sábado, 13 de junio de 2015

13-4-02

     Despertarse con la realidad del día anterior -en puridad de hace dos días- le hace flojear a Clonista, quien ha renunciado a pasearse por la recién estrenada del domingo para no verse asediado por los cruces endemoniados de informaciones que facilita el desorden cronológico. La confusión en las ideas o los valores cree Clonista que debe ser un reflejo de la que se produce al acercarnos a la realidad, donde el oráculo Arenas, sin bajar a otras, sentencia que los socialistas degradan la vida política. Viniendo de las campañas de acoso y derribo más sucias, degradantes, miserables y cínicas que se hayan conocido jamás en la breve historia de la democracia en España, aquel oráculo deja a Clonista, como a los millones de ciudadanos que saben positivamente cómo llegaron los peperos a su actual ppoder, sumido en la perplejidad absoluta. Revivida Eurovisión con los acentos patrióticos del narradísimo gol de Zarra a la pérfida Albión -aunque hoy patria amiga del Yellow submarine-, y abandonada la educación a su suerte -es decir, la mala  inapelable del mercado intervenido por quienes llegaron al poder con las máscaras neoliberales que semiocultaban el rostro depredador del  rancio capitalismo carpetovetónico-, ¿se le ocurre a alguien aún admirarse de que la memoria histórica sea poco menos que un ítem en una ilegible tesis académica? También debe haber un Alzheimer social, sin duda. Chávez ha sido pronunciado hasta aquí hemos llegado -15 muertos y cientos de heridos- y el caudillo bolivariano se ha quedado sin patria, sin retórica, sin ejército, sin policía y con lo justo, es decir, una celda y el futuro de una causa criminal. Castro se queda sin colega y sin petróleo, y protesta, y defenderá su embajada hasta con la última sangre de sus diplomáticos, si es que estos no salen a pedir asilo diplomático ante las nuevas autoridades, que a veces tiene eso la retórica revolucionaria. Las cacerolas son el símbolo de la insatisfacción popular y del despertar de quienes están hartos de su vacío de esperanzas, alibles, tangibles e intangibles. A Clonista -heroico cocinero doméstico día a día- le enternece el símbolo, pero le desengaña de su romanticismo de latón la elección del sucesor: el jefe de la patronal, vulgo Cuevas entre nosotros, lo cual, por vía imaginativa de política ficción, le produce a Clonista unos escalofríos que no sabe si son similares, por vía realista, a los posibles de los venezolanos. Toda revolución desemboca siempre en el poder antiquísimo del dinero, y otro tanto ocurrirá con la cubana, traumática o pacíficamente, pues ya toda la isla es en sí una empresa turística a la que le sacan sus buenos divisexdendos. En España, no menos turística -hasta hubo un ministro aznariano de asuntos exteriores que combinaba sus visitas oficiales y sus asuntos interiores, esto es, familiares-, la zarzuelera presidenta del Congreso ha ejercido la censura sobre las preguntas del PSOE al goppierno acerca de los créditos de la A del BBVA a la familia Rato, la familia más afortunada del país, pues tras el fabuloso crédito de más de 500 millones de pesetas que captaron, aparecido en el caso Gescartera, puede que ahora se descubra que su auténtica especialidad económica es la de conseguir créditos más blandos que los relojes de Dalí, y tan provechosos como los cuadros de éstos. Con todo, la primera escaramuza del temible GarZón, citando a declarar al goppernador del Banco de España, ha sembrado el temor y el desconcierto en el banco azul, donde quienes afirmaron desconocer, conociendo, e hicieron patinar al estólido Aznar sobre sus tajanterías con rosco dédico galdosiano, tiemblan azorados, ¿o aznarados? ¡Terrible será la venganza del Señor! Clonista asiste a medias divertido a medias con fastidio al mediocre sainete Quien a garZón mata... Y Powell se deja impresionar por el terrorismo minúsculo y espera la condena de Arafat, que no tardará en llegar, como es obvio, para acceder a entrevistarse con él después de rendir complaciente pleitesía al virrey Sharon, quien a buen seguro no debe verlo tan oscuro como a sus vecinos palestinos. En una columna arrinconada, tres asociaciones de editores de prensa se oponen a la prohibición en la UE de la publicidad del tabaco en periódicos y revistas. El rincón amarillo de la realidad prensada -que cada vez va ganando más terreno, ese tipo de espacios con los que Clonista tiene pensado, cualquier día de estos, levantar la realidad paralela, marginal, alternativa o excéntrica del día correspondiente- incluye la fotografía de una anorexmodelo que exhibe un vestido diseñado por el israelí Yael Chorav, en el que dos enormes cañas de bambú se cruzan sobre el pecho de la escuálida joven formando un aspa. A Clonista se le vienen a los dedos muchas preguntas malintencionadas, a las que renuncia, para no coger el rábano por las hojas. Como en la última junta de accionistas de Telefónica, descrita sabiamente por R.Muñoz, donde tras las amargas quejas de los representantes de los trabajadores de Sintel, se aprobaron los puntos del orden del día, "Y siguió lloviendo"; también en esta clónica se pasa de la realidad prensada al día siguiente, y sigue lloviendo: cántaros que nunca caen a gusto de todos.

