domingo, 20 de diciembre de 2015

17-10-02
            Nada como las entretelas cibernéticas para que el tiempo se esfume como si hubiera uno recibido un virus devastador, que así ha sido, a juzgar por el tiempo perdido en rescatar memorias tan frágiles como las de ciertos archivos endemoniados. Regresar de la realidad enredada a la realidad prensada en esta clónica no deja de ser un alivio. Reconocer las ridículas manifestaciones previsibles de lo real prensado siempre ayuda a reconciliarse con uno mismo. Contemplar el ridículo bélico del goppierno sacando a pasear el esmoquin de alquiler que acabó siendo el tanque Leopard sólo es comparable al ridículo procedimiento del incombustible GarZón: acusar de algo a alguien o a algunos y después mandar a las policías a buscar las pruebas que le den la razón. En este caso, acusa a Batasuna de practicar una “limpieza étnica de baja intensidad.” Aunque su opinión política pueda tener fundamento, e incluso ser incontestable para mucha gente, como procedimiento judicial resulta la mar de insólito, desde luego, y acentúa espectacularmente la seguridad jurídica de los ciudadanos. ¡Ojito, pues, con cruzarse en el camino de GarZón! Menuda realidad de desastrosa ficción. Y sin des, qué puñetas, simplemente astrosa.  Éxtasis ha sido siempre un concepto privilegiado, hasta que acabó bautizando unas pastillas asesinas que permiten seguir una marcha constante hacia ninguna parte. Ayer el éxtasis lo alcanzaron 18.000 personas, se supone que al unísono, en el concierto de un rocoso rockero usamericano, Bruce Springsteen. Clonista, en cuya tradición el éxtasis está más asociado a Juan de la Cruz o al orgasmo, no puede dejar de sentir que también al éxtasis le ha afectado una cierta devaluación. En Usamérica, hasta los aviones militares se han sumado a los esfuerzos policiales para acabar con un terrorista no particularmente experto, a juzgar por lo rudimentario de su método. La incapacidad policial para dar con él y detenerlo prueba la facilidad y casi impunidad del terror en un estado democrático, lo cual supone uno de sus riesgos inherentes, si bien tampoco desaparecería en un estado policial o totalitario. Seis meses es lo que ha tardado en saltar por los aires el zapeo –o la inaceptada  pero hermosa canaleo- político del pueblo holandés. Las sorpresas se desmoronan, porque no tienen consistencia alguna, salvo la de aparecer al zapear como un anuncio no visto con anterioridad y las encuestas vuelven a situar las cosas en su sitio, es decir, abiertas a las futuras irrupciones de nuevas emociones basadas en el juego suicida del “Y si...” Muchos devotos Isidoros de Ysis juegan con sus votos para combatir el aburrimiento, el hastío, la indignación o, en célebre reflexión Máxima, porque “Pepita no me quiere y la culpa es de los socialistas” o algo así. El cuentagotas guineano suelta prisioneros opositores como si dosificara cemento, en vez de justicia, a juzgar por la exasperante lentitud de las excarcelaciones, aún selectivas. Curiosa manera de ver la realidad: “Varapalo jurídico al Congreso” por parte del Constitucional, quien ampara al PSOE en su reclamación de que los gestores de empresas privatizadas estaban obligados a comparecer en las comisiones de investigación. ¿Y a nadie le choca que entre aquellos denegadores figurara el PNV, dócil aliado del goppierno entonces? Las vueltas y revueltas de lo real, amigas de Escher, no dejan de sorprender a quienes se dejan el precioso tiempo de su vida prendido en la red viscosa de lo político. Ahí está el juego de retos entre primeros espadas y subalternos o entre machos que cruzan las testuces sobre si en el debate de Presupuestos ha de defender éste o el otro y ese fuera el contenido, no la crítica a la pendiente de ficción contable  por la que trinea el goppierno y contra la que trina la oposición. Hoy, 17 de octubre de 2002, sin embargo, ninguna realidad puede compararse con un descubrimiento científico de primerísima magnitud: ha sido aislada “la enzima responsable de que las cebollas hagan llorar”, la “sintasa del factor lacrimógeno”. Así pues, se espera un futuro en el que el “tiosulfinato”, responsable de su sabor y de sus propiedades nutritivas, dejará de aparecer escoltado por el dramón de la sintasa. Si ayer a Clonista ya le parecía que la responsable de educación del gociuerno mentía a sabiendas, hoy se sabe por boca de sus propios susbordinados que lo hacía y con un descaro político sólo comparable a la ironía decrépita de su jefe de partido. Por otra celdilla de la realidad cominera, porque para colmenera habría de esperarse, en realidad, una mutación de las aviesas, insidiosas y laboriosas abejas que liban y libelan el campo político, el PSOE anuncia generosas ayudas para la vivienda que inician la exhibición de su futuro programa electoral. De la derrotada casa común de la izquierda almuniesca, se ha pasado a la casa individual –y se espera que solidaria- a que tienen derecho casados y solteros. En fin.

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