sábado, 20 de junio de 2015

20-4-02

     Por más que Clonista intente respetar el marco temporal que la clónica le impone, los fines de semana siempre acaba arrastrando, como en los viejos libros de contabilidad, deudas pendientes. Con la prisa metida en el cuerpo por los compromisos a que obliga un modo de vida que bendecimos y odiamos a partes iguales, en esta soleada y tardoabrileña mañana de domingo, la realidad del sábado parece haberse desvanecido como si nunca hubiera existido, a pesar de los cadáveres palestinos envueltos en mudas bolsas blancas como sudarios que gritaran la inocencia de los restos masacrados por los israelíes. A Sabra y Chatila, que ya estaban en el macabro haber de Sharon, se suma ahora Jenín, y la escandalizada opinión privada mundial pide aclaraciones, investigaciones que acabarán ¿en qué?, para pasmo, escepticismo y desencanto de las opiniones públicas, esto es, las silentes. Las realidades tienen un tan marcado carácter individual que incluso en una manifestación de repulsa hacia esto o aquello, éticamente necesaria y respaldable, aparecen consignas que reducen tanto la complejidad de esas realidades que ahuyentan al escéptico y le inducen a no confundirse con la masa acéfala, tan a menudo descerebrada, aunque no le falten razones para ello. La construcción individual de las realidades es la prueba del tres del dominio del capital en el mundo, y a Clonista le parece que el asunto no tiene solución. El yo desustanciado de nuestros días se erige en refugio desolador, pero familiar, frente a la barahúnda exterior de signos agresivos y amedrentadores. ¡Qué difícil, ya, la coincidencia con los demás, a la hora de contrastar, repasar y enjuiciar esas realidades! Extendida, como una alfombra humillantemente roja y colocada a los pies del poder económico, la idea de la validez irrefutable de cada una de las visiones de las realidades que encarnamos, éstas siguen gobernadas, esto es, construidas, por quienes siguen halagando la capital importancia de los cápita que contribuyen, vía cien mil impuestos, a los grandes beneficios de quienes les esclavizan a través de las necesidades artificiales de los falsos paraísos drogadictorios. En la reconstrucción individual que hace Clonista de la realidad, el nombre propio de un juez impropio y prevaricador destaca como un primer plano en el cinematógrafo: Javier Gómez de Liaño. ¿Qué no sabrá del goppierno ese juez para que se hayan movido tantos hilos de tan variado pelaje textil a fin de reintegrarlo a la carrera judicial?  Como reincoporar a un pedófilo a su puesto en un parvulario, esa es exactamente la situación: un raposo en un gallinero, esto es, la más escarnecedora burla de la imposible seguridad jurídica. Impasible el ademán, no obstante, el biennacido Aznarzulete ha hecho un alto en sus pomporrutas imperiales para abrir un atajo por donde alargar un manirroto sentido de la generosidad y de la amistad, que es el embozo de, quizás, lo inconfesable. Clonista ve un síntoma de futuros desgarros en la oposición a la creación de una mezquita en un barrio residencial de Premià. En la visión prensada, tiene más importancia la prolongación del encarcelamiento de Gil, o la disputa sobre los restos arqueológicos del Born. Cada uno es muy libre, desde luego, ¿o no es ese el interés del poder, esto es, de los poderes? De repente todo se vuelve plural, o sea, plurales.

