adivínese cuáles? Ahí está la consejera privada de educación, Laura
Gil, defendiendo su sucia gestión antipública con un discurso camaleónico en
que defiende lo que los hechos desmienten. Y ahí sigue, claro, hasta la derrota
final. Bryce Echenique se lleva el Planeta. Vila-Matas hace el elogio
envenenado. Como Clonista no extiende su aventura a los adocenados suplementos
dominicales, perdió la oportunidad de leer la entrevista de Arcadi Espada a
Castilla del Pino. En ella, por referencias hechas hoy, con motivo de la celebración
de su 80 aniversario, declaraba al parecer la diferencia de sentimientos que le
produjeron dos acontecimientos de muy distinto signo: la pérdida de la cátedra
de Psiquiatría de Madrid y la muerte de sus hijas. Clonista se queda con la
verdad temploria: “En España, la hipocresía social que rodea a la familia es
muy grande.” Clonista, con turbia historia familiar a sus espaldas, comprende
perfectamente al psiquiatra altivo.
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