sábado, 12 de septiembre de 2015

13-7-02

     Fiel a su tono único, la realidad prensada vuelve una y otra vez -el error teclegráfico una y potra vez  hacía la vez más verosímil, la verdad-, eternos cangilones, a extraer del río de lo efímero unas aguas turbias en las que, supuestamente, como narcisos sociales, hemos de mirarnos. A Clonista no le gusta lo que velee ni le parece que le ataña, aunque no ignora la vía efecto mariposa como parte de sus actos, al viejo modo de las antiguas teorías deterministas, hoy solo mantenidas por algunos paleoconductistas irredentos, que Clonista sepa. Verdú -y esto parece que va conformándose como manía, lo de empezar por el final- afila el hacha del verbo y descarga el golpe contra la clase política, de cuya existencia bien definida a él no le cabe duda alguna, descabezando su pretensión representativa y reduciendo el cuerpo social a mero terreno electoral en el que cada vez son mayores las zonas desérticas, aquellas de donde no puede extraerse ni un mísero voto. ¿A nadie se le ha ocurrido fundar el Partido Abstencionista Paradójico? Si en Francia Coluche les dio un buen susto a los políticos profesionales; si en Italia los oliveros han visto con estupor el apoyo que recibía el cineasta Nani Moretti; si la lista Pim Fortuyn es hoy lista de gobierno en Holanda; si en cierto estado usamericano salió gobernador un campeón de la burda farsa llamada lucha libre; ¿por qué en España un PAP no les acabaría soltando un buen sopapo a los remilgados, atildados, exquisitos, conocedores y elitistas políticos profesionales, torerillos de salón, pactofragüeros pacatos de vía estrecha y polemistas televerduleros? Clonista no sabe si disculparse, por esta súbita propensión al disparate, la eutrapelia y la jocosidad pelín necia, porque la realidad, aun la prensada, no da, en toda su extensión, para tales alegrías. En Venezuela y en México, por ejemplo, donde la pobreza crece en relación directa con el enriquecimiento de las minorías, no están las cosas para bromas. Tampoco en Argentina, donde claman por unas votaciones que permitan barrer de la escena política a todos los choroschorizos que han hundido el país, con los peronistas al frente. Clonista, en estos tiempos de malaventuranza argentina, no deja de recordar una y otra vez la película No habrá más penas ni olvido, basada en la novela de Oswaldo Soriano. La muerte del torero español en Perú entra en la fase de investigación criminal a cuyos resultados habrá de estar atenta la prensa, después del alarde informativo, del vuelo que le dieron al suceso. Curiosamente, a la realidad le pasa como a las personas: nos metemos solos en algunos laberintos sin razón ninguna y luego nos vemos obligados a recorrerlo enterito para encontrar la salida, y nos hace maldita gracia el habérsenos ocurrido meternos en él. Aún repite el perejil del empedrat que le sirvieron a Mohamed para su boda y al caudillito le ha cogido con el paso cambiado de la ubérrima y fondona satisfacción derramada por su supuesta jugada maestra antes del debate sobre el estado de la nación. La titular de Exteriores anda aún perdida en la puesta al día -que le llevará tres meses como mínimo- y el resto del goppierno anda mordiéndose los dientes -ellos son así de inverosímiles y más- para no invocar al apóstol batallador, cerrar España y reconquistar el “sagrado suelo patrio” en un decir amén. Por el frente norte, Ibarretxe y su salaz portavoz parlamentario, Egibar -un prodigio de finura humorística, inventiva argumental, agudeza de ingenio y verbosidad vizcaína-, siguen atizando el fantasma cada vez más corpóreo del adiós a España y el hola a su propia escisión, con el previsible adiós de Álava y el portazo navarro que ya está dado desde antaño. El segundo Josemari del goppierno, Josemari el justo, Michavila, se estrena en el cargo confirmando su confianza en el fiscal Cardenal, un servidor servil cuyo servofreno ha funcionado siempre a la perfección para pparar la acción de la justicia contra miembros del gobierno o del partido goppernante, amén de haber descafeinado hasta el aguachirle la fiscalía anticorrupción. En el suplemento de realidad patriachica, una crónica inspirada en el Proceso de Kafka resume perfectamente la esclavitud a que nos han sometido los nuevos dioses megaeconómicos, auténticos demiurgos contra los que no vale ni siquiera la realidad evidente, la perceptible, la lógica: ¿quién puede asegurar que es quien dice ser, en estos tiempos clónicos que nos han tocado vivir a medias, y mediatizados? Pues eso. A Clonista no le podía pasar desapercibida la decisión de Teresa Berganza: “harta de los puristas” ha decidido pasarse a la rumba y al bolero. En clave psicoanalítica la cosa se entiende mejor cuando añade: “quiero cantar lo que cantaba de pequeña sentada en el piano al lado de mi padre. Quiero perder mi voz.” Es evidente que, como decimos en catalán, aquí hi ha marro, i molta maror -psicológica- de fons. Clonista está convencido de que la oleada de fantasías contables que tanto daño les está haciendo a los jugadores en bolsa de todo el mundo -y tanta sensación de cruda realidad les está deparando al mismo tiempo, no hay que olvidarlo- es una competencia desleal con su propia actividad y con la de los escritores de ficción en general. Ahora llega la marea a las cuentas del estado español y el PSOE acusa al partido goppernante de haber caído en el vicio americano, ¿o ha de considerarse universal, por definición? Se promete un debate júlico en la jaula cortesana lleno de enjundia presupuestaria, o sea, un verdadero numerito, vaya, es decir, nos vendrá, nos vendrá…

