sábado, 25 de abril de 2015


26-2-02

     Con dos días de retraso, la realidad reflejada en los diarios tiene ese sí sé qué de mojama más propia de los libros de Historia, y cuesta un trabajo inmenso aceptar que el ayer, por inmediato que sea, tenga una carga sustantiva que condicione el hoy, es decir, el mañana, 27, en el que no tardará mucho en entrar Clonista. La alteración climatológica afecta al cuerpo hasta el punto de sentirse éste extraño e incómodo: la primavera en febrero no se aviene con las expectativas térmicas del cuerpo, de ahí el cansancio y la abulia que lo señorea hasta reducirlo a puro escombro de irrealizables aspiraciones. Con la realidad pasa otro tanto: suele frustrar a menudo las expectativas que nos hacemos respecto a ella, ¡si es que nos hacemos alguna! Lo propio es vivir ajenos a que exista tal cosa a la que llamamos realidad, por más que siempre andemos a vueltas con que si tal o cual cosa es real, se ajusta a la realidad, desmerece de lo real o, simplemente, es inverosímil. Lo de la inverosimilitud presupone que la realidad es, per se, verdadera, algo en lo que Clonista renuncia a entrar, aunque hasta el más ingenuo, torpe o lego en la materia sabe que verdad y realidad son términos heterogéneos. Por ejemplo: a imitación -o por envidia- del plan pentagónico sobre las informaciones falsas, el goppierno ha corrido como real un bulo: que Felipe González se ha entrevistado con el Primer Ministro marroquí y con el rey de aquel país. Mañana sabrá Clonista  que tanto el primero como el segundo han desmentido la información e incluso han ofrecido pruebas que demuestran su falsedad, la de la información. Es decir, quien más quien menos está dispuesto a modificar la realidad para que ésta se ajuste a sus deseos, sean electorales, mafiosos, amorosos, económicos o lo que sea. Casi podríamos asegurar que se ha convertido en el deporte de moda, este de falsificar la realidad. Para colmo, mañana leerá, en el tren, un capítulo del libro de Manguel en el que habla de la traducción -traduttore traditore- y señala precisamente el riesgo de la falsificación que lleva aparejada. Observando, además, la síntesis periódica de la realidad, parece que muchos de sus fragmentos hayan tenido la decidida voluntad de ser para figurar, un esfuerzo que se sitúa en la órbita pentagónica de la que tanto se ha hablado en esta clónica. El PP acusa de desleal al PSOE respecto del pacto antiterrorista, y lo hace justo cuando uno de los miembros de este último partido ha sufrido un brutal atentado de ETA. Parte del poder político -si acaso no lo es todo- consiste en ser capaces de construir la realidad, de definir lo real, de ahí la importancia de un desliz como el de Bush, señalado días atrás. De otro lado están las imágenes congeladas, a través de las cuales ha de juzgar también el lector, aunque se trata de un doble juicio, pues el primero es el del propio fotógrafo. En la realidad de hoy destaca, por su propio peso, la candidata del PRI, Beatriz Paredes, tan voluminosa como hermosa y aseadita, al menos las manos, y no quiere señalar a nadie. ¿Qué parte de la realidad formará la siniestra imaginación que se le ha disparado a Clonista a partir del anuncio que se sitúa a los pies de la desautorización mediante la que Bush parece haber parado la guerra desinformativa del Pentágono? “Compramos edificios con inquilinos”, reza el anuncio. Y su imaginación calenturienta -acorde con la primavera a destiempo- ha visto enseguida los sibilinos, a la par que despiadados, métodos con los que la empresa se deshace de ellos para hacer su negocio. Junto a esa imaginería del horror, un círculo catalán del artista Richard Long, pieza de artecamelo monumental donde las haya, le deja de piedra: como le deja sordo el concierto de aspiradoras o estupefacto la playa de hielo en la Puerta de Alcalá. Con todo, desde la Agenda hasta los ecos de sociedad, resulta agotadora la cantidad de fragmentos de realidad con una vida cuya importancia sólo la pereza le impide a Clonista evaluar. Se dice siempre, a sí mismo, que es injusto, que su visión de la realidad es siempre una deformación inconsciente, sin fiabilidad ninguna. Y promete enmienda, pero anda flojo de remos y con sueño atrasado. Tal vez mañana, que es el hoy desde el que escribe, con un agotamiento preprimaveral que parece la más pura de las astenias. Hasta hoy, pues.