viernes, 19 de junio de 2015

19-4-02

     El fin de semana -de la larga travesía laboral tediosa y deprimente- anima a entrar en la realidad prensada con la esperanza de ver con suficiente calma esa construcción penelopiana cuyo entretenimiento está más en lo no hecho que en lo edificado, tan lleno de grietas como falto de sentido. Lo que no fue se hizo fue durante unas horas -con el aliento irresponsable de políticos lenguaraces- y el mundo entró en ebullición aterrorizada. El dios del azar reclamó la paternidad y, como por arte de magia, el despliegue se encogió y la noticia, en la radio, duró menos que Carmona en la presidencia de Venezuela. Carlos Andrés Pérez, de tenebrosoambiguo pasado y expectante presente, aboga por la teoría del “autogolpe” de Chávez, con la complicidad de parte del ejército y la inocencia de “tontos útiles” como Carmona. Ya se verá. Clonista había prometido quedarse algún día en los espacios marginales, pero están todos ellos ocupados por la publicidad y, después de haberla repasado, ha de reconocer que el noticiero es menos aburrido que el publiciero: coches, más coches, bancos, móviles, Telefonica (sic), club de golf, viajes de lujo, cruceros, más coches..., y Pelé haciendo propaganda de la casa Pfizer sobre algún producto relacionado con los problemas de erección, aunque en ningún caso queda claro que así sea. Las realidades de hoy, dispersas y sin el atractivo de un eje central que organice el interés jerárquicamente, son auténticamente “de mercado de víveres”. Pasea el lector y va escogiendo estos tomates por su punto de madurez, aquellas naranjas por su color, las manzanas golden por las manchas que presagian un dulzor exquisito, la sandía por el punto de nieve de su carne roja... Los dos agresores de El Ejido que dieron una brutal paliza a dos árabes han sido condenados a cuatro años de cárcel. La sentencia no recoge el agravante de racismo, sin embargo. Claro. Se supone que eran un par de buenos chicos a los que “se le fue la mano”, y a los que el agravante susodicho les destrozaría, con más tiempo de condena, la vida. A su modo, han juzgado como juzga Arzalluz a los “chicos” de ETA, ni más ni menos. Por lo demás, aun siendo aburridillo el día, destaca la jugada financiera del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, que se ha hecho con el control de la constructora rival de la suya, de modo que se acabará convirtiendo casi en un monopolio. ¡Que gobiernen los neoliberales para que pasen cosas así!  A Clonista, oblomoviano por naturaleza, se le antoja una heroicidad adentrarse en la larga apología de Sergio Ramírez sobre la novela siempreviva, y la cruza en escorzo, con la famosa lectura en diagonal -la diagonal del loco, sin duda-, llevándose en los ojos ese perverso olor a naftalina de las buenas intenciones. El gesto de fastidio se lo clonan a Clonista, sin pretenderlo, los directivos de Prisa en el acto de escuchar a un accionista: ¡pero qué gilipolleces está diciendo este mamarracho?, parecen decirse al unísono los agotados gestores de la gran empresa, deseosos de que el trámite acabe cuanto antes. Clonista sabe que su percepción subjetiva de la realidad es la única posible, y que buena parte de la agria disputa política se centra en erigirse en auténticos y convincentes intérpretes de cuál sea la verdadera realidad, y de quién está más cerca o más lejos de ella, como si ella, per se, se declarara inequívocamente. Ahí se queda, Clonista. Las realidades siguen su tejer y destejer que le dará pasto de clónica de aquí a unas horas, mañana.