viernes, 11 de septiembre de 2015

12-7-02

     “Con el cambio de ministros, hay más realidad de la que podemos consumir”, dice Millás en su columna venérea, titulada precisamente Realidad. No sólo con el cambio de ministros, claro, pero es un ejemplo total. Clonista pensaba que discrepaba de Millás cuando éste afirma que lo que exige verdadero talento es la ficción, no la realidad, y que Zaplana, por ejemplo, es tan real que asusta lo real que es, sin que quepa en él ni la más mínima brizna de verdadera ficción; y lo pensaba porque le parece que, a veces, el propio Zaplana, como su caudillito, y otros tantos especímenes goppernantes, pierden espesor de realidad y se adelgazan hasta convertirse en títeres de cachiporra que representan la ficción más absurda, prosopopeyesca y deplorable jamás concebida. Ese es el quid, que también hay malas ficciones, invenciones que ni siquiera lo parecen, de puro vulgares y reales. Pongamos por caso la invasión militar marroquí del islote Perejil y se entenderá, cree él, lo que quiere decir. ¡Ay el caudillito desafricanado! Clonista sostenía medio en broma medio en serio que tras el paso del caudillito, su divisa de la España una, grande y libre, acabaría convirtiéndose en varias, minúscula y prisionera del capital. Si la amenaza de desmembramiento norteño sigue consolidándose, ahora se abre el frente surifeño de las amenazas contra Ceuta, Melilla, et alii, salvo Perejil, claro, reconquistada ya por los valientes gendarmes marroquíes para regalarle a su rey, en los fastos de su boda, un peñasco que condimente la celebración. En Palacio no hay inquietud al respecto, parece, y se descuelga con una afirmación típicamente diplomática: “tenemos que potenciar el diálogo con Rabat”. ¿Cómo se potencia lo que no existe? La perversión del lenguaje es el abecé de la política, pero ella misma es la causante del divorcio entre los representantes y los no representados por ellos. En otro plano distinto, pero no menos perverso, los creadores de la realidad prensada tienen sus más y sus menos con la lengua. Javier del Pino, sin encomendarse a dios ni al diablo, escribe: "dijo el líder de la mayoría demócrata en el Senado, el estadounidense Tom Daschle". Clonista no es un tiquismiquis, pero no deja de sorprenderse una y otra vez, como ayer lo hizo ante la redacción de EFE y hoy ante la de Del Pino. ¿Acaso en el Senado usamericano hay senadores que no sean usamericanos, o estadounidenses, que prefiere Del Pino? Clonista es consciente de su ignorancia y de sus limitaciones, pero no sabía que llegara a los extremos que Del Pino le revela en su crónica. A Galtieri, golpista belicista y asesino parece que el perdón del corrupto Menem no le ha guarecido del celo judicial de los émulos australes garZonianos. Clonista está en todo de acuerdo con el juez y espera y desea que, como al nonagenario asesino nazi recientemente condenado, no sea la historia, sino los hombres, los que les ajusten las cuentas pendientes para evitar los fraudes contables. Que los hábitos franquistas se habían instalado, como Paco por su casa, en el goppierno aznargil podía pasar por afirmación que expresaba el resentimiento de Clonista, su inquina manifiesta, su aversión política o simplemente su sensibilidad artística, pero cuando Álvarez Cascos ha hablado, haciendo honor a su apellido, se ha percatado Clonista de que no crece ya la hierba de la concordia partitiva tras su descalificación, hunida, además, al sarcasmo mandibular y mandoblar que convierten a Clonista en un timorato casi en exceso respetuoso. La realidad que emerge en el día de hoy es siempre una suerte de elección casi a ciegas, porque los titulares de la realidad, sus poseedores, son auténticas sombras de aventuras humanas incatalogables. La elección de Laporte para presidente del IEC, el Institut d'Estudis Catalans, auténtica onomatopeya de la provecta edad de sus dirigentes, un retiro amable para patriotas en fase terminal, le llama la atención a Clonista como ejemplo de las burbujas de realidad que navegan sin chocar con otras, manteniendo así su integridad y su autismo. La mitad de las altas en la Seguridad Social son inmigrantes. Sin embargo, aún hay empresas como Carbonell Figueras que contratan inmigrantes, chilenos en su caso, casi en régimen de esclavitud decimonónica. Clonista se ha planteado si de su clónica puede desprenderse una visión del rumbo que sigue la sociedad, o las sociedades, en general. Duda de ello. Pero lo consultará con la almohada. A estas alturas de clónica no se va a dejar vencer por ninguna idea que cosa la trascendencia a sus afanes clónicos, ni tampoco tiene él la capacidad visionaria que permita pronunciarse respecto a futuros imperfectos -que es muletilla de moda-. En todo caso, sí advierte que ciertos lastres demasiado humanos siguen acompañando la aventura del hombre sobre la Tierra como lo han hecho hasta hoy. No hay más que leer las prosas de Petrarca para darse cuenta de ello.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