jueves, 23 de abril de 2015

25-2-02

     Los lunes son esos días de la realidad en que ésta se desdibuja, se vuelve nebulosa y tedio, fastidio y ceguera. Al menos esa es la fama. Pero también es el día en que la realidad vuelve a su formato habitual, en el que cada noticia se ordena jerárquicamente y espera la confirmación de su rango por parte del perezoso o apresurado lector, que de todo hay. Dispuesto el periódico sobre la mesa de trabajo, produce vértigo asomarse a él estando de pie, mucho más que si nos sentamos, lo abrimos con las manos y nos sumergimos en esa muralla que nos aísla de los demás y nos vincula al gesto más escandaloso, estridente y estentóreo de la realidad más cercenada posible. Leer el diario de pie es una aventura peligrosa. Clonista no sabe si está asomado a un pozo tenebroso, un espejo encantado -pero nada encantador-, o una falsa ventana de escenario. Sea como fuere, lo evidente es el cansancio que produce rencontrarse con tensiones, propuestas, conflictos, anuncios, avisos, desesperaciones y fingimientos que son el pan nuestro de cada día. También cabe la novedad, ¡y si es exclusiva es ya el acabóse del triunfo profesional! Con todo, ¿quién soportaría todo un periódico abarrotado de novedades? La familiaridad del relato es consustancial a la estructura del diario. Supongo que un análisis diacrónico y cuantitativo nos arrojaría un resultado por secciones en el que determinados tipos de noticias se repetirían sistemáticamente; como si empresa y público tuvieran el compromiso tácito de que el diario se ajustara a un sistema de cuotas predeterminado. ¡Una realidad distribuida en cuotas de aparición, de consistencia, incluso de esencia! Tanto de guerras, tanto de motines, tanto de parlamentos, tanto de armamento, tanto de crisis bi o multilaterales, tanto de golpes de estado, tanto de ETA, tanto de nacionalismos, tanto de problemas internos en los partidos, tanto de inmigración, etc. Desde esta perspectiva, ¿cómo no sentir ese cansancio informativo que nos lleva a pasar las hojas de algunas secciones con la insensibilidad de quien ya ni casi saluda a sus compañeros de trabajo después de 25 años en la empresa? Pues eso. Oro dopado es el gran titular de la jornada, en consonancia con la demanda social de información deportiva, a la que se le da satisfacción en las muchas páginas a medio camino entre el deporte y la medicina donde se explica el dopaje del alemán adoptado por España. ¿Seguirá el Rey manteniendo la audiencia concedida, a pesar del dopaje? En menor medida -el tipo de letra ordena y manda-, el estrés que la muerte ajena ha provocado en alcaldes de Batasuna, hartos de la ingratitud de quienes no se dejan salvar por el fuego purificador de la violencia nacionalfascista… Que la facturación de las empresas de seguridad haya crecido un 45% indica lo caro que les saldrá el ángel de la guarda a quienes puedan pagárselo, una vez que el estado del PP haya considerado que la seguridad personal es para quien se la paga, y que no existe tal cosa como un derecho a vivir seguro en una sociedad como la nuestra. Entre eso y la floración de votantes en el extranjero, la administración del PP va tomando unos aires restauradores que, de aquí a poco, no le extrañaría a Clonista que volvieran las cesantías.

