martes, 1 de diciembre de 2015

28-9-02

     Definitivamente, nos vasconguizamos. Estamos asediados, acosados, maltratados y escarnecidos por la sinrazón de quienes se empeñan en desrealizar, como toda contribución a la resolución del único conflicto vascongado: la falta de libertades y la inseguridad física de quienes no son nacionalistas. Ahora resulta que la suprema aspiración peneuvista es convertirse en Puerto Rico. ¡Pues bonitos estados unidos que ha ido a escoger, la verdad! En fin, la cosa cabalga hacia el sainete con Josemari I, el Desmembrador al frente. Tras la ficción de la evasión vascongada, asoman la oreja Ceuta y Melilla, se ve imposible el regreso de Gibraltar, a juzgar por el sine die de Palacio, que es bastante más que ir despacio, y lo de Cartagena anda gestándose. En Cataluña ya estevetarde para divorcios, se aproximan otros tiempos aún bastante indefinidos, aunque federados, eso sí. Además, el caudillito no para de alfombrarse ante Bush: ahora lobbyea para conceder a Usamérica inmunidad ante la Corte Penal Internacional. El jefe militar de Hamás se salvó por esas asociaciones de las mentes felinas que intuyen el peligro con una velocidad que el más avanzado de los ordenadores no podría nunca conseguir. Y ahora vendrá la venganza. Y seguirá la represión, y volverá la venganza... Grossman lo resume bien, al final de su análisis: “Han pasado dos años [desde que se declaró la segunda Intifada] y no hay esperanza.” Como tampoco la hay para tantísimos inmigrantes como van paterizando la península con sus esperanzas puestas en ser admitidos como esclavos. El problema no puede ser considerado español, desde luego, sino plenamente europeo, pues es la fortaleza europea lo que se quiere asaltar, y habrá de ser el Parlamento europeo quien arbitre soluciones y medidas, además de correr con la factura de tanto traslado, manutención, alojamiento y repatriación. Mejor le va a la Iglesia católica, desde luego, y más con el actual goppierno, aunque el anterior tampoco renunció a la práctica de pagar a la Iglesia, con el dinero de todos, los sueldos de sus ministros y otras menudencias líquidas a las que los ecónomos avispales le sacan un beneficio de paraíso fiscal. Bonita resolución, la del Consejo de Europa, para luchar contra los malos tratos: que las mujeres aprendan defensa personal... Hay cerebros y cerebros, y en la política se acaba desarrollando lo que no sabe Clonista si se convertirá en una mutación peligrosa para la especie... ¡Cómo es posible que no sorprendan los modos caciquiles del cortijero Pujol! Bagà protestó y se quedó sin la inversión prevista, por no calcular lo mucho que depende el desarrollo del territorio del humor del amo, que no del amor, claro está. Martín Patino regresa al cine con la película Octavia. La recepción en el Festival de San Sebastián no ha sido entusiasta, como sí lo ha sido la de Fernando León, pero Clonista tiene una deuda de amor cinematográfico con Patino, cuya Nueve cartas a Berta forma parte profundísima de la historia de su corazón. Hay realidades prensadas que parecen haber sido arrancadas extramuros de la realidad prensada y pegadas en ellas con el pegamento extraño del sudor, la angustia y la frustración: “los salarios de los nuevos contratos son un 30% inferiores a los de antiguos trabajadores.” Y a menos que irán, como van a menos tantas cosas que jibarizan nuestra existencia.

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