viernes, 12 de junio de 2015


12-4-02

     Como se le amontonan los libros, papeles, diarios, cuadernos y un sinfín de cosas inverosímiles sobre el escritorio, a Clonista, irreductible al orden, se le amontonan sus compromisos con esta clónica tan desigual, como atrevida,y tan desorientada. Casi tres meses y medio ya de esforzado cumplimiento y aún no sabe, al inicio de cada día, ni por dónde tirar ni cómo convencerse ya de la inutilidad redundante de la aventura, que no sin par, ciertamente. A la mente le ha venido esta mañana la figura enternecedora de D. Francesillo de Zúñiga, autor de una curiosa crónica poco citada y supone Clonista que menos leída. De hecho, quizás  sea  esta una buena ocasión para revisitarla y buscar en ella las fuerzas necesarias con que continuarla, fuerzas de que tan falto anda quien, como hoy, ha de levantar la "máquina" de la obra un día más tarde, como ya es hábito de fines de semana, pues los viernes son "día de intendencia" para el Clonista-ecónomo. Los israelíes continúan siendo el ombligo del mundo, y su acción bélica una provocación desafiante que sólo se mantiene por su particular primo de zumosol usamericano. De que los dineros son el poder nadie puede dudar, y menos aún de que quienes lo poseen lo ejercen sin compasión. Desde esa obviedad cuya consignación le saca los colores a Clonista, ¿qué sentido tendrá el ambicioso Tribunal Internacional que quiere echarse a andar teniendo en su contra a Usamérica? ¿Tendrá jurisdicción sobre los únicos paraísos que hay en la Tierra, los fiscales? Garzón, eso sí, verá en él la cima de sus aspiraciones profesionales, qué duda cabe, si es que un Nobel errático y errado no nos lo engarza a la posteridad y se le queda una pose numismática a medio camino de cualquier escalera en la que se trasfigure como escultórico cuerpo robusto de la ley, sin peana. Clonista no debería intentar ser zumbón, ni chistoso, lo sabe, y trata de no hacerlo, y se arrepiente cuando cede a la facilidad de la inepcia y la sosería de sus comentarios minimalistas. Y si Haro Tecglen se muestra piadoso con el superjuez, por comparaciones de nobelados precedentes (¡Peres, Kissinger!), ¿por qué, con subjetividad tan humana como la del cascarrabias jupiterino, no iba Clonista a tener un desliz disculpable, aunque quizás encausable, por desacatante? A Clonista, Tecglen se le desmoronó -en su actual fase gaganarquista- cuando "comprendió" la pederastia del ya fallecido duque de Feria en unos términos más que ambiguos Desde la placidez de la medianoche de un sábado, después de un distendido día familiar y sus buenas horas de dedicación gastronómica, a Clonista la realidad le parece, de pronto, como un invento maléfico y sofisticado, tan válido para los artículos de Larra y las cartas de Cadalso como para, salvando muchísimas distancias, esta misma clónica, que no tiene en modo alguno ni la ambición ni la intención de aquellas empresas románticoilustradas. Manuel Escudero reflexiona sobre la política de "la vida diaria" y viene a concluir que a la política se le ha abierto un horizonte insospechado, el de las "pequeñas cosas" que, sin embargo, son esenciales para todos los ciudadanos. Quizás esa reflexión esté en la base del proyecto de Zapatero: ir ampliando las ondas de una acción política que nace de los problemas verdaderos de la ciudadanía: niños, educación preescolar, ancianos, sueldos, vivienda, educación, atención sanitaria, permisos laborales, inseguridad ciudadana, etc; es decir, todo aquello que vuelva el término política a su raíz etimológica, polis. Clonista quiere intuir que la recepción de tales mensajes es mayor de lo que las encuestas señalan, y que la insistencia en esa vía de acción política acabará dándole a Zapatero frutos sabrosos. La lástima es que el paradójico presidente de medio pelo actual se habrá retirado para entonces a silencios menos enigmáticos y soeces que los lucidos en la emisora de radio amiga, donde dejó claro que él es un padre que sabe castigar a los hijos díscolos con su ausencia y premiar a los cumplidores con su presencia. El crítico paradigmático de cine, casi en imitación Aznariana, le niega el pan y la sal, pero no el agua y el aceite, a la adaptación de El Embrujo de Shangai hecha por Trueba. Clonista, sin que sirva de precedente, y sin haber sino intuido la película -porque con sus años de cinéfilo a cuestas puede y debe hacerlo (ars longa...)