miércoles, 22 de abril de 2015

24-2-02

     La realidad es algo que damos por supuesto cuando, en realidad, es un lugar vacío. Hasta para aforismos da de sí una clónica como ésta, tan llena de arbitrariedades y quién sabe de qué más. De momento, un domingo relajado, con media maratón en el cuerpo y una celebración familiar, no predispone en modo alguno para elucubraciones realistas ni surrealistas ni irrealistas ni hiperrealistas; no predispone sino para la vida ociosa y muelle, para la huida de cualquier esfuerzo mental y físico. Llenar la realidad es la obsesión de la prensa, y un domingo sale un poco a flote la visión periférica de los acontecimientos, amén de las crónicas y reportajes a los que la actualidad más “palpitante” -que suelen decir, tan amigos ellos de las alteraciones cardíacas- desplaza con malas maneras y el  mucho estruendo del bombo y platillo de sus ultimísimas horas, aguerridos -y a menudo trivializadores- corresponsales incluidos. ¿Sabían los jóvenes vascos que hoy serían portada de los diarios con su manifestación? Lo sabían. Es de agradecer, en consecuencia, que hasta los cachorros del PNV hayan suscrito el lema que les gritaban a los terroristas: “No hay más patria que la humanidad”. Coincide con la línea del himno andaluz que dice algo así como “por Andalucía, por España y por la humanidad.” Suena hermosa, la palabra humanidad, en boca de los jóvenes, y llena de una realidad tan ahíta de esperanza como de ingenuidad. A su lado el dominio que ejerce Berlussolini sobre la información televisiva en Italia representa la otra cara de la realidad de la polis: el más rancio de los abusos. Al lado del magnate-mangante italiano, la intención pentagónica resulta un bobalicón juego de niños. ¡Anda que no se estarán mordiendo las uñas de envidia: poder controlar toda la información de un país! En otro continente, la foto del guerrillero Savimbi, sin el halo mítico de la de Guevara, intenta recordarla, en uno de esos plagios burdos que se cuelan en la realidad como patochada y farsa risible, que ni por asomo risueña. Los domingos la vista pasa por los marcos de la realidad sin apenas detenerse en los dibujos desmayados y vagos de una actualidad inexistente, diríase, a juzgar por el contenido de las telas porosas. Y Clonista agradece que la realidad se vuelva muda o se quede a oscuras. Algún relámpago, no obstante, ilumina la noche tenebrosa de la ausencia de sucesos, como la referencia al divertido Fórum de las Culturas, un nombre que lleva implícito el evidente sinsentido de la torpeza política de Maragall al proponerlo en sustitución de la imposible Exposición Universal, algo más en consonancia con la historia de la ciudad. Y el día se acaba con el simpático Jodorowsky y su decálogo de recetas para ser feliz. Dos destacamos: “Escucha más a tu intuición que a tu razón. Las palabras forjan la realidad pero no lo son” y “Busca todos los días en el diario una noticia positiva. Es difícil encontrarla. Pero, en medio de los acontecimientos nefastos, siempre, de manera casi imperceptible, hay una.” En eso estamos. Descreyendo de las palabras prensadas y, como ese lema de los jóvenes vascos, atentos a la bondad. Una noticia luctuosa -que se dice en el lenguaje prensado-, la muerte de Chuck Jones, el creador de Bugs Bunny, el Pato Lucas o Correcaminos, entre otros, no acaba de sembrar la tristeza en Clonista, sino todo lo contrario, la ve como una muerte más del zorro en su lucha infructuosa contra Correcaminos y se le llena la boca de las muchísimas risas que le han alegrado buena parte de su existencia. Si Jones le hizo reír hasta las lágrimas, lo propio sería ahora llorar hasta la risa. Lo que ocurre, sin embargo, es que el anonimato del creador frente al caudal de vida de sus dibujos lo vuelve excesivamente ajeno a los sentimientos humanos comunes.

