jueves, 24 de diciembre de 2015

20-10-02

     De nuevo un domingo abocado a la realidad suspendida, a los rincones extensos donde anidan explicaciones que precisan de un cierto reposo para ser expuestas y no menos para ser digeridas. Entre las muchas realidades estrictamente incorregibles –y ese no sería mal subtítulo para esta clónica, La realidad incorregible, pues Clonista se ve en la imposibilidad de, más allá de cuestiones estilísticas de menor entidad, corregir nada de cuanto ha escrito, violentando, así, lo que es su inclinación artística-, se halla la manifestación en defensa de la libertad promovida en San Sebastián por ¡Basta Ya! Una verdadera demostración de la estricta división social vascongada; una verdadera muestra de la voluntad constitucional de no dejarse arrebatar la libertad. De menor importancia informativa es, con mucho, la revelación de la advertencia española a Indonesia sobre la existencia de bases de Al Qaeda en aquel país asiático. La reconstitución del grupo terrorista islámico y su regreso a la sangrienta actividad que tanta atención prensada le depara en todo el mundo, se contempla como una vieja película: El regreso de Al Qaeda, es decir, casi El regreso de Fu-Man-Chu. Y de ahí no nos movemos. Si algo enseña la realidad asociada al terrorismo y al bandidaje es que las sociedades democráticas tienen mucho que sufrir y mucho que aprender para dejar de padecerlo, si es que lo consiguen. El nuevo coche bomba que ha estallado en Moscú es algo así como el signo de los tiempos, el rostro agrio y bronco del siglo veintiuno. La batalla de Medellín –más películas, pues va implícito el recuerdo de La batalla de Argel- es prueba inequívoca de lo difícil que será, en economías subdesarrolladas, erradicar ese bandidaje teñido de tinte mafioso, guerrillero o de corrupción institucional. Como confiesa una habitante de los barrios que están siendo “reconquistados” por el ejército: “Es una maravilla vivir en paz.” Alicante y Valencia son dos ejemplos cercanos de consolidación de clanes mafiosos, ¡hasta 30! En Perú, Toledo sufrió un acoso de la oposición por su negativa a reconocer a una hija extramatrimonial. Diez años después ha llegado a un acuerdo por el cual reconoce como hija suya a quien durante todos esos años se ha negado a hacerlo: Zaraí. Ahora quiere sacar pecho y dice a los cuatro vientos que eso no ha sido una derrota, sino que ha ganado “una hija inteligente y hermosa”. Pero se ha defendido de la ganancia panza arriba, con uñas y dientes jurídicos, durante diez miserables  años. ¿Por qué la realidad ominosa de los campos de concentración franquista y sus más de 400.000 mortadores, muchos de ellos esclavos, ha de comparecer en la realidad prensada en forma de columna arrinconada? IU “exige honrar la memoria de los ‘esclavos del franquismo’”, lee Clonista. Lo desolador es que aún se haya de exigir algo así, sobre todo después de haber tenido un gobierno socialista durante doce años. “Los principios morales están por encima de la ley”, dice el obispo Ricard Maria Carles. Su moral de excepción es, en realidad, una moral de exención, sobre todo económica, como debe saber su ecónomo particular. El sociólogo Ulrich Beck proclama que pensar en los problemas desde una óptica nacional no sólo no es realista, sino que es de una irrealidad total, y no le falta razón. Lo desolador es la conclusión reaccionaria a la que llega: para que a Europa se la escuche y se la tenga en cuenta lo que necesita es un buen ejército armado hasta los dientes y con capacidad disuasoria. Clonista leyó con interés la entrevista de Espada a Castilla del Pino en la que éste afirmaba haberse sentido más golpeado por la pérdida de la cátedra de psiquiatría en Madrid que por la pérdida de su hija. Frente al primer golpe estaba indefenso; frente al segundo halló una coraza que lo protegió. Vicente Verdú, siempre atento y al quite de lo que se cuece en la sociedad encuestable, y con buen olfato para detectar los muchos porvenires agobiantes e insoslayables que se nos echan encima, enseguida ha tomado la pluma para analizar el “cambio de paradigma”, ¿o no se dice así? Es publicidad, ciertamente, pero en la realidad prensada la publicidad tiene un rango equivalente al de las noticias o los reportajes. Al pobre Mas, Artur, el espacio prensado le ha hecho una jugarreta que Clonista no quiere malpensar que sea intencionada. Su publicidad a doble -¡y carísima!- hoja dominical, deja una parte, la de las preguntas, junto a La última frontera del Islam; pero deja la segunda, donde aparece la foto del candidato, justo al lado de una página de ofertas de empleo cuyas líneas de color azul parecen enlazar con la página del candidato en una clara alusión a su futuro político y personal. En fin, cosas del diseño, el espacio y el azar, sin duda. La publicidad, al fin y al cabo, es bastante más que una realidad del montón. Tentado está Clonista de decir de ella que es, en realidad, lo real. A secas.

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