11-7-02

     Aún hay resaca, aunque leve, en el sucio estanque de la minúscula política nacional. Arenillas de Aznar lanza chinarros de prepotencia estatal contra Ibarretxe y éste entra al trapo y cornea una demagogia de primero de latín: “insulta [Arenillas] a todos y cada uno de los vascos”. Estas muletillas tan sólitas, ¡qué capacidad de degradación dialéctica tienen! Clonista supone que la apropiación indebida que ha hecho Ibarrtrektxe del pensar y sentir de todos y cada uno de los vascos, debería haberla hecho con cierta vergüenza e incluso con algún leve rubor, pero no, fiel a su estilo cínicosereno, la ha hecho con total desfatxatez totalitaria, y después ha seguido contemplando el idílico paisaje de sus vascongadas asediadas por las oscuras amenazas armadas de la centrípeta fuerza exterior. Lo cierto es que a Clonista le parece que lo peor de los demonios de la historia de este país de los ídem se ha encarnado en los actores políticos que se ladran de territorio a territorio amenazas que no pueden seguir siendo indefinidamente de boquilla. Se sigue tensando la soga de las lealtades y bien pudiera ser que muchos abandonaran el juego, hastiados, y señalaran, por fin, la desnudez de los reyes. En la sección de internacional se ha enterado Clonista del fin vulgar “de suceso” del torero español hallado muerto en Perú: fue asesinado, robado y arrojado al mar. Pero la verdadera noticia, la dimensión más real de la realidad prensada del día de hoy, la ha hallado Clonista en una minucia que pudiera pasar por despiste, inadvertencia o lapsus, pero que, malicioso él, ha elevado a categoría desde la anécdota. “El diputado socialista Fidel Espinoza levantó un cartel con la leyenda: ‘'Pinochet mató a mi padre’”. Nada que objetar salvo que el diputado aparece en la fotografía que ilustra esa noticia y con él, lógicamente, el cartel en que se lee: “¡Pinochet asesinó a mi padre!” Por el camino de la recreación prensada se cayeron las exclamaciones y el asesinó se trasmutó en mató. Debe ser que la realidad escrita, prensada, es la que queda, la que vale, no un testimonio fotográfico. No lejos del buen ánimo maquillador del redactor de EFE  -¿Efe de qué, de Franco? Pues sí-, Andrés de Francisco escoge un tema agradecido para el lucimiento depredador, la escasa democracia de los partidos políticos españoles, y arremete a diestro y siniestro armado con una panoplia de tópicos cuya ranciedad resulta patética. Puestos a arremeter sin matizar, y esto último es lo menos que se le debe pedir a un profesor titular de Políticas, se descuelga De Francisco con esos “congresos predeciblemente plebiscitarios y con férreo control jerárquico desde arriba”. Si no hace ni dos años que hubo un congreso socialista en que ocurrió justo lo contrario... En fin, los típicos saldos de verano. Es un derecho del caudillitor nombrar su goppierno, pero el tufillo autoritario de quien nombra todo lo habido y por haber (Senado, alcaldías, ministerios, etc.) es excesivo para la más embotada de las sensibilidades democráticas, tan amantes, además, de las formas, de las buenas formas. La plataforma ¡Basta ya! Ha pasado a la acción y se ha manifestado deshaciendo los vasconeufemismos del partido que no ve nada de extraño en su comunidad trhibal, salvo las amenazas sombrías “de Madrid”. En el oasis, Trias corrige a Mas, dicta el titular, y Duran le advierte, reza el subtitular. Y el quenediano Artur (pronúnciese llana, según la cursilería catalanish teletresiva) anda vapuleado entre los suyos, manteado y emparedado, listo para salir a competir, lleno de magulladuras, contra Maragall. ¡Menudo papelón quijadesco, el suyo! El ayuntamiento de Closcarles hace honor a su alcalde y cierra Studio 54 y, además, lo expropia para dedicar el espacio a equipamiento social para el barrio. Y así casi todo. Muy a menudo ha pensado Clonista que este ejercicio minucioso, y tan de bulto al tiempo, es en realidad un privilegio, en vez de una obligación incómoda o exigente. Hoy le ha dado por verse admirativamente, entre comillas -que equivale a la incapacidad universal de los hablantes para marcarlas a través del tono-, y ha descubierto que, a su manera, tiene a su disposición la más libre tribuna jamás concebida. Es sorprendente, por lo tanto, su inclinación a la mesura, cuando, en circunstancias normales, la lectura habitual de la prensa sin el condicionamiento de la aventura clónica lo deja atiborrado de improperios y descalificaciones que reparte por doquier. En modo alguno lo limita la aspiración de que este seguimiento perruno de la realidad pueda tener algún día otros lectores que él mismo y algunas amistades.También Clonista, ciertamente, se asemeja al periodista, pues, al igual que él, de la confusa novela de la realidad, se queda con los capítulos que más le llaman la atención, como si sólo ellos pudieran dar fe de lo real, sin el concurso de los demás. Desde esta perspectiva ya no resulta tan halagadora la visión de sí mismo. Seguirá.