martes, 21 de abril de 2015

23-2-02

     El descrédito de la realidad se manifiesta, entre otras muchas cosas, en la grosera manipulación política que intenta desfigurarla del modo  más artero y descarado. He ahí lo que el clonista apuntaba ayer: el famoso IPC para cuya medición se han incluido, por primera vez, las rebajas, además de ampliar la encuesta a poblaciones con menor número de habitantes, entre otras medidas que corrigen el sistema actual. El resultado es la satisfacción del gobierno, su cacareo orgulloso que hace caso omiso del fraude en que se sustenta. Ayer el día se cerraba, casi, con la mirada atenta de quien podría ser un clonista ejemplar, Vicente Verdú, quien recogía el concepto de las lovemarks. Hoy podemos acercarnos a la realidad desde la última página, en la que su columna, un grito hijo del fastidio y el tedio, émulo del de Moretti en la Italia de Berluscaponi, dice las cosas tan claras como, modestamente, las señaló Clonista días atrás al comentar la paradoja de la predilección individual por Zapatero y colectiva por el PP en los sermómetros. Y a fe que a la realidad puede uno acercarse también por detrás, porque ¡en cuántas vidas esa realidad no se reduce a la apasionada relación con la programación televisiva! En ese detrás nada vergonzoso estaba Verdú aireando su insatisfacción, irradiando su ira por la atonía, por el monocordismo pactil que vuelve la democracia no aburrida, sino aberrante. Quítale la sangre a los toros y veamos qué queda del negocio. Quitémosle su puntito de acritud inteligente a la política y se nos viene la callada demagogia autoritaria al galope. Nos guste o no, la realidad se ordena jerárquicamente y los criterios de esa ordenación no están en nuestras manos. Como mucho, podemos rebelarnos contra los factismos -¿versión siglo XXI de los fascismos?- y nadar a contra corriente en el río revuelto de las imposiciones, apelar a la subversión de los actos y llenar el primer plano de la actualidad de todo aquello que nosotros queramos. Al fin y al cabo, las estadísticas son un arma de doble dirección. Los temas que más preocupan a los españoles son aquellos de los que más oyen hablar por la radio y la televisión o leen en los diarios; pero a veces también la carne de estadística que somos los de abajo imponemos alguna que otra preocupación. De eso se trata, pues. Y las conversaciones de vecinos, de trabajo, de café, de peluquería, de ascensor, de sala de espera, de transporte público son herramientas nada desdeñables. Entre el conato de pacto vascongado ajuriaenense y la “salida” de la Feria de Abril del marco del “bizarro” Fórum de las culturas es evidente que hay una distancia enorme, por lo que al interés que ambos sucesos, uno presente y uno futuro pueden despertar. Ahora bien, que el futuro yerno de Aznar -y hoy va, en el pasado, la cosa de futuros; como ese juego que tanto les gusta a los periordenistas: “mañana será noticia...”- deje la política de quinta fila para irse a un banco a buscarse un buen forro y mantener a su futura señora con el decoro que exige la condición del padre de la novia, que eso sea siquiera noticia de la realidad, y que no quede en la vergonzosa esfera íntima de quien ha sabido tirar de influencias, resulta más que esclarecedor sobre el grado de incompetencia social de los medios de comunicación y su querencia al amarillo. Ha muerto un viejo guerrillero, Jonas Savimbi, “señor” de media Angola. Lo dramático, con todo, es el resumen que, colocado al final de la crónica, corre el serio riesgo de no ser jamás leído: el 82% de la población sobrevive por debajo del índice de pobreza; seis millones (sobre 12) de angoleños duermen a la intemperie; un 37% tiene acceso a agua potable; sólo un 16% tiene un mínimo servicio de saneamiento; la desnutrición afecta al 80% de los niños y la esperanza de vida se ha reducido a los 46 años. El titular es la muerte del guerrillero, claro. También es un capítulo del libro de Manguel la muerte de otro: el che Guevara. Resulta curioso que, pasados algunos días de haber clonicado alguna noticia, los ideólogos editorialistas de la emprensa coincidan con esta clónica y destaquen la importancia del hecho, en este caso la emisión pentagónica de realidades falsas. ¡Cómo le cuesta a la realidad que lo obvio se convierta en evidente! Paso a paso en las vascongadas se va volviendo a la situación que había años atrás, ¡y ello se ve como un paso adelante! ¡Menuda yenka dramática que nos quieren bailar los voceros amplificados de los partidos! Penoso. De las  realidades del día ninguna tiene una dimensión tan sangrante como la que recoge el titular objetivísimo: España es el país de la UE que menos ayuda a la familia. Y aún hay mentes preclaras que se preguntan cómo es posible que haya bajado tantísimo la tasa de natalidad en este país. Clonista, que está inmerso en la vorágine de la crianza de dos cachorros, sabe de lo que habla cuando dice que la tal es una empresa sobrehumana, si hecha a conciencia y con ánimo de engendrar personas. Y siguen las estadísticas. Los barceloneses ya no creen que la inmigración sea el primer problema de la ciudad; ahora consideran que es el tráfico; mañana será aquello que les dicten los medios de comunicación. Resulta llamativa la tentación de dar publicidad a las obras que desmitifican a personas que han destacado en el mundo del arte. En este caso le toca a Salinger, cuya hija ha publicado una biografía del padre nada grata. Pero que entre el autor y la obra hay un abismo sobre el que a menudo conviene no tender ningún puente cae tan por su propio peso que están de más las fingidas sorpresas. Su obra autobiográfica, El guardián entre el centeno, ya le retrata tan repulsivo como resulta ser “en realidad”. Y adiós.

