5-10-02
Cumplir
con el débito clónico es inexcusable, pero también aplazable. Lo que sucede es
lo tantas veces consignado: lo que parecen recios mimbres de lo real –esa
ilusión escénica que propone lo real prensado- se reblandece hasta que lo real
se pierde, como suele decirse, como agua en cesta apenas pasado un día. Que las
comunidades socialistas se rebelen contra el déficit cero, tan lleno de
mentiras contables y de política antisocial; que la policía allane el
parlamento de Irlanda del Norte para registrar la sede del Sinn Fein, o que una
fumadora aquejada de cáncer haya logrado que un tribunal condene a Philip
Morris a pagarle 28.000 millones de dólares por haberla envenenado y engañado,
pues la empresa no dejó de insistir en la nula vinculación entre el tabaco y el
cáncer, parecen realidades de hace mucho, o de nunca: capítulos de una novela
ya leída una y otra vez. Los asesinatos en serie no son exclusivamente
usamericanos, aunque allí tienen una irrefrenable tendencia a ser más comunes
que en otras partes del mundo, Hollywood por medio, por supuesto. Bushbélic
parece dar un pasito adelante y un pasito atrás –le falta flexibilidad política
para acabar bailando la yenka- en su campaña: Los Kurdos se unen; los turcos
–que acaban de conmutar la pena de muerte a Okalan, el terrorista kurdo- se
ponen firmes y sólo admitirán un ataque a Irak con el respaldo de la ONU. En
medio de los ensordecedores arrebatos de los clarines belicistas, se descuelga
Javier Solana con una petición de que los Quince aumenten sus gastos militares.
Se debe haber percatado de que la política exterior es cuestión de saber qué
armamento respalda cada una de las afirmaciones, planes, propuestas o
negociaciones que se hagan; que las razones no por ser buenas son tan
convincentes como un buen par de amenazas. La cascada de reflexiones sobre la
situación vascongada amenaza con convertir la realidad en un marmitako insípido
e indigesto, a fuer de mal cocinado. Un título como Ante el desafío del nacionalismo vasco es tan explícito que vuelve
prelegible cuanto en él se diga, aunque siempre caben variantes como la
“firmeza” en la defensa de la legalidad, esgrimida con un ardor patriótico que Clonista
espera que sea, por lo menos, habermasiano, tratándose de un catedrático de
Teoría del Estado. El aznazalluz sería
la moneda política que circula con un descaro que ofende a la razón. En este
choque de siameses, serio peligro corren quienes se sitúen en medio, si no lo
hacen con una determinación a prueba de irracionalismos fascistoides. Patxi
López la tiene, y así se las tuvo con Mayor Oreja en la reunión del Pacto
Antiterrorista, donde quedó claro que el entreguismo de Redondo ha sido
superado. De todo lo planteado, a Clonista le ha llamado la atención desde un
primer momento la cuestión del referéndum. Ibarretxe sabe que la iniciativa de
la consulta es la victoria en la consulta, porque ya se sabe que quien pregunta
responde, como suele ocurrir en la mayoría de los casos. ¿Quién puede haber tan
ingenuo que crea que hay preguntas inocentes, neutras o no sesgadas? Lo mismo
ocurre con la gestión de los dineros públicos, la piedra de toque de la
democracia. Pecan ya de reiterados los escándalos en la administración de los
fondos del pedigüeño, a los que tan afectos son los gobernantes populares, es
decir, contra populares. Porque eso tienen las máscaras de la realidad en la
política: nada es lo que se declara. Política de inversiones supone, casi
siempre, en el caso del PP, regalar contratos generosos a amigos y familiares,
como en Orense y en Málaga. Cuatro años más de mandato popular y la revuelta
alcohófila de los jóvenes cacereños, huérfanos de baretos nocturnos, será la
única manifestación de rebeldía juvenil que se dará en este país, al margen de
las agresiones filmadas a los mendigos, claro. La necrológica política de
Pujol, hecha por Tusell, tiene el tufo de los pesebristas y el desconocimiento
de quien no ha sufrido su cortijera acción de gociuerno. No hay como hablar
bien de lo que se desconoce, o se conoce solo al nivel de la superestructura,
esa antigualla dialéctica que aún debe servir de apoyo a más de uno. El
clonista, sesgadamente, recoge una realidad que padece en sus carnes, descrita
por la Unesco y la OIT: “el deterioro de las condiciones laborales de los
docentes así como los bajos salarios, dos razones que no invitan a optar por
esta profesión.” ¡Y bastante más que podría añadirse! La tontería trapense de
Trillo y el caudillito va a tener su réplica en Montserrat, ¡faltaba más!,
donde van a desplegar una bandera catalana de 720 metros cuadrados. ¡Tan lejos,
tan cerca! ¡Tan distintos, tan iguales! ¡Tan patriotas todos ellos! ¡Qué asco!
No hay comentarios:
Publicar un comentario