jueves, 18 de junio de 2015

18-4-02

     Clonista entiende que estos paseos cotidianos por el “escenario” de las realidades, ya que no su esencia, siempre tan misteriosa, tienen algo de voyeurismo impertinente o de penoso turisteo pseudocultural, expuesto, además, al mal de Stendhal, tan Florentino. Los vértigos, mal de cervicales asociado quizás al miedo cerval con que abren los lectores la prensa, y que conjuran con el manido ¿y qué mentirás trae hoy el periódico?, ¿las de siempre?, se apoderan de Clonista y le dejan casi imposibilitado de transitar por los espacios tupidos de las noticias que le reclaman con la insistencia feroz y un si es no es desvalida de las prostitutas callejeras. No se puede negar la sensación de poder que produce la lectura de la prensa diaria. Acogidos a la perspectiva divina del máximo ojo triangular que todo lo ve -y nada entiende-, los lectores, atlantes redivivos, sostienen bien abierto en sus manos el diario como quien extiende el mapa del “teatro de operaciones” y pasan revista a los sucesos del día anterior con la máquina de enjuiciar perfectamente engrasada. Y allá van páginas como caen en ellas absoluciones, condenas, sarcasmos, insultos, complacencias, descalificaciones, perplejidades, disentimientos y cualquier reacción humana imaginable, incluida la de que todas esas hojas volanderas acaben siendo arrojadas violentamente contra un mostrador, una papelera pública, un contenedor de papel o esparcidas sobre un suelo perfumado con lejía purificadora. La danza maldita de los dineros estafados por las aves de presa del BBVA continúa expulsando flamantes chorizos impecables que muy probablemente acabarán desfilando por la ínclita Audiencia Nacional para rendir cuentas allí de los dineros de allá. Al lado de los dineros descontrolados, una fotografía de Jospin con la cara ensangrentada del ketchup simbólico le recuerda a Clonista que los franceses andan metidos en la mayonesa cortada del anodino proceso electoral que llevará a la presidencia a Jospin o se la mantendrá a Chirac. Y esa fotografía aparece casi como lo más destacado de la campaña, junto con el bofetón que recibió un presunto raterillo que le quiso pispar la cartera a un candidato, y que, al parecer, le ha valido un estimable aumento en la intención de voto. Clonista hace mucho que ha dejado de entender el sentido de las campañas electorales, un despilfarro insostenible, se mire como se mire. ¿Acaso una campaña de cuatro años no es suficiente? Si se suprimieran, ¿no obligaría -y perdónesele tan mayúscula ingenuidad a Clonista- a los futuros votantes a estar más al tanto del día a día de la actividad política? Las propuestas no excesivamente meditadas siempre exhiben un hervidero de puntos flacos por donde atacarlas hasta desmoronarlas, y ésta no constituye una excepción a la regla general. Con todo, el patético espectáculo ritualizado de los mitines; el roce calculado con el pueblo “llano” -a cuyo encuentro se desciende desde la altura de cumbres guetianas (y no de Goethe, ciertamente…) como la militarizada de Barcelona-; los debates de perfil y autistas, cuando los hay; el simulacro de entusiasmo de las banderas agitadas por los servicios de propaganda, y otras ridiculeces varias siguen siendo argumentos de peso para suprimir un gasto que bien podría aprovecharse para mejorar la vida de muchos necesitados. Los parados acaban de recibir el tiro de gracia por parte del goppierno: ¡ya está bien de echar dinero a fondo perdido en el hatajo de vagos y maleantes que se niegan a aceptar empleos basura con horarios de esclavos y sueldos de Nike en Asia! ¡Hasta ahí podríamos llegar, hombre, pero qué se han creído!  ¡O cogen lo que se les diga -que nadie como el INEM sabe lo que les conviene, almas descarriadas...- o de patitas a la calle del sinsubsidio!, deben pensar las lumbreras económicas guppernamentales, siempre deseosas de hacer méritos para ahorrar un poco de aquí, un poco de allá, que poder después repartirlo entre las pobres grandes empresas que han de prepararse para soportar la competencia que, la verdad, nunca acaba de llegar, como Godot, o como el fin de la “última verdad” sobre la situación en las vascongadas. ¿Qué grosor de récord Guiness no tendría el tomo en que se reunieran todos los artículos publicados, solo en El País, sobre las vascongadas y su dramática situación? ¿Hay, cambiando de orilla oceánica, alguien cuyas palabras tengan un poder tan visible e inmediato como las de Greenspan? ¿Cómo es posible que ese hombre sea capaz de decir ni siquiera  buenos días?  Clonista se siente abrumado por la consideración de la responsabilidad estratosférica que por fuerza ha de pesar sobre las palabras del señor Greenspan, y con esa incomodidad, y ajeno a tantas otras noticias que se exponen con tanta alegría como insensatez, se ve en la necesidad de cerrar el mapa de los territorios de las realidades, tras haber batido un mínimo terreno, y con el penar de no haberse internado aún por los rincones en sombras de las realidades de segunda mano, categoría o división, donde tanta vida propia hay.