martes, 8 de septiembre de 2015

10-7-02

     Hoy es un día de fiesta mayor para los medios de comunicación: crisis de gobierno. Todo iba bien, la huelga no había existido, nadie estaba quemado y, de repente, un vuelco político que huele a sálvese el que pueda -que quede una pensioncilla o que no se piqaiga en manos de la justicia- y que se escenifica como un vodevil, a juzgar por tanta entrada, salida y cambio de despacho. Y todo, tan acelerado, ¿para qué?, ¿para ir adónde? Si poco a poco Zapatero ha logrado instalar en la sociedad el mensaje del fin de ciclo popular, Aznar parece empeñado en corroborarlo, más pendiente de su salida hacia el olvido piadoso que de la imposible llegada a una nueva mayoría absoluta. Clonista debería estarle agradecido al caudillito, de quien, por cierto, ha rememorado maneras destitutorias, por la chinilla que ha agitado el pantano de su acción política, pero los prensadores menos entusiastas han advertido enseguida que el tono mediocre del asunto destaca tanto que el solo nombre del escalador Zaplana -de Benidorm al cielo-, nombrado además para la cartera de Trabajo, lo dice todo, lo explica todo y lo resume todo. Clonista solo percibe un detalle de buen gusto en el despido obligado del infame portavoz neopentagonal, si bien el contrapeso escandaloso es el mantenimiento del visugermanicus y reverencial Piqué para no verse a pecho descubierto frente a una justicia que algún día tendría que exigirle que rindiera cuentas, de esas ficticias a las que tan aficionadas andan últimamente las empresas del capitalismo literario de este comienzo de milenio. Ante la próxima cita parlamentaria, y sabedor de la inferioridad política con que a ella se presentaba, el caudillito ha querido convertirse en el epicentro del debate público, si bien es muy posible que el tiro acabe saliéndole por la culata, y más aún con el equipo de monteros con que se presenta. Se habrá de ver. Casi desapercibida pasa la noticia del tibio reencuentro negociador entre árabes e israelíes, junto a la algazara de perfiles, biografías, trayectorias y especulaciones de todo tipo, locales y comunitarias, como rebote del movimiento ministerial. Y, por supuesto, Pannella ha desaparecido del primer plano de lo real. ¿Cómo será su próxima irrupción, de cuerpo presente, acaso?  La vacación ganada en la dificultosa lid del esforzado menester docente condiciona sobremanera la visión de la realidad, y más aún la ofrecida desde la prensa. El ritmo cansino y desestresado parece comunicarse a la contemplación de lo real, de modo que incluso la leve agitación producida en el estanque de la España-que-va-bien tiene algo de cámara lenta, de ensayo intrascendente. La desaparición del joven torero español en Perú, aparecida ayer con tintes de novela por entregas, se ha resuelto en una muerte misteriosa en la playa. A Clonista le llama la atención la carencia de datos con que está confeccionada la noticia. Se supone que mañana, si algo se supiera hoy, llevará el asunto a la portada del diario. Es decir, mañana la realidad se abrirá con una muerte, el gran suceso alrededor del cual gira la creación prensada de la realidad. A veces, también, seamos justos, lo es el nacimiento, sobre todo si unos padres blancos se encuentran con dos gemelos negros; otra noticia en la que la carencia de datos dejaba al lector de la realidad pendiente de una futura entrega que ya no se ha producido. La realidad prensada, en ese sentido, no es muy distinta de la realidad fluida de radio corto: tiene una enorme capacidad para decepcionar.