lunes, 20 de abril de 2015


22-2-02

     Ayer ya nos avisaban de que hoy a las 20' 02 h se producía el gran capicúa esotérico del que cabía esperar, a gusto del consumidor, cualquier cosa: parabienes o sobremales. En el caso particular de Clonista, una atenta doctora le informaba de la posibilidad de haber sufrido o estar sufriendo una ligera hepatitis, en principio no relacionada con sus escasas reservas de ferritina. ¡Mire Vd. que dar en maratoniano a los cincuenta! Por lo demás, y dejando de lado la negra perspectiva desalentadora que supone oír noticias inquietantes sobre la maquinaria corporal, la realidad de un viernes, horita y media  de natación, sauna e hidromasaje incluidos, tiene una dimensión levemente distinta de la de cualquier otro día de la semana. Cierta bonhomía se instala en el córtex y se está dispuesto a admitir que las retorcidas maquinaciones de los consejos de redacción para cortar un vestido ajustado a las expectativas de los lectores es, por mera rutina, lo más parecido que hay a la realidad. Un mosaico que a Clonista le agradaría algún día ver hecho mural, para tener una percepción simultánea de la totalidad. Leyendo a Manguel, concretamente el capítulo dedicado a Borges, descubre Clonista que un diario es, a su modo discreto, un aleph. “Sentí vértigo y lloré” se dice en el cuento. Lo mismo podría decir Clonista, si no fuera porque los trampantojos le han escarmentado y endurecido. Que se comulgue con la realidad tal y como ésta sale de la prensa churrera es una petición descabellada, descerebrada, que solo cabe en la mentalidad más ingenua. Ahí está el Pentágono para demostrarlo. Y ahí está lo que ha oído hoy Clonista y mañana leerá: se ha reajustado la evaluación del IPC y ¡ale hop!, por arte de birlibirloque, contables gubernamentales, de la misma escuela que los de Enron et alii, han conseguido que una realidad evidente, la subida generalizada de precios, se haya desvanecido hasta casi desaparecer. No son cosas de la realidad, que la pobre con ser tantas cosas no es nada, salvo lo que unos y otros nos empeñamos en poner en ella para vestirla, disfrazarla o, en el peor de los casos, desfigurarla. Hoy no es el día apropiado, tan lleno de relajación fin de semana, para aventurarse en la “epopeya bastante grande” de trasladar la realidad íntegra de un día a esta clónica. Eso tienen las clónicas que persiguen un imposible: el comentario excedería con creces el propio texto, y a su vez necesitaría una apostilla ulterior para incluir la circunstancia personal de Clonista y las implicaciones consiguientes. La realidad tras de la que va Clonista es una y no solo la imagen esquemática de ella que ofrece la prensa, pero, al cabo, esa unidad se le aparece de una dimensión tal que se vuelve inaprehensible y, por supuesto, inextricable, indescifrable e ininteligible. Ahí queda eso, que debe ser tanto como no decir nada, es decir, el resumen de una tertulia radiofónica, lugar de lugares comunes donde los haya. Y aquí permanece una portada con un psiquiatra comprado por un narcotraficante; un malentendido  consolidado en Colombia a fuerza de tiros y muertos; la propuesta de Sharon de crear muros de la vergüenza o guetos; un destejer antiterrorista al que no tardará en suceder un tejer terrorista, porque la ideología del pa güevos, los míos tiene esas cosas, que la vuelven eterna, como pasa con algunas discusiones sobre galgos y podencos; un enfrentamiento entre policías nacionales y policías municipales, que habrá hecho las delicias saineteras de los cacos que se hayan dado el gustazo de contemplar la reyerta; la muerte por degollación de un intrépido reporter