miércoles, 17 de junio de 2015

17-4-02

     Nunca a Clonista se le había hecho tan transparente la sentencia de Rousseau, el hombre que medita es un animal depravado, como cuando se ha visto en el brete absurdo de “producir” día sí y día también algún pensamiento acerca de la realidad. Es inhumano, ciertamente. Las realidades -que a esa suerte de vaga conclusión llegó Clonistas días atrás- son el aire social, y la mayor parte del tiempo ni siquiera nos percatamos de que su construcción haya de requerir nuestra inspección. Clonista a veces se siente como el pez al que se le exigiera que meditara sobre el agua. Que esta clónica sea voluntaria no mengua el nivel de exigencia adquirido, por más que la protesta quede consignada a modo de desahogo. Metido en la harina real que todo lo disfraza -la taquigráfica errata veloz, diosfraza, le parece a Clonista un hallazgo-, y a una hora razonable, hay días, como hoy, en que el ánimo del observador -¡tan sujeto a la astenia primaveral!- empequeñece incluso cualquier realidad “de tomo y lomo”, sea la huelga general  italiana, el fracaso de Powell, el postgolpe venezolano o la cabalgata valquírica de GarZón, porque ¿quién habrá a quien interese, fuera de su familia y sus amistades íntimas, la suerte del Gilimatón vociferante? Los israelíes ya tienen un chivo expiatorio sobre el que descargar, y no simbólicamente, “la venganza del Señor”, aún no satisfecha tras el festín de sangre y horror de Jenín. Cada vez más la imagen del goppierno va saliendo con las tintas que acabarán definiendo la obra de goppierno interesado del estadistillo (azul, por supuesto) Aznar, que no llegará a estadista ni así que pasaran cinco años con idéntica mayoría absoluta: las torturas y las agresiones sexuales de la policía contra los inmigrantes  -teníamos un problema y el problema se ha resuelto brilla con la tenebrosa claridad guppernamental que sirve de faro a tales conductas- ha sido denunciado por Amnistía Internacional; el conocimiento de los tejemanejes que han urdido las fortunas opacas en el BBVA, más los créditos favorables a los responsables políticos; la cizaña vengadora contra los rivales para quedarse solos con la bandera de la excomunión de B y pasearla, ¡SantiaZnar y cierra, España!, por la ruta electoral, más otras cosillas de menor relieve mediático pero mayor impacto en la clase media, como las injustas reformas del IRPF componen un aguafuerte a una tinta tan negra como la sombría mirada del estadistillo. Más de 20 años de normalización lingüística no han conseguido crear nuevos lectores en catalán, reza un titular objetivo que se leerá con acento plañidero por algunos, con acento indiferente por otros e incluso con triste acento revanchista por unos pocos. A Clonista, a quien la inmersión lingüística educativa en Cataluña, tras el rechazo por parte del poder político de la importancia capital del concepto de la enseñanza en la lengua materna, en una sucia y aberrante jugada al margen de la razón y al servicio del corazón patriótico, le está costando un ojo escolar de la cara  y parte del otro,  le entristece el titular, pero le reafirma en la imposibilidad  -¡albricias!- de fundar la realidad por decreto, que es a lo que vamos.

lunes, 15 de junio de 2015

16-4-02

     Aunque vaya Clonista "al día", la realidad siempre está en permanente transformación, escapándose como el tiempo. La rueda de la Fortuna que ha girado tan sorprendentemente en Venezuela -y la sorpresa es la escasa competencia progolpista usamericana actual tras añejos "éxitos" como el de Chile o Argentina- vuelve viejo cualquier juicio en cuestión de horas. En la realidad prensada, que ya lleva un día completo de desventaja frente a otros medios de comunicación, es imposible buscar otra cosa que la perspectiva serena y el reposo analítico, aunque, como en el caso de la huelga general en Italia, lo que habrá de ser merece tanto crédito como lo que ha sido. La tendencia, pues, al "será noticia...", que hace vivir a los lectores en un espacio a medias real a medias virtual, acaba por descentrar a Clonista y, si tiene la desgracia de haber recibido noticias a través de la radio -Clonista hace tiempo que en la televisión solo ve películas previamente grabadas-, inducirlo a una confusión de aúpa. Con lupa, por otro lado, ha estado su buena hora y cuarto observando el lentísimo tejer de los gusanos de seda, de esquina a esquina de la caja de zapatos donde habitan, para fabricar la celda ovoide donde se operará la mirífica metamorfosis. Hacía mucho tiempo que el Clonista, fuera de las relaciones interpersonales, no experimentaba una vivencia tan intensa de la realidad como en esa paciente observación que le ha retrotraído a su niñez, aunque sin la más mínima nostalgia, pues no había dolor en el regreso, sino discreta simpatía. Un razonable día de trabajo, tres horas de clase, más cuatro horas de preparación de las próximas en casa, le permiten a Clonista ver la realidad con una relajación inusual, casi insólita. Cuando el estrés de los compromisos le lleva a uno como puta por rastrojo, pararse a reflexionar sobre la realidad más parece un chiste de humor negro o una extravagancia que propiamente la dedicación razonable y supuestamente valiosa de un hombre de Letras. Hoy, sin embargo, se ha vuelto a reproducir un esquema habitual: Clonista se asoma a la realidad cuando ésta está a punto de envolverse en el manto negro de la noche y despedirse, vía morfeomática, hasta un mañana que, hasta el presente, Dios siempre ha querido que mañane. ¡Con qué perplejidad y temor vivía Clonista en su niñez esa coletilla amedrentadora! Uno de los titulares de la realidad -que merecería un cuerpo mayor y un peldaño superior- es la denuncia que hace el PSOE de la política fiscal del PP, que beneficia a los más ricos. Abren una estrategia cuyos réditos electorales pueden sorprenderles, si perseveran. La realidad, para gran parte de la población, es un balance económico, y también en parte para Clonista, quien no ignora lo gravoso que es el consumo cultural para los sueldos modestos de algunos funcionarios, en estado permanente, además, de pérdida adquisitiva del salario. La voz disidente de un laborista israelí, a la que le ha costado abrirse un hueco en la realidad -que esa es otra: lo difícil que les resulta a algunos actores salir a escena a decir su papel con la intención de no ser considerados comparsas-, permite que ésta vuelva a tener una complejidad que la invasión militar de palestina había laminado. Que Yossi Beilin logre hacer entrar en razón a su partido para que no avale la política de Sharon es ya, con todo, harina de otro costal. El dinero vuelve a escena, y Rato, curiosamente, anda demasiado por medio, aunque con insultante desfachatez viene a decir que él es un figurante. Figurón sí, y añoso. Millás, experto paisano en cruces fecundos entre realidad y ficción -territorio al que sería un desatino llamarlo reacción- publicita una novela -o lo que sea- y aparece en la noticia un resumen argumental con tufos de redivivo sainete. Quizás cuando vela en su columna, en vigilia ingeniosa que arranca de un territorio compartido, y más fantástico, andan las cosas más por su orden natural, tan pariente lejano de esta misma clónica, salvando las distancias, y el escalafón, faltaba más, pero acaso no este Mas. ¡Y finalmente emerge una realidad cuyo encaje en la sección de Gente, tributo amarillo a la realidad extraprensada, es ya quizá la más refinada expresión de sutileza e ingenio posibles! El surrealista Roberto Matta -¡el último surrealista vivo!- ha sido recibido en la Moncloa por el vate castellano José maría Aznar, Ppeppe para los colegas líricos. El artista Matta acudió con el pasaporte español -el periodista no especifica si lo llevaba en la boca- y se lo enseñó al fino orfebre verbal mesetario, con quien intercambió algunas palabras, líricas y plásticas, sobre El Quijote, sobre Chile y sobre España. En la fotografía del pintor se advierte con claridad el ánimo surrealista con que acude a la entrevista. Se ignora si sus asesores, crípticamente, le dijeron que bodeguilla -ni la del medio cubana- era palabra tabú en el recinto presidencial. Así mismo se ignora si, dada la edad del pintor, 90 años, le ofrecieron de merienda leche con galletas María de Fontaneda.