lunes, 7 de septiembre de 2015

9-7-02

     La realidad también es un bazar, o un Rastro. Se revuelve entre la creación prensada y aparecen aquí y allá bien regüeldos del pasado, estantiguas de un lejano ayer, bien fantasmas inverosímiles del presente o magníficos dislates con los que se ha de comulgar por la fuerza de los hechos inmodificables. La realidad prensada es la dictadura de los hechos, ciertamente. Y sin embargo es siempre la interpretación sesgada lo que define el fondo del fondo de la realidad, más aún que los propios hechos, sujetos por definición a la manipulación interesada. No es panorama interesante el de un mercado tan previsible, pero siempre cabe la alegría del absurdo. Encadenados en línea, por ejemplo, BushFreireGaddafi-bonete-terciado, podría sacarse un hermoso capítulo presidido por el nonsense que haría las delicias de los carrollianos, secta bienhumorada donde las haya. Más abajo, en el primer y fastuoso decorado prensado del día, se esconde, casi agazapado, un drama por venir -o un sainete, según cómo acabe- en un futuro inmediato. Ayer Clonista ya entrevió que los movimientos del acólito de Arzalluz, tras renunciar a la soberanía e independencia políticas a que le obliga el cargo de lehendakari de todos los vascos, para instalarse en el subordinante correveidilazgo meapilas de su Papa sabiniano -¡beato ejemplar fascista avant la lettre!-, acabarían desembocando en un conflicto de trascendencia imprevisible a día de hoy. Lo cierto, con todo, es que el caudillito llegó al poder con la promesa de mantener la unidad de España, acabar con el terrorismo y revitalizar la democracia. A menos de dos años de su despedida es posible que antes de acabar su mandato asista a la secesión vasca, a las matanzas indiscriminadas de vascos no nacionalistas y a la deturpación funesta de los usos y valores democráticos. Con este panorama a la vista, al estadistillo de libreta azul le preocupa, sobre todo, la pérdida de Madrid en la batalla municipal. ¿Qué promesa habrá recibido Gallardón para acceder a descender un peldaño político y gobernar la capital del reino, en vez de la Comunidad de Madrid? ¿Será el sucesor encubierto, para el 2004? ¿El arma secreta y centrista que deje el estadistillo como herencia al país? Se ha de reconocer que la política nominal tiene una vertiente lúdica y cafeteril capaz de animar cualquier aperitivo o cualquier desayuno. Otra cosa es lo que hay en juego. La jugada ppresidencial es la peor noticia que podría haber salido de Génova, o de Moncloa, pues es el anuncio a los cuatro vientos de la debilidad popular, de los temores: una baza concedida a la adversaria de Gallardón. Y el fundamento político es la famosa macroencuesta partidista, tan críticada por Cascos como arma decisoria para elegir candidatos. Si la propia encuesta ya arroja malos resultados, en el PSOE no deben cantar victoria, aunque ya les saquen seis cuerpos de ventaja, como mínimo. Se trata, pues, de saberla administrar y aumentarla en el inminente debate sobre el estado de la nación. Bush arrastra problemas de gestión económica en su antigua faceta de empresario, como su vicepresidente. Se entenderían con Rato, más que con Aznar. Gaddafi, por su lado, aparece en la UA en plan rebelde, orgulloso. La UA propone extender la democracia en el continente, como medida de progreso y garantía para la recepción de ayudas del primer mundo. Gaddafi, sin embargo, no pasa por ser un preclaro ejemplo democrático. Aunque Clonista comparte ciudad con los congresistas que asisten animosos, discurso tras discurso, a la descripción derrotista del futuro aidsnmediato, no está muy seguro de que el despliegue prensado haya logrado hacer llegar al corazón de la sociedad la exacta dimensión de la tragedia para convencerla del lugar de