2-1-02
¡Buen
baño de realidad ha sido el trasiego de monedas, cambiando el contenido de
todos los monederos de la casa, míseros ahorros incluidos! Como atrasar o
adelantar la hora, vayan pesetas y vengan euros. Los billetes de papel
impecables como si fueran de un juego de mesa, el Palé, por ejemplo. Un tacto
confortador y la sensación de estar tocando la realidad en su acepción más
profunda, esto es, la más común. Todo han sido risas y alegrías a través de
Europa. Incluso los griegos han enterrado los más de dos mil años de la Dracma
sin duelo alguno. Coronados de euros aparecían sonrientes los ciudadanos en
vivaracha estampa de Año Nuevo. Aunque detrás de esas sonrisas adivina la morigerada malicia del Clonista
esclavitudes de las que en modo alguno les manumitirá una moneda, por muchas
puertas que tenga dibujadas en sus billetes polícromos. ¿En qué realidad les
debe parecer a los argentinos que habitan los europeos? Los calores estivales y
la desesperación por la ineptitud y el caciquismo que les gobierna, ¡qué
contraste con los fríos rigurosos y la alegría del recibimiento al euro
triunfante! Al mismo tiempo, mientras los ciudadanos se alarmaban o disfrutaban
por y de la novedad monetaria, han madrugado los cacos de toda la vida para
cosechar su primer botín en euros, ante la boba estupefacción de quienes aún
andaban bendiciendo la bondad universal en la despedida del Año Viejo. La
fiebre insistente que ha padecido el Clonista durante todo el día, sin embargo,
ha sido capaz de convertir la realidad en una dimensión fantástica: ni las
euromonedas y eurobilletes instalándose con una solvencia y un poderío
indiscutible en todos los monederos de la familia han sido capaces de
convencerle de que no viajaba en una burbuja desde la que todo parecía un juego
banal y entretenido, absolutamente intrascendente. En esa atmósfera de incierta
levitación, Max Ophuls ha convertido su Carta
a una desconocida en un cuento cuya historia seguía con el único ojo que, a
lo largo del día, le ha parecido que veía la auténtica realidad. Es habitual
que tras la lectura del diario todo le parezca un rompecabezas grotesco, un
carnaval trágico; pero hoy, desde la severidad de la fiebre, la suma de
noticias apenas si tenía mayor realidad que la distancia desde la que ha vivido
el día, flotando en la nube ardiente, despegado de todos y de todo, pura
presencia de animal atacado de flemas y flujos. Por todo ello, la olla de
grillos de los gobiernos central y vascongado, las carencias lamentables de sus
ineptos electos, no pueden contemplarse sobre la preeminencia del espacio
estelar del diario sino como una suerte de simulacro de realidad. Le llegan sus
disputas, sus amenazas y sus descalificaciones como lucha de currutacos y
pisaverdes en el corral predemocrático. ¿Tan mediocre realidad -el quehacer de
opereta frente al opus nigrum terrorista- ha de ser por la fuerza de los
titulares la propia del Clonista? Perplejidad.