lunes, 28 de diciembre de 2015

24-10-02

     La realidad pasma. Y la realidad prensada vive de ese pasmo y, a menudo, lo aumenta o lo descoyunta. Un comando checheno, variante palestino-bomba suicida, ha secuestrado a 700 rehenes en un teatro de Moscú. La exigencia va implícita en el gentilicio, obviamente. Lo que en la realidad prensada aparece como “toma de rehenes” debería traducirse por “toma la primera plana de todos los periódicos del mundo”, que es el verdadero objetivo de la operación de agitprop, variante desesperada, muy distinta de las empleadas por Bush, por ejemplo. Espectacular es el adjetivo apropiado para lo sucedido, porque la condición de lo real es la de ser espectáculo para televidentes, radioyentes y, en mucha menor medida, para leyentes, a pesar de los diarios digitales (la web es un nudo de juegos, publicidad y pornografía, según las últimas estadísticas, que se suele decir). Los pilares del teatro y otros espacios han sido minados para volar el edificio ante cualquier intento de rescate tipo harrelson, geo o kagebé. Se acaba de superar la atonía del otoño caluroso. Hay carnaza. También la hay en la realidad que ha sido arrastrada a acompañar a la anterior: el asesino del tarot explica en una extensa carta que la policía le ha colgado el teléfono seis veces y que, obviamente, ha tenido que liquidar a cinco personas para que sepan con quién están hablando. El índice de perturbados mentales en Usamérica debe de ser tan alto que seis errores así los debe de poder tener cualquiera, supone Clonista. El hermoso juego de la verdad y la mentira, el cazador y la presa, la realidad y la ficción –aquí difícil de encajar, teniendo presente el número de víctimas- indican que posiblemente el asesino sea un aficionado a los videojuegos o a los juegos de rol, aunque también a algunas películas que deben haber acabado formando parte del olimpo mitológico de algunos perturbados, digamos Seven, por ejemplo. Otra iracundia muy distinta es la que se ha extendido entre los miembros del goppierno, quienes anuncian “represalias parlamentarias” contra la opsoesición. Ésta, a su vez, da el paso de llevar ante los tribunales a la teleppisión, acompañado de una promesa solemne para cuando llegue al poder: acabar con la televisión de partido. Que Clonista lo vea, para creerlo. El pasmo inicial que le ha dado fuerzas a Clonista para arremangarse y entrar en el lodazal de la realidad prensada se multiplica lo suyo al saber que 10 militares israelíes trabajaban como espías al servicio de Hezbolá, la guerrilla integrista libanesa, ¿por su origen beduino?, ¿por amor a la causa?, ¿por solidaridad religiosa? ¡Por droga y dinero!  No, si cuando la realidad se empeña en ser chabacana difícilmente se la disuade. O aviesa y carcunda. Sarkozy, el ministro lepeniano de Interior, eleva a rango de ley algo tan objetivo como la detención de mujeres por su “vestimenta o su actitud” si la autoridad entiende que insinúa la prestación de servicios sexuales, dentro de lo que califican como prostitución por “incitación pasiva.” No lejos de Sarkozy anda Mafiosconi, cuyas leyes antiprostitución aparecen en Sociedad, mientras que las de Sarkozy aparecen en Internacional. Acabarán formando una castísima Sociedad Internacional contra las Prostitutas Callejeras, porque contra la trata de blancas que no cesa –una expresión que Clonista ha descubierto que debe de ser políticamente incorrecta, cuando su diario de referencia ha dejado de usarla de un día para otro-, contra la explotación esclavista de tantas y tantas embaucadas, del este y del oeste, del norte y del sur, pero siempre puntos de pobreza cardinal,  ninguno  de los dos gobiernos está dispuesto a mover ni un dedo, y ni una uña contra las mafias que luego blanquean sus dineros en bancos respetables. Mientras haya en la sociedad vasallos, o lacallos, como Marià Nicolàs, en el caso de Cataluña, dispuestos a silenciar lo que el gociuerno no quiere oír, ¿qué se puede esperar? Y si esos informes desvelan algunos impresentables trapicheos contables, pues el buen Nicolàs cumple con su conciencia de votado exclusivamente por CiU. Menuda pieza el Marià ¿no? De otra condición, algo más honorable, es el empresario que, habiéndose enamorado de una esclava sexual albanesa, dejó a su familia por ella, intentó comprarla a los proxenetas que la explotaban y acabó, finalmente, enfrentado a tiros con ellos. Hoy está en la cárcel y su actual mujer albanesa  esperando un hijo suyo. El fiscal, emborrachado de compasión social, pidió inicialmente nueve años de cárcel. En la resaca acabó pidiendo cinco. Es posible que cuando se revise el caso, si se recurre la sentencia, acabe pidiendo la libre absolución. El título de la noticia, Por el amor de una mujer, desmerece danidanielmente una realidad cuyos flecos tienen unos tintes sombríos difíciles de encajar: la hermana de la albanesa redimida está en manos de su antiguo proxeneta. ¿Se seguirá la historia? La realidad prensada tiene mucho, también, de promesa incumplida. Abre ventanas por doquier pero, después del vistazo del lector, las cierra abruptamente, cuando uno ha creído entrever un movimiento sospechoso, amenazador, o la sombra actuante de un asesino. El Folclòrum va a hacer la esquina, pero no como reacción a la Sociedad Internacional francoitaliana –algo impensable en Clos, el closer del megameublé del Paralelo-, sino como homenaje a las ciudades del mundo, de las que se van a rescatar sus esquinas emblemáticas. Muy propio del Consistorio más arquitectural de todo el continente. Mientras, los intrépidos programadores del evento prosiguen sus arduas negociaciones para que se vean en la magna cita intercultural algunos guerreros de terracota de la tumba de Xian. Dicen que treinta y siete. Sí, sí, algunos de a caballo. En su modesto origen la realidad prensada se limitaban a ser un Diario de avisos. A veces esa es su mejor función o la que los lectores más agradecen. El anuncio de una retrospectiva de Lucien Freud en Caixaforum llena de tamizado alborozo a Clonista, admirador incondicional del estilo neobarroco -calificativo que vale  tanto como confesar la propia ignorancia de este Clonista- del autor, nieto de Sigmund Freud. El final del día lo llena la expresión desconcertada y desorientada de Boris Becker, juzgado por evasión de impuestos y bajo la amenaza de ingresar en prisión. La realidad prensada los creó y ella los fagocita. Y así vamos. A ninguna parte.

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