martes, 8 de diciembre de 2015

4-10-02

     Normalidad absoluta en el devenir de lo real: la maraña de realidades se exhibe con esa suerte de orgullo de quien se sabe inexpugnable: difícilmente alguien podría introducir un principio de orden, de jerarquía. El caos es la genuina expresión de lo democrático, por lo que se ve. Mientras Barghuti, ante un tribunal israelí, llama a la rebelión contra el invasor –como lo hubiera hecho Begin ante un tribunal británico-, los reyes del bipartidismo imperfecto se enfrentarán a Ibarretxe para que éste no “rompa las reglas de juego”. Clonista tiene la impresión de que el seguidismo practicado por el PSOE en todo lo concerniente a las vascongadas no le reportará ningún beneficio, teniendo en cuenta que la perspectiva del goppierno es exclusivamente la de la rentabilidad electoral. De hecho, en las últimas elecciones vascongadas el fracaso socialista fue haberse subordinado a la estrategia del PP hasta desfigurarse. Por el contrario, en el frente educativo, el goppierno se ha quedado solo a la hora de imponer una ley cuyas posibles bondades quedan en nada ante la realidad antisocial de su planteamiento último: han dejado que la LOGSE minara los cimientos de la educación pública y ahora ellos se limitan a completar el derribo. ¿Qué gobierno tomará la decisión de nacionalizar la red de centros concertados? O dicho de otro modo, ¿cómo Bruselas permite que negocios privados, tan rentables muchos de ellos, estén financiados íntegramente con dineros públicos? Otras dos realidades del mosaico heterogéneo completan el arranque: la vivienda ha subido en los últimos tres años el 48% y sólo un 10% de las nuevas construcciones lo son de viviendas protegidas. Luego se extrañan de que haya bajado el consumo de las familias. ¡Y cómo no, si solo trabajan para pagar la hipoteca! Por otro lado, el del mundo al revés respecto de hace solo 25 años, se recoge la pugna legal entre una embarazada de quince años que no quiere abortar y su familia que sí lo quiere y, al parecer, la ha presionado para que lo haga. De momento, sus defensores más acérrimos son la familia del padre de la criatura. Los padres de la embarazada han tenido que retractarse, ante la dimensión pública que ha acabado adquiriendo el proceso. Lo dicho, el mundo al revés. La lluvia fina de la involución caudillista va calando. ¿Cómo es posible que la Iglesia no haya salido aún en tromba episcopal a prohijar a tan eximia representante de las virtudes católicas ortodoxas? Tiempo al tiempo. En Francia los trabajadores de las empresas públicas amenazadas de privatización se manifiestan a lo grande, una vez que le han visto las orejas al lobito malo de los recortes de personal, tipo Alcatel. En Inglaterra, sin embargo, Blair abandera las privatizaciones en aras de no se sabe qué intereses, porque lo que ya se ha archidemostrado es que ni existe competencia ni hay una mejora sustancial de los servicios, antes lo contrario. La guerra por venir anda aún en fase de borradores escritos en la ONU, antes de que entren en danza los borradores aerotransportados, los de borrón y cuenta ¿nueva? La vieja ley de la evolución política de las personas, salvo honrosas excepciones, se cumple en la biografía de la mano derecha de Lula, o su cerebro en la sombra, José Dirceo, de cuya biografía el cronista no deja de señalar su carácter fílmico. Antes lo insólito o extraordinario era siempre algo “de novela”; hoy, “de película.” Es en el fondo la vieja cantinela de los tullidos expresivos: “anda que si yo te contara mi vida, menuda novela sacabas de ahí.” Bendita ignorancia. Peces Barba lo señala con toda crudeza en su Anatomía de un disparate: “cada vez resulta más difícil hacer un seguimiento y una valoración racional de las propuestas del PNV.” Debería extenderlo a otras actitudes ante el conflicto vascongado, desde luego, y entonces Clonista lo asumiría como propio. La posición de éste, con todo, es la muy incómoda de tener que volver una y otra vez sobre lo mismo, acarreando un agua podrida en los cangilones. Por fin aparece Pérez Royo, quien renunció a meterse en la espinosa cuestión de la legalidad de la negativa del Parlamento vascongado a suspender a B y arremete ahora contra el PP, “un partido que no participó y estuvo en contra del consenso constituyente y posconstituyente respecto de la estructura del Estado.” Es decir, se ha pasado de un problema político a un problema constituyente, a su juicio, y al de cualquiera, claro.  No muy lejos de esa reflexión salpica enseguida la sangre política hecha contra un funcionario de educación al que se le ha represaliado por defender el modelo educativo vasco, en el que se invierte bastante más dinero que en el del resto del Estado. El funcionario en cuestión, estudioso de reconocido prestigio sobre los sistemas educativos, sólo debe plantearse, no obstante, la forma del sistema, porque es opinión unánime que el fondo de ese sistema ha creado generaciones de alienados ideológicos. En Valencia, los centros de acogida de mujeres maltratadas están obligadas a denunciar a las inmigrantes sin regularizar que, encima, hayan sufrido las agresiones machistas. La instancia guppernamental pertinente sostiene la obligación legal de actuar así, aunque, con un cinismo insoportable, la Directora de la Mujer señaló que una medida así no busca la expulsión de las mujeres que hayan acudido a esos centros en busca de socorro. Es imposible que a la realidad, deformada sistemáticamente por el discurso político, se le vea nunca su verdadero rostro: sencillamente no existe. Ahí está el lacayo Sánchez, director del Ente, que cada día que pasa lo es más, entelequia y tEnte tieso, dispuesto a revelarnos, como un oráculo, la auténtica realidad: el público –reducido el pueblo a esa condición, manifestada usualmente en el ámbito de lo privado, donde se le priva, de paso, de la voz y el voto y el derecho a la información veraz (¡huy, esto último es un chiste con quilates, ciertamente!)- está más pendiente de la canonización de Escrivá que del debate sobre los Presupuestos. Ya se sabe, voxtve, vox Dei. El azar trágico apareció ayer en Terrassa, donde una joven recibió una puñalada a manos de un desconocido que siguió su camino tras la agresión. La joven murió poco después, no sin antes haber explicado que creyó que le habían dado un puñetazo y haber descrito a su agresor. ¿Llegará hasta él la ley? A Clonista le impresiona esa realidad dramática porque tuvo una experiencia similar, con distinto final, obviamente. Por las calles del centro comercial de Boston se cruzó con un vagabundo que dejó ir la mano hacia él como para darle precisamente un golpe. Al girarse hacia atrás para recriminarle su acción vio que en el puño del agresor brillaba la hoja de una navaja. La desgraciada joven sufrió la agresión por la espalda. Este no fue nunca un país de luces, por eso la cobran a precio de oro, los de siempre, claro.

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