domingo, 14 de junio de 2015

15-4-02

     Risueño como quien se sorprende de que lo quieran y lo premien, Chávez vuelve de la oscuridad a la luz de su caudillaje y les chafa a muchos estados la optimista salutación con que recibieron al nefasto Carmona y sus sostenes uniformados. Hoy toda la realidad parece haberse vuelto venezolana, relegando lo que se intuye que haya podido ser una masacre de palestinos en Jenin a un segundo plano, al de la relativa importancia que tienen, en la fabricación espectacular de la realidad, estos o aquellos muertos. El comercio mundial tiene estas cosas fétidas: algunas de las armas y las municiones con que se liquida a los palestinos están fabricadas en España. Aquí el debate político está centrado en la famosa ley de partidos, mediante la cual se quiere ilegalizar a B, antes HB, mañana ni se sabe, aunque siempre fiel brazo votado del terror. Los vocales del poder judicial andan divididos, mitad por mitad, menos algunos progresistas, por adscripción ideológica, y Clonista se pregunta si no sería más democrático y eficaz que  ese poder fuera elegido de forma directa por el pueblo, democráticamente, en vez de hacerlo de forma indirecta, a través de los diputados y senadores. Si fuera así, podría suprimirse el Ministerio de Justicia, y aun el Fiscal General del goppierno, que pasaría a depender del auténtico gobierno de la Justicia, quizás entonces verdaderamente independiente, no como ahora, cuya sintonía con el goppierno atufa. Más huele a podrido, no obstante, en el caso BBVA, y la instancia judicial tiene, al menos, la virtud de que puede asignarse parcela de realidad diaria desde aquí hasta más allá del fin de esta clónica, con el consiguiente rosario de sorpresas que alegrarán unos minutos de algunos miles de lectores apresurados. Después de una jornada laboral excesiva, cualquier realidad, por prensada que sea, se desdibuja frente a la necesidad del descanso reparador. A ciertas horas de la noche, como estas once pasadas, cuando fuera de la pantalla del ordenador no existe nada -y lo que en ella aparece se toma por un exagerado y desviado culto a la logomaquia y la logografía-, la única realidad evidente es un catre deseable donde deshacer el cuatro que tiene afiebradas a la cuarta y quinta lumbar. Pues eso.
14-4-02