-, se muestra de acuerdo con el distribuidor de líquidos, y echa de menos, ¡siempre echará de menos!, las seductoras imágenes de Víctor Erice, quizás el único director capaz de extraer de la excelentísima novela de Marsé su tempo, el tierno ritmo existencial que insufló en ella el delicado corazón de su autor. A la realidad se le viene encima un encuentro Madrid-Barça en Copa de Europa y, a diez días vista, no pasará día sin que haya una parcela cultivada con el potentísimo  abono de la rivalidad. La crisis del BBVA, es decir, los posibles delitos cometidos por sus directivos, no parece que nos alejen del cogollito del poder, pues en Usamérica se descubren ahora los trucos contables de Xerox, por ejemplo, y un fiscal llega a la conclusión de que los analistas financieros han engañado a millones de inversores. A Clonista, ingenuo e ignorante, siempre le ha llamado la atención  que los corredores de bolsa, quienes supuestamente tanto dinero pueden hacer para los demás, nunca  logren hacerlo para sí y se permitan el lujo de contratar a otros para que hagan su trabajo, ¿o es que no saben invertir sus propios ahorros? A una pregunta necia y simple le corresponde el desdén autosuficiente de los enterados o el refrán de los pájaros, pero ahí queda. No tan rotundamente, sin embargo, como desciende las escaleras de los juzgados de Barcelona el satisfecho imam de Fuengirola -brochazo retroactivo: el león de ídem, el famoso Girón de Velasco, se le ha calcado a Clonista sobre la oronda figura ideológica del imam-, a quien se le acusa de propiciar la violencia contra la mujer. ¿Su defensa? Está en el Corán. Pero no está, claro está. Por si no tuviéramos bastante con san Pablo y la misoginia de la iglesia católica, florecen en los últimos tiempos los imames de aguerridas doctrinas tradicionales de las que poco a poco iba la sociedad española liberándose: la mujer, la pata quebrada y en casa. ¿No sería a esto a lo que se referiría el denostado enemigo del multiculturalismo? Pues igual sí, claro. Como claro es el autorretrato del asesino de los concejales franceses:  "2 de enero de 2002:  Me llamo Durn. Richard. Tengo más de 33 años y no sé hacer nada en la vida, ni de mi vida. Soy onanista desde hace por lo menos veinte años. No sé lo que es el cuerpo de una mujer y nunca he vivido una verdadera historia de amor (...). He fracasado en mis estudios y no tengo profesión alguna, porque tengo miedo de trabajar y de tomar responsabilidades. No sé cómo batirme en el mundo del trabajo, cómo relacionarme con las gentes sin tratar de atarme a ellos como un niño que se ha perdido de sus padres." Contemporáneo, este apuntamiento, del inicio de la presente clónica, a Clonista se le representan las "vidas paralelas" que han seguido él y el desgraciado Durn desde entonces, y siente un escalofrío fúnebre que le deja tocado, máxime cuando en esas tristes palabras citadas ve Clonista un retrato generacional extensivo a mozalbetes que no tienen hoy más de quince años. ¿Formarán en un futuro parte de la realidad cotidiana las tragedias de las matanzas colectivas al estilo usamericano? La realidad es plural, pero no así las construcciones de lo real a las que accedemos a través de los media, y la pretensión homogeneizadora de la aldea global es un hecho contra el que cuesta luchar si uno no se sitúa al margen del sistema, se autoexcluye y encarna la oposición a la reducción sistemática de esa pluralidad en permanente entredicho.

