21-8-02
Es
evidente que en la realidad prensada el orden de los factores sí que altera el
producto. Y lo hace hasