7-10-02
A punto ha
estado Lula de salir elegido por mayoría absoluta. La segunda vuelta tiene toda
la pinta de ser un mero trámite, aunque supondrá, para sus detractores, una
pírrica victoria. Juan Pablo II el Papa más santero de la historia del Vaticano,
corona como tal al fundador del Opus Dei, negotium mei, en una ceremonia casi
de primera comunión a la que una ministra del que habría de ser gobierno de
España ha acudido disfrazada con mantilla y peineta, al más puro estilo Carmen
Franco bajo palio, para rendir pleitesía al nuevo santito milagrero y a su jefe
de Iglesia. La estampa en primera plana de la ministra arrodillada ante el Papa
llena de vergüenza a Clonista, y de una indignación de la que no le libra que
la ministra sea representante colegiada del goppierno. A su manera, hereda los
cabezazos marciales de su predecesor, para que quede claro que hay absoluta
continuidad en la línea de sumisactuación. Ni se sabe, al otro lado de la
página, qué historia sexoideológica tendrá el apuñalador del alcalde homosexual
de París, Delanoë, para haber confesado que odia a los políticos y a los
homosexuales. A Clonista le anonadan las cifras que se han invertido para poder
simplemente realizar las elecciones en Brasil, y desea que una cantidad similar
esté, como mínimo, a disposición del gobierno para hacer frente, con carácter
de urgencia, a unos índices de pobreza y subdesarrollo que hasta el presente no
parecen haber avergonzado a ningún dirigente de cuantos han precedido a Lula en
el poder. El atentado contra un petrolero resucita a Al Qaeda, si bien a una
escala infinitamente menor de lo que se esperaba que pudieran hacer, a juzgar
por sus bravatas. Bravatas son también las declaraciones simultáneas, israelí y
palestina, de Jerusalén como capital de sus estados, el reconocido y el por
reconocer. Piedra de escándalo, parece que haya de ser siempre Jerusalén, la
deseada. ¡Cómo no habían de tener éxito los lapidarios en los tiempos oscuros
del pensamiento y claros del fanatismo religioso! Sigue la ronda vascongada de
propósitos, despropósitos, disparates y ríos revueltos. Otegi saca pecho y hace
suya la soberanía peneuvista, servida en bandeja por el desvarío de sus rivales
fraternales. El papel de víctima y de verdugo se lo reparten peneuveros y
peperos con tal desfachatez que a Clonista le sorprende que el pueblo vasco aún
no haya caído en el juego de collares que se trae el perro nacionalista. ¿Lo
peor? Que al PSE le van a llover mordiscos de ambos lados, así que se empeñe en
mantener cierta cordura democrática. ¿No es encantador el rey Gaspar de las
componendas izquierdistas? “Se pueden gestionar las diferencias con Madrazo”,
sostiene Llamazares con esa verbosidad tecnocrática de quien se siente
encandilado por el poder, por mínimo que sea. De aquí a poco, las parejas
“gestionarán un polvo” que será un contento. Está al caer. ¡Ocho meses de
campaña electoral! ¿Se lo han pensado dos veces? ¿Harán campaña a favor de la
abstención, entonces? Nadie puede resistir un bombardeo demagógico durante
tanto tiempo sin acabar seriamente afectado. A Clonista, tan escaso siempre de
recursos, le parecerá un insulto el monto total de los gastos electorales. Si
Woody Allen se propuso cómo acabar de una vez y por todas con la cultura, ¿por
qué no podría surgir un grupo de ciudadanos hastiados que se propusiera lo
mismo con las campañas electorales vía iniciativa legislativa popular?
¡Adelante! ¡Serán legión los firmantes! La fina diplomacia aznarí se escora
hacia Argelia, a la que eleva en rango de consideración a la altura de
Marruecos. No es mala manera de resolver problemas: despreciarlos e ignorarlos.
Los pequeños e importantísimos asuntos de intendencia tienen una trascendencia
que se traduce en vidas humanas. Que la epidemia del SIDA siga avanzando porque
no se provee a los países de mayor riesgo con los condones necesarios para
luchar contra ella ¿cómo puede entenderse? La tacañería occidental es tan
miserable que, a pesar del despilfarro continuo que tanto ofende –Clonista
piensa ahora en el Folclòrum 2004, por ejemplo-, no es capaz de reunir los
escasos 300 millones de dólares que se necesitarían para comprar los 8.000
millones de condones que permitirían frenar –y no en seco, ciertamente- el
avance de la pandemia. Igual la afortunada y desafortunada fumadora a quien se
quiere compensar del cáncer con 28.000 millones de dólares pueda detraer esa
limosna de su indemnización. Por fin en la realidad prensada tienen a bien
“desprenderse” de una página –¡tan valiosa en términos de espacio!- para que la
buena pluma discursiva de Eduardo Mendoza salgo al paso, afectuoso, del
supuesto menosprecio de Poe en círculos intelectuales exquisitos denunciado por
Bozzo, con motivo del musical inspirado
en la obra y quizás la vida del atormentado escritor usamericano. Tan sumido
como suele estarlo en la corriente fétida de la actualidad, Clonista casi no ha
sabido cómo reaccionar ante la felicidad de ver representarse ante sus ojos una
realidad tan verdadera. Coincide, además, con la devoción con que lee el famoso
Diario de la guerra del cerdo, de
Bioy, tantas veces postergado injustamente. Pero eso tienen de bueno las
lagunas pendientes, siempre que se disponga de tiempo: muchísimo mayor es el
placer de desquitarse de ellas cuanto mayor es la edad, esmirriada la sabiduría
y una entelequia el gobierno. Piqué pica en profeta y anuncia la descomposición
de CiU cuando pierda el poder. ¿Hay que descubrirse? ¿Y la suerte de Piqué, a
quien tanto favorece aquí el nacionalismo central de su caudillito y su jefe de
armas? De circo. Un nuevo salto ¿también circense? y Clonista recibe con
alborozo la noticia del próximo estreno de David Cronenberg, Spider. Su afirmación de que el lenguaje
cinematográfico de los éxitos de hollywood está arruinando la libertad creativa
es tan cierto como que, ahora mismo, directores como Bergman, Fellini o
Kurosawa tendrían serios problemas para poder rodar, o estrenar. Clonista, que
vio el otro día en la televisión El
infierno del odio –Arriba y abajo en el original japonés, que es muchísimo
más apropiado al contenido de la película-, duda mucho de que la película de
Kurosawa durara en cartel más allá de los cinco días de gracia que se les
concede a los estrenos antes de pasarla a la sesión golfa o directamente prescindir de sus
servicios. Compañero de sensibilidad, sin duda, aunque de orientación estética
muy diferente, Sanchis Sinisterra anuncia una mezcla explosiva y con un sentido
comercial innegable: una pieza sobre el Opus con estética de La Codorniz. Ya
veremos. Clonista, un tanto pretenciosamente, para qué negarlo, se ha empapado
de trascendencia barateja al plantearse una investigación sobre la realidad a
través de su clónica que, además de quedar casi en nada, de ser bien poca cosa,
no admite el contraste, o la falsación, con la verdad de las cosas, porque, ¿en
qué realidad cabe que en ella no quepa el debut de Ronaldo en la Liga con el
Real Madrid? Pues eso. Y hoy que no hay
maniozozobras bursátiles, pues menos aún.
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