jueves, 11 de junio de 2015

11-4-02     

¿Fue ayer, hoy, lo ha oído Clonista en la SER, se lo han dicho en el trabajo o cuándo se enteró de que Garzón ha sido propuesto para el Nobel de la paz? Es un dato, no obstante. El casi todopoderoso y ubicuo juez estrella -en valoración gráfica de Máximo- y paradigma del resentimiento de voz aflautada, ahora parece nivelar la balanza de sus actos políticos al olfatear un escándalo mayúsculo -traducción: titulares durante mucho tiempo- en el asunto BBVA y apropiárselo de forma exclusiva. ¿Le habrá picado esa afirmación tajante de Aznar acerca de que nadie de su goppierno ha sabido ni sabe nada del asunto? ¡Pues que se aten los machos!  En absurda declaración, los viceseñores del mundo exigen a Arafat y a Sharon el fin de la guerra. Hay enunciados que se caen por su propio peso de estulticia, no poca malicia y exceso de escrupulosidad.  En páginas interiores, que son algo así, como los intestinos de la realidad, donde está la verdad de lo vivo, no en el "ahí fuera" de la ficción, Mariano Aguirre hace una petición racionalísima: "parar la destrucción, asumir la violencia". Ha de entenderse que por parte de Israel, claro está, pues el titular puede dar pie a entender justo lo contrario, según la óptica, ideología o principios del que lo leyere. La esquina vascongada de la realidad recoge, entre otras cosas, el abandono definitivo de Redondo, cuya identificación con Mayor él mismo reitera en la hora del adiós en un hermoso capítulo de fidelidad políticamente sorprendente, más allá de la justeza de sus juicios políticos. ¿Se espera su pronta afiliación al PP, como en el caso de Damborenea? Está en su derecho, ciertamente. Lo enigmático es que aún no se sepa de qué va a vivir, una vez abandonada la profesión política. A Clonista esa parte de la realidad, sabiendo lo duro que resulta salir adelante incluso con dos sueldos en su sociedad limitada familiar, le interesa sobremanera, y no considera  que sea peccata minuta de una curiosidad malsana. Salvando las distancias, el MH Pujol va perdiendo gas en su última etapa y se le van descubriendo las averías, en forma de sanguijuelas familiares del presupuesto catalán, que da de sí para flores e informes varios. Al final de la realidad, como el cuento amable de los padres, Peridis hace el elogio sentimental de la galleta Fontaneda, la María que él identifica con la madalena proustiana , y de la propia Aguilar de Campoo en cuyo propio nombre se prefiguraba. Junto a los dineros, que no huelen a nada, la atrocidad de la United Biscuits, condenando a una comunidad, pero llevándose la marca, porque la realidad, como ya reseñó Verdú hace meses, es la marca y nuestra vinculación sentimental a ellas, ¿quedará impune? Probablemente, con proverbial resignación, se lamenta Clonista, ávido consumidor de aquellas  delicias, a pesar de la advertencia paterna: cuando a un hombre le apetecen  galletas con  leche a media tarde es que ya está acabado. 