americano en Pakistán; la incompetencia en asuntos exteriores del pentagonarca Bush; el acólito fiscal general del estado -todo con las minúsculas de su condición  alfombraria y esterillante- a quien no le ha quedado más remedio - y menos aún tras haber sido humillado por sus subordinados para dar audiencia al represaliado fiscal que vio pruebas convincentes para procesar al reverenciante ministro Piqué-  que dar la luz verde al procesamiento de otro ministro, Matas, quien quiso jugar con ventaja fraudulenta en un proceso electoral; los socialistas mediterráneos se quejan del centralismo inversor del PP; y en las hojas dedicadas a las críticas de cine un anuncio aséptico de la recreación que hace Russell Crowe de la enrevesada existencia del Nobel John Nash. Leída la crítica correspondiente, porque cada uno se orienta en la realidad prensada a su modo, el ínclito, paradigmático y pontifical A.F-S despelleja el tostón y lo reduce en un sofrito crítico a la mínima expresión: efectismo mediocre y pretencioso. Lo bueno de las críticas es que ya sean buenas o malas raras veces disuaden de ir a ver una película, y a veces, cuanto peores son, más incitan a verla para tener argumentos propios y compartirlos o no, a posteriori, con los críticos. Habiendo leído el reportaje sobre el Nobel, no obstante, a Clonista le cuesta mucho creer que la tosquedad de Crowe sea capaz de expresar siquiera una milésima parte de los conflictos que asediaron al matemático y le cambiaron la vida; cuesta mucho, insiste. Los medios de comunicación a las masas se han incluido en la realidad con carácter espectacular, de modo que incluso ya ha aparecido una sección que hubiese sido inimaginable menos de cincuenta años antes: comunicación. Ahí se entera Clonista del pesar y la vergüenza -anulada por la decisión de hacerlo público- con que el New York Times ha reconocido que había publicado un reportaje falso sobre la esclavitud de menores en África. La fuerza social de las empresas comunicadoras es ya de tal magnitud que pronto de la realidad tal como creíamos que era no quedará ni la sombra. Si los estados se parecen cada vez más a gigantescos parques temáticos -y ahí está el inverosímil Fórum de las culturas 2004 para demostrarlo-, las empresas de comunicación acabarán “dictando” la realidad, tal y como lo vio El Roto en su inspiradísimo dibujo-opinión ya comentado días atrás. ¡A punto ha estado de escribir Clonista meses atrás! En esa misma sección, Vicente Verdú, siempre tan atento a los ultimísimos movimientos sociales y a los análisis de los mismos, define las lovemarks, las marcas comerciales que crean apego y que intentan seducir al cliente, no convencerlo. Los diarios, a su manera -que es una manera editorial y de nómina de colaboradores- también operan con estrategia de lovemark. Entre las migajas de realidad, porque lo que sucede se ordena jerárquicamente, nos guste o no, Clonista se fija en muchas de ellas, muy a menudo sin saber por qué, como, a guisa de ejemplo, el relevo de Josep Millàs, presidente de Òmnium Cultural, de 72 años, por un candidato renovador, Jordi Porta, de 66. Sin comentarios. Un cronista, que no clonista, Jacinto Antón, le daba relieve al contraste conformador de la realidad: Barça-Roma -encuentro futbolístico televisado-: millones de personas; charla sobre los Apaches: 21 personas. Sin embargo, conviven ambas y es preciso que sea así. Y quizás mejor que sea así. ¿Cuál puede ser el destino de una clónica como ésta, sino la lectura íntima de una minoría dispuesta a empuñar el flagelo o las tijeras? Clonista considera que ha de insistir en lo de la división jerárquica de la realidad.