privilegio que ha de ocupar en las agendas gubernamentales del planeta. Al otro lado de la noticia, en el segundo plano del paisaje real, Mariano Barbacid denuncia maniobras paravillalobianas para dar al traste con su proyecto de investigación oncológica. Se ve que la política de recortes y de déficit cero no respeta ni lo que se programa como propaganda, y menos si el cerebro estelar tiene algo de indómito escarmentado. Ahora le ha tocado el turno a la contabilidad ficticia de Telefónica, pero en la página siguiente le ocurre otro tanto a la potente Merck. Bush quiere que los novelistas económicos vayan a la cárcel, aunque él también hizo sus pinitos. Entre el debe y el haber sigue habiendo una ambigua historia de malentendidos cuyos capítulos se suceden como los escándalos de un culebrón. En esas estamos, a verlas venir.
8-7-02

     Sacado de la crisis, por las preceptivas vías purgativa y unitiva, Clonista se acerca a la realidad prensada del día con un cansancio casi metafísico, pero con la renovada ilusión de cumplir con su fastuoso proyecto por fas y nefas, que es lo que corresponde. La Conferencia Internacional sobre el SIDA acapara el interés y ha de ser así. Parte minúscula de esa realidad, pero indicativa y justicieramente poética ha sido el abucheo masivo que se llevó la primera autoridad sanitaria del país, doña Villalobos, como representanta de un país que ha levantado el muro de la vergüenza de los visados para impedir que, de rondón, se colaran inmigrantes disfrazados de congresistas. Poca pena fue el abucheo, celiamente. ¿Cómo no pueden estar todas las simpatías de Clonista al lado del huelguista de hambre y sed Marco Pannella? Fue una lástima que el Partido Radical Internacional que promoviera en sus tiempos Savater no cuajara, pues hubiera sido una vía política muy digna de ser tenida en cuenta, además de que se hubiera  constituido, al margen del juego de las mayorías y las minorías parlamentarias, en la  verdadera expresión del pensar y el sentir de izquierdas en un país tan necesitado de ambos. La huelga de Pannella, como realidad, sin embargo, se presenta hoy, aunque el veterano político, de 72 años, lleve en huelga ya 86 días. ¿No ha existido su lucha hasta hoy? Allá, en la Italia del Ducesconi, la prensa lo ignora y lo ridiculiza. Fuera de allá, no existe, si no aparece. Excéntrico absolutamente, se halla situado, por el contrario, en el epicentro de la constitucionalidad, tan vapuleada a veces cuando el interés de los partidos mayoritarios les lleva a desentenderse, que en eso sí que se entienden, de la legalidad vigente. Ibarretxe, por su lado, promueve la unilateralidad contractual con el Estado, camino de decisiones de mayor enjundia. El monaguillesco PC, fiel a su oportunismo político, sigue terne en su apoyo a la estrategia soberanista, ¿para recoger qué migas futuras de un país construido sobre la extorsión y el asesinato?  Poca cosa se alza en la realidad que le dé consistencia y relieve. La sensación de que muy a menudo toda la realidad es de andar por casa le quita muchísimo valor. Que anden pringados en comisiones altos cargos guppernamentales, ¿cuánto se aleja de la mediocridad? ¿O que Masicía se desgañiten para retener un cortijo que su patrón jubilado ha saqueado hasta la extenuación y que cambiará, previsiblemente, de manos dentro de poco? ¿Y lo del espantapájaros desnegrado Jackson, el lejiado, que se presenta como una víctima negra?  Desde luego, Clonista se queda con la petición de ayudas para el sector del conejo, que es la petición de ayuda nuestra de cada día: hay poca demanda de conejo, eso es lo que hay, que no hay. Y más cornás da el hambre, y en los sanfermines a los necios buscadores del riesgo que desconocen, infelices, los emocionantes infartos bursátiles. Pues eso.