miércoles, 10 de junio de 2015

10-4-02

     Un catarrazo primaveral, efusivo y achistante como la pujanza de los vegetales, amén de una retransmisión en horario infame de una revancha Madrid-Bayern de la Copa de Europa, dejan a Clonista imposibilitado de cumplir con el débito conyugal de sus bodas con el disparate de su clónica inverosímil. Tuvo tiempo, eso sí, de hojear la realidad prensada para darse cuenta de que la reducción del ámbito de la información al nivel más próximo al ciudadano en modo alguno garantiza el mayor interés de éste, antes bien, el resultado es el de una realidad casi despreciada, por insignificante y excesivamente cercana. Extraña paradoja, pues: lo lejano, por inaccesible y ajeno, nos parece una ficción ajena al curso de reducido radio de nuestras vidas; lo cercano, acaso por demasiado parecido a nosotros, nos repele. Lo que no hay es un justo medio entre ambas posiciones. Al goppierno le ha quitado Garzón el caso BBVA, y le han comenzado los temblores. ¿Habrá indiscreciones de quienes deserten del papel de paniaguados más que generosamente retribuidos?  En foto archivable, Aznar recibe a quien se autocalificó de líder carismático: Obiang. Dios los cría... ¿O no se hartó Aznar de reconocer su carisma tras el atentado que sufrió, aunque confundiéndolo con la baraka franquista, que era a lo que él probablemente se quería referir?  El pulpista-editorialista mesiánico carga hoy contra las lesbianas sordas por su convencimiento de que la sordera es un regalo de los dioses, al igual que antaño se considerara que otro tanto ocurría con la epilepsia. El argumento final, eso sí, no tiene desperdicio y debería figurar en lugar de honor de cualquier tratado retórico sobre la argumentación: "Si es un derecho programar hijos discapacitados, ¿por qué no hijos con sida, para que compartan esa condición con sus progenitores?" Mañana, a buen seguro, no se incluirá crónica sobre la justa penitencia que se deberá haber autoimpuesto el argüidor de marras. Bien hubiera hecho en emplear su menguado ingenio en alguna causa como el de la violencia contra las mujeres que, por concitar el rechazo unánime y público de todos, se ve desvalida de defensores que insistan en la indefensión real de las futuras víctimas a quienes las reiteradas denuncias de lo que se les viene encima, de lo que se las va a llevar por delante, les son desoídas. No es el caso del último asesinato conocido, pues el agresor estaba siendo vigilado. ¿Qué vigilancia era esa -cabe preguntarse- que no ha impedido una muerte anunciada? Clonista lamenta que su particular contención le impida hacer algún que otro chascarrillo a propósito de la actualidad, género ya copado por las televisiones, pero la noticia de que los lobos han traspasado el Duero y se extienden hacia el sur de la península admite una lectura política impecable, ¿o no? A propósito de la realidad propagandeada, es notorio observar cómo las famosas oleadas del EGM (Estudio General de Medios) ocupan un lugar destacadísimo en la información y en la publicidad simultáneamente, de modo que se borran los límites entre noticia y propaganda con una facilidad pasmosa. Clonista cree recordar que en una campaña de publicidad de la SER, empresa del mismo grupo al que pertenece El País, se decía algo así como "si algo pasa, está en la SER". Más tarde, en una segunda fase estratégica, la caída de la preposición, dejó el mensaje en el omnipotente, "si algo pasa, está la SER". Y quizás no les falte razón a los publicistas, pero Clonista entiende, ingenuamente, lo admite, que debería ser el Estado el garante de la democracia, aun a pesar de que el goppierno actual, sólo lo conciba como una herramienta al servicio de los intereses de quienes lo tutelan. A Clonista, amante de la anécdota pequeña, las etimologías y el vigor creativo de la lengua, le sorprende hoy una noticia tan discreta como amable: por la reforma del casco antiguo de Les Corts acaba enterándose del origen de la expresión "se armó la de can Deu", alusiva al tragín infernal de los carros que llevaban los toneles del anís Carabanchel -propiedad de la familia Deu- hacia el puerto de Barcelona para exportarlo a Sudamérica. El día acaba, o mejor dicho, la realidad del día de ayer, con esa astuta campaña publicitaria del grupo de presión NORML, es leer, "normal", para la legalización de la marihuana, lo que demuestra que la realidad es una provincia tranquila de la publicidad, casi como internet, otro oasis.