domingo, 19 de abril de 2015

21-2-02

     Le aguarda a Clonista En el bosque del espejo, de Manguel, y su sola presencia sobre la mesa del estudio, aun cerrado, le sugiere una realidad mucho más atractiva que la deforestación salvaje que nutre de materia prima la realidad prensada. Hay días y días. Hay perezas y perezas. No es infrecuente sentirse abrumado por la realidad, e incluso superado por ella. Las pequeñas cosas cotidianas tienen a veces un peso específico que es capaz de aplastar bajo él a cualquier Hércules que presuma de poder con todo. Ni se ve ni se aprecia la heroicidad de sobrellevar el pesado fardo de la cotidianidad. Lo usual es vivir anestesiado, pero de vez en cuando nos llega un destello iluminador que nos revela la insensatez de la existencia junto al júbilo de poseerla y ser capaces de vivirla con cierta ilusión, y hasta con alegría. Algo parecido sostiene Clément Rosset, y lo hace, curiosamente, a propósito de un pensador como Cioran, que no es, para qué nos vamos a engañar, la alegría de la huerta. Vivimos en puro desconcierto. Pero no es menos cierto que todo contribuye a crearnos esa sensación de mundo imaginario, fantástico, en el que habitamos como si fuéramos invitados de fin de semana en una mansión con servicio, aunque temamos que bien podríamos acabar fregando los platos o pasando el aspirador cuando los Duques se harten de jugar con nosotros y nos bajen de nuestro particular Clavileño. Esa mezcla de sensaciones, de libertad, de sumisión, de temor, de júbilo, de hastío, de emoción, de estupor o de confianza son reflejo directo de la lectura forzosamente caleidoscópica que hacemos del diario. ¿Por qué gran parte del interés de la prensa se centra en los siniestros, en las catástrofes? Los casi 400 muertos calcinados en un tren egipcio que iba abarrotado, y la palabra apenas refleja el inverosímil amontonamiento de personas que viajaban en él, son un buen ejemplo. Forma parte de la realidad de todos la consideración compasiva de la desgracia ajena: hace aflorar los mejores instintos de la especie, renueva el pacto de la especie para la supervivencia en el planeta y sirve de vehículo de la solidaridad. A la sombra del atentado contra el joven socialista vasco, los gobiernos autonómico y central llegan a un acuerdo tras haber tensado la cuerda del desencuentro para alimentar unos enfrentamientos que, a su manera, usan como lejana justificación los asesinos. Claro que también es eso la política. Como también es la justicia que Garzón ampare a sus confidentes y les alivie las penas: de bien nacido es ser agradecido. Y Nanni Moretti, olvidado ayer, reaparece hoy con un artículo de opinión en donde justifica su intervención política para pedir claridad y acción a una izquierda desvaída y acomplejada en una Italia sometida al gran capo. Su ¡basta!, enérgico y apasionado, ha llegado a las masas que, siempre propensas a fabricar ídolos, le empujan a que asuma protagonismo político. ¡Qué necesidad de amparo hay en el pueblo! ¡Somos como niños perdidos a la búsqueda de un padre cariñoso y severo al tiempo! ¡Ay, qué realidad ésta! De color de euros, polícromos donde los haya, es la de un tal Amusátegui tras haber cobrado más de 43 millones de ellos por dejar el banco que presidía. Clonista renuncia a convertirlos en pesetas, pero son una barbaridad. En el periódico lo hacían, y no sin intención.
20-2-02