domingo, 6 de septiembre de 2015

7-7-02

     He aquí de nuevo a Clonista presto a orientarse en el bosque de lo real prensado e identificar algunos claros desde los que observar el desfile de las piezas capturables, que no burdos trofeos sin sentido. Tan amigos de las conjuras y las conspiraciones, ahí tienen los usamericanos a su científico loco y despechado sembrando ántrax por doquier: todo un espécimen de cuidado, el nota Hatfill, un fascista de los que los usamericanos creen que no abundan por aquellos lares. Según Probst, cuando hay crisis en Usamérica, el país gira a la izquierda, y cuando esos tiempos de crisis se dan en Europa, el continente gira hacia los totalitarismos. ¡Qué extendida está la internacional de las sandeces! Clonista pide disculpas por su juicio intempestivo,  máxime cuando la señora Barbara le cae de lo más simpático, pero a veces cuesta retener la digitación y las teclas se disparan solas y hablan por nosotros. Como habrán hablado -mal de dos...- por Vargas Llosa al titular su artículo Queremos ser pobres, es decir, el madrepatrio ¡Vivan las caenas! ¿Tendrá respuesta antiglobalizadora su artículo? La visión idílica de las multinacionales samaritanas, ¿a quién convence sino a quien se le vence el bolsillo por el peso de sus cuantiosos ingresos?  Clonista ignora si habrá respuesta y le encantaría que la realidad le desmintiera su augurio de que no habrá tal. Hoy es día de espadas en alto, pues se aproxima la gran corrida en el ruedo ibérico, y los diestros y los siniestros sueñan con verónicas carmesíes, muletazos de alhelí y estocadas de perfil. Los domingos, bien se sabe, es día de lectura matutina de periódicos, y tampoco conviene indigestarle el desayuno a nadie, que para eso están los laborables. Lo sorprendente, con todo, es el espacio publicitario que se le dedica a Jorg Haider y su titular franquista del haga como yo, no se meta en política: “no estoy en la derecha ni en la izquierda, estoy al frente.” Clonista inició su aventura pasado el horror del 11-S, y oyó y reoyó que el siglo que se inauguraba vería la tercera guerra mundial: la del terrorismo. Y por esos pasos se sigue caminando, a juzgar por el asesinato del vicepresidente afgano, a poco de haber sido nombrado. Sin embargo, el SIDA sigue causando él solito más muertes que cualesquiera guerras o catástrofes naturales se den en el planeta. Para hablar de esa auténtica realidad hiriente y buscar soluciones que ningún gobierno de país rico querrá aplicar se reúnen en Barcelona miles de personas bienintencionadas, casi hasta quince mil, al parecer.  Otra división: Europa partida en dos agriculturas: norte y sur. El tal Fishler es especialista en armarla cada vez que propone reformas. Por estos lares andan revueltos los lagares y ¡cómo no! la palabra tótem es ayudas, más ayudas y siempre ayudas. ¿En quién ha leído Clonista la frase de Azaña, “cuando desaparece el Estado, reaparece la tribu”? En España se va consiguiendo el éxito sociológico de que Estado y Tribu convivan, aunque en escasa armonía, todo sea dicho de paso. Y Clonista ya no da más de sí.