martes, 9 de junio de 2015

9-4-02

     Hoy, que es, como lo será mañana, un día futbolero, con la omnipresencia informativa de la Copa de Europa en juego, Clonista duda mucho, en el mes de abril, de si su deliberada opción de suprimir de la realidad lo que ya en la realidad es tan abusivo que la acapara como los estraperlistas los artículos de primera necesidad ha sido una decisión acertada. Aún queda  en Clonista el recuerdo preciso de una carta al Director en la que una barcelonesa se preguntaba si, en Cataluña, había algo más que el Barça, y se quejaba de la desproporción tan descomunal del tiempo dedicado en los informativos de todo tipo a la realidad trina: política, económica y social, y el dedicado al Barça. La mujer ignora, está claro, dónde vive, porque si lo supiera, sabría hace ya tiempo que Barçaluña, capital Port Aventura, es un país singular, peregrino, extravagante y lleno de esencias a l'engrós. En fin, queda el pelotón (aquél famoso que debía pasar Sabino) en su campo y Clonista habrá de decidir qué hacer con él. La elección hecho por dos lesbianas sordas, escoger inseminarse con el semen de un donante sordo de quinta generación para asegurarse una descendencia tan sorda como ellas, aparece casi como una provocación, como un desafío a la normalidad comúnmente establecida. Sus hermosos razonamientos incluso le hacen desear a Clonista haber nacido sordo. No serlo es, desde luego, una desventaja en esta sociedad del ruido, de la interferencia, de las alarmas -¡menuda sociedad alarmada la nuestra: comercios, coches, móviles, despertadores, relojes de pulsera, hornos domésticos, lavavajillas encastrados, Institutos de Enseñanza Media, fábricas, ambulancias, bomberos...!-, del agobio de músicas permanentes y mensajes- de muy variopinta naturaleza- constantes. Cerca de ese idílico silencio de la sordera, una crónica sobre el placer sexual femenino abre un espacio de obligada reflexión, dada la frecuente confesión de muchas mujeres acerca de su anorgasmia y de la necesidad de recurrir al fingimiento con sus parejas para mantener una vida sexual "normal". Esta "verdadera" realidad, sin embargo, sigue siendo una parcela no iluminada, un asunto privado, un amplio espacio para los sobreentendidos y no pocos silencios de complicada naturaleza. Al lado de dos noticias semejantes, cuya importancia estriba en su poder de perdurabilidad, todas las demás que "levantan" el mapa de la realidad de hoy ha de volver a revisitarlas Clonista en las páginas arrugadas para "refrescárselas". Eso sí que ha sido una constante desde el inicio de la clónica: la imposibilidad de mantener en la memoria a corto plazo -¡horas!- incluso asuntos de supuesta gran relevancia.  El fenómeno es simple: una vez formulado el juicio sobre algún acontecimiento de la realidad y una vez escogido el bando, la realidad que nos solicita decantarnos pierde interés, o se convierte en una música de fondo a cuya letra no atendemos, sólo al título de la canción. La de hoy es Israel creará un apartheid en Palestina. La escasa credibilidad que tiene el mundo de la política -y lo paradójico es que la nación democrática más poderosa del planeta sea aquella en la que esa indiferencia respecto a la "res pública" sube hasta el 70% de su población, si no más-, ¿qué valor puede concedérseles a unos papeluchos aireados por Sharon como prueba del nueve de la responsabilidad de Arafat en el terrorismo fanático de las personas-bombas?  El preámbulo de hoy viene a cuento, ciertamente, por la importancia de la quiebra de un "gigante" de la comunicación, el grupo alemán Kirch, poseedor de los derechos televisivos de no sabe Clonista cuántos acontecimientos deportivos y del que dependía, en buena medida, la economía de muchos clubes de fútbol alemanes. Parece ser que el alza desorbitada de los precios en ese campo de juego ha acabado llevándoselo por delante. Es tan hiriente la realidad de los dineros movidos alrededor de la "vieja", que decía DiStefano, que Clonista, viejo aficionado -aunque ya desintoxicado-, entiende que ese espectáculo y sus héroes caigan ambos del lado de los procesos mitológico-clericales, siempre idóneos para dejar boquiabiertos a los bobos, los esclavos y los poco avisados. Sin salir de la clerecía, ahí está Frutos entonando el panegírico del glorioso PCE, sacando la momia del pisito de alquiler para orearla, renovar adhesiones inquebrantables y confundir a algún incauto. Los avisados están de enhorabuena: 4000 páginas con todo Valle-Inclán. Una noticia alentadora: en más de una ocasión hubo Valle de tener que autoeditarse sus obras. Y poco más. Aún permanece en la frágil memoria de Clonista el reto que se lanzó hace ya bastantes jornadas: quedarse en los márgenes de la realidad, o escrutar la realidad que se ofrece casi a modo de cimiento de la ordenada en las pomposas secciones. No se le olvida. Pero mañana es día de muchos compromisos y quizás no entre en la realidad, en cualquiera de las posibles e imposibles, verosímiles e inverosímiles, hasta bien entrada la noche, en la frontera quizás con el día siguiente, un pasado mañana que jamás borra, aunque tampoco suma, y quédese la clónica hoy detenida en este enigma de baratillo.