     Febrero va yéndose que es un contento, un drama o la inercia del desistimiento. Un día empuja al siguiente, y la repetición exasperante y milimétrica de las conductas nos vuelve ciegos incluso para nuestra propia destrucción. La vida por fuerza ha de ser invención, como la propia realidad, pero es sintomática la falta de imaginación y de curiosidad que, a fuer de honestos, estamos obligados a reconocer que nos limita. Zombies agnósticos solemos ser, porque no exhibimos la mirada velada del trance, pero vamos igualmente dormidos por la vida. Recibimos los estímulos de la realidad, que se presentan como indicios de la compleja existencia de ésta, y somos incapaces de aceptarlos, y en algunos casos incluso de reconocerlos. Lo mismo sucede si esa realidad es la trazada en la prensa diaria. ¡Cuántas palabras no quieren convencernos de la sustantividad del viejo sueño que representan! Aparecen, alardes tipográficos incluidos, como murales que se quieren imperecederos, monumentos de la objetividad y criadas eficientes de la Historia; pero el observador que va buscando el meollo de la realidad, el corazón sintiente que le dé sentido, se entretiene en descifrar las trampas que le tienden con su solemnidad y, a menudo, su zafiedad. “ETA mutila a un joven socialista”, leemos, y la primera página no se llena de sangre. Frente a la muerte, una mutilación casi es un mal menor, podría pensarse. El horror, en aquel allí tan dividido entre unos y otros, estos y aquellos, no mueve a la acción, sino a la palabrería vana de quienes viven lejos de allí, lejos del miedo diario que impone el fascismo; y el silencio, los silencios, son cómplices, y les dan oxígeno social a los asesinos. Aunque más desahogo les proporciona la ambigüedad de la derecha nacionalista, cuya exaltación mesiánica siempre será incompatible con la pluralidad democrática. Frente a la pierna perdida, reformas legislativas. Leyes contra pistolas y bombas. Y más palabras. Y un solo pueblo en guerra civil no declarada, consentida por una minoría mayoritaria, y sufrida por el resto. Y el lector, instalado en su rutina, se ve sacudido por la onda expansiva y sumido en un desconcierto aún mayor que el de quienes quieren ver claro en los propósitos, planes o estrategias de quienes matan cada vez con mayor cobardía. Tal y como trabaja la banda mafiosa, resulta escalofriante pensar que quizás alguien cercano a la víctima haya pasado la información que ha llevado al resultado mencionado “ut supra”. Páginas adelante, un superviviente de otra mutilación, la de los perros a los que, en una perrera municipal de Tarragona, les serraron -¡serraron!- las patas delanteras, exhibe su presencia de extraño canguro diminuto. Pues eso. Y entre las noticias-mojamas destaca la manifestación de putas en Madrid, reclamando el reconocimiento político de su oficio y una reglamentación, como se pretende hacer en Cataluña. Los ministros europeos se niegan a reconocer que la prostitución sea un “trabajo”, y, escudándose en ello, lo dejan todo tal y como está para que las mafias sigan proliferando y la inseguridad sea un perverso gaje del oficio. Clonista debería preguntarse si esa drástica reducción de la realidad, esa miniaturización forzosa a que la somete, tan ridícula a veces, puede llegar a tener un sentido, por mínimo que sea. Quizás, en buena lógica perversa, debería reproducir, en apostilla, la misma figura que compone la prensa; pero mucho se teme que la realidad, por extensa que sea, siempre halle su sentido en la intensión de la síntesis. El día se cierra con la singular intención del Pentágono usamericano de sembrar de noticias falsas las agencias de prensa y la propia prensa, en todo el mundo. Como si tuviéramos poco con el enigma diario de la fábula noticiera, ahora viene el Pentágono a forjar, a golpe de invención geoestratégica, una realidad imaginaria cuya aceptación, supuestamente, sirva a los intereses usamericanos en todo el mundo. Por aquí seguirá Clonista, pero mañana. Si febrero se va yendo tan rápidamente, con no menor rapidez lo hacen todos y cada uno de sus días, como éste.