     En unas horas la situación de Chávez ha dado un vuelco. El ejército, ante la insurrección de una buena parte del mismo, favorable a Chávez, ha dado órdenes al nuevo presidente, el empresario Carmona, de suspender el decreto que disolvía el Parlamento elegido en las urnas. Clonista se resiste a inmiscuir en esta crónica noticias de fuentes ajenas a la escogida por él, pero, sin que sirva de precedente, añadirá, para completar el relato, que Chávez ha sido restituido en su puesto. Parte de su posterior discurso a la nación ha sido una amenaza sin velo contra quienes han querido  -y durante unas horas lo consiguieron- defenestrarlo y quién sabe si eliminarlo, vía carcelaria, sacárselo de encima, vía expulsión -sin duda a Cuba- o la tercera vía, el famoso artículo uno de cualquier golpe militar que tenga la decidida voluntad de triunfar, es decir, asesinarlo. En la comedia de indecisiones que se entrevé, los bolivarianos han reído los últimos, de momento. No parece que tras la huelga general todo quede en este final de opereta. Clonista seguirá atento. Hoy, domingo, la relativa calma del panorama real forma parte ya del ritmo de consumo de lo real. No le extraña a Clonista que la vida privada de cada quisque sea antitética de la recogida y plasmada -antes bien modelada- en los diarios. Y el exceso abrumador de noticias exige un tiempo de descompresión  del que Clonista no ha tenido la oportunidad de disfrutar. No llevará tan lejos su desquite como su amigo José Luis, quien renunció abiertamente a dejarse informar, pues fue consciente de la alienación en que vivía, interesándose hasta la pasión por asuntos que poco o nada tenían que ver con su existencia, y para la que representaba -su apasionamiento informativo- antes un estorbo y un engorro que una ayuda o un complemento; pero hoy ha experimentado, por primera vez, el alivio que le supondrá llegar a la noche del 31 de diciembre de 2002. Malo, se dice, porque no hay como desear una meta para que se haga insoportable el camino hacia ella. Aquí habría de figurar un elogio del camino, de la vida como viaje, etc., y a su modo esquemático queda, ¿no? Hoy, escribía, es un día en que la realidad aparece átona, destensada, relajada, navegando al pairo. Incluso la masacre llevada a cabo en Yenin tiene menor cuerpo de letra que lo ocurrido en la hija patria bolivariana. Y el grosor de la letra es el índice de densidad de lo real, convencionalmente. Clonista sabe que es un recurso engañoso, aunque muy valorado por los profesionales: ¿Y esto, en qué cuerpo? Y en ello anda el consejo de redacción enredado en cábalas y comparaciones hasta que se haga la luz. Con alborozo habrán acogido millones de mujeres en este país la crisis matrimonial entre el fútbol y la televisión, aunque la presencia de hasta tres y cuatro televisores en las casas -más cuantos menos libros haya en ellas, está claro- habrá evitado muchas y duras situaciones conflictivas. Clonista no andaba lejos de la verdad cuando censuró el editorial de su empresa creadora de realidad relativo a las sordas americanas. Hoy, con discreción de tirón de orejas privado, aparece una crónica en la que sordos españoles defienden su condición, y una mujer comienza por decir que se alegró muchísimo cuando supo que su hijo sería como ellos. ¿Mostraba aquel editorial nuestra incapacidad para juzgar las realidades que se aparten de la aceptada por nosotros, de la valorada y tenida por normal, con todas sus consecuencias? Esta misma clónica de la realidad, ¿cuánto no diferiría de cualquier otra escrita por un sordo o un ciego, pongamos por caso? El plural, realidades, lleva muchas semanas imponiéndose de tal modo que la anomalía lingüística es que exista el singular. Como el hermoso anales -tan al caso en esta clónica-, enseres, exequias o víveres. A tal repertorio reducido habría de añadirse realidades y suprimir, de una vez por todas, que exista tal cosa como realidad, o dejarla para pasto de parlamentarios en sesiones plenarias de señorías cautivas. Y ello en proceso inverso del que les llevó a los judíos sefarditas a abominar de Dios, por oírlo plural, y sustituirlo por su Dío singular. Y de la Segunda República ni acordarse, como quien dice.