lunes, 8 de junio de 2015

8-4-02

     El caso de las cuentas opacas del BBVA es una muestra ínfima del poder real de las sociedades financieras en el país. Frente a usos refinados como el descubierto, ¿qué significan las chapuzas defraudadoras de tantos ciudadanos que saben exactamente, con horas y lumbalgias, lo que les cuesta ganar cada una de sus perras?  La distancia que mantiene el ciudadano con lo real es la distancia del escamado, de quien sabe que sigue habiendo una España sojuzgada y una España del poder, y que se resiste a seguir un juego absurdo: hacerle creer que su voto transforma la realidad. En la corte del capital, por acción o por omisión, todos bailan la danza del mírame pero no me toques y del déjame a mi aire que yo me lo guiso y yo me lo como. A Clonista le cuesta horrores, a veces, tomarse en serio su labor y dar a entender que su indagación, más allá del sentido que no tiene, tiene, al menos, una trascendencia que la salva del estéril terreno de lo anodino, de lo trivial, de la prescindible. A lo largo de estos meses Clonista ha observado un fenómeno curioso: la insensibilidad del ciudadano adicto a la realidad frente al proceso histórico en el que se desenvuelve su vida individual. La Historia siempre es un cuento escrito a posteriori, ciertamente, pues sin la perspectiva temporal adecuada no hay Historia que valga; pero lo chocante es la indiferencia o el desinterés con la que vive Clonista lo que luego se convertirán en hechos sobre los que se escribirán mil y una narraciones y explicaciones, a cual más polémica y tal vez fantástica o meramente  sesgada. A Clonista no se le escapa que la invasión israelí puede caer del lado de los acontecimientos históricos. ¿Qué le falta? Quizás el asesinato de Arafat, un error que aún no han cometido, pero en el que, con otro hombre o mujer bomba que se lleve por delante cincuenta israelíes, no tardarían mucho en caer. De igual modo, es consciente también, Clonista, de que la mayor parte de la realidad inventariada -es decir, casi inventada- es, a efectos históricos, absolutamente irrelevante.  De otra manera se ve el asunto si, en vez, de Historia, hablamos de la intrahistoria, que defendía Unamuno, porque entonces sí que toda la realidad prensada, o la mayor parte de ella, se vuelve significante. Ahora bien, Clonista se declara incapaz de destacar, en ese pandemonio de noticias que cuartean el continuo de la realidad, las que "marcan" a hierro y fuego el devenir de sus conciudadanos. Entre ellas estaría el deseo de las autoridades de retrasar la edad de la jubilación o permitir que los jubilados acepten trabajos de media jornada o similares. La lógica del capital siempre dominando: demasiados viejos y mucha carga para la Seguridad Social, pues que sigan trabajando hasta que revienten. Todo antes que alentar el ocio creativo y la realización personal al margen de la esclavitud laboral. El ideal de los gestores neoliberales y la patronal: que se trabaje hasta que las enfermedades le lleven a uno directamente del trabajo a la sepultura. Y suma y sigue. Sin embargo, en Segovia como en Lérida, la contaminación ambiental de los purines, que amenaza las aguas subterráneas y los ríos, por los vertidos ilegales, parece no preocupar a unas administraciones que gobiernan al servicio de los empresarios. Los residuos parece que acabarán siendo el cáncer de las sociedades desarrolladas, y comparados con esos problemas, los cementerios de residuos nucleares casi resultan un asunto baladí. La realidad prensada que se nos presenta  parece diáfana: Port Aventura -capital de Barçaluña-  no encuentra personal en Cataluña para cubrir 1000 empleos.  De ningún modo se toman la molestia, por ejemplo, de hablar de las condiciones de tales trabajos y del salario de esa generosa oferta de esclavitud que parece rechazarse por mor de ínfimas pero orgullosas noblezas al estilo de la del escudero del Lazarillo. Y las galletas Fontaneda -de repente Clonista sufre un revolcón de nostalgia- dejan de ser patrimonio de Aguilar de Campoo -reconocida en el mapa por los dulces discos casados con la leche-, porque, como ya sucedió con la empresa Lear en Cataluña, la multinacional que se quedó con la empresa ha decidido cerrarla, tras haber recibido, claro está, todas las ayudas del mundo y alguna más. Y suma y sigue. Para el broche  del día, Costa-Gavras: Mad City, que Arcadi Espada y Roman Gubern mirarán  con tanto interés como la miró en su día y la remirará de aquí a poco este fatigado Clonista aturdido por la responsabilidad de su compromiso y la necesidad de compatibilizarlo con sus cien mil esclavitudes, las impuestas, las buscadas y las deseadas.

domingo, 7 de junio de 2015

7-4-02

     A renglón seguido -así va Clonista de achuchado- de la realidad de ayer, aquí está, con su relajación dominical inevitable, la del día siguiente, tan dado a los reportajes, los resúmenes, las crónicas inacabables y los suplementos llenos de hermosas fotografías publicitarias, una entrevista muy a menudo prescindible y algunos reportajes superficiales, como el que hoy se anuncia en la banda azul de la primera página sobre un país de mujeres, es decir, sobre las mujeres de este país, el prensado y el que le sirve de referencia, ya que no de modelo. Con todo, Clonista, al que le ha resbalado la realidad por el sumidero que conduce al olvido, sabe que hoy lo único reseñable está en el suplemento Domingo del diario, donde Arcadi Espada y Roman Gubern reflexionan sobre el amarillismo de la prensa. Todo lo demás se le ha desvanecido tan pronto como lo ha leído. Ni siquiera las cartas de amor de Pedro Salinas a la estudiante usamericana de la que se enamoró han sido capaces de concitar su atención. Mucho menos aún, la rueda inacabable de consideraciones acerca de la debilidad europea, la arrogancia usamericana, o los novedosos arrepentimientos de quienes concedieron a Peres el Nobel de la Paz y ahora ven cómo, el fementido laborista, aprueba con su silencio cómplice la política genocida de Sharon. Pero las equivocaciones de la Academia sueca no son la excepción, claro está. El titular de Gubern y Espada contiene una obviedad y una falsedad: la obviedad es que la prensa fabrica la realidad; la falsedad, que eso sólo lo hagan "subproductos periodísticos". Periodismo equivale a fabricación, a creación, siempre interesada. Detrás de un periódico siempre hay una empresa, un sindicato, una iglesia, una cooperativa... El discurrir de la conversación es ameno, pero las opiniones son trilladas y la extensión del asunto a la televisión e Internet alejan el contenido del interés de Clonista, tan ceñido a la letra impresa. Se nota cansados a los interlocutores, como si fueran conscientes de que sus obviedades van a ser mero relleno de edición dominical, un artículo leído por encima o que simplemente pasa inadvertido, dada la escasa capacidad de enganche del titular, que apunta hacia El Mundo, La Razón o el ABC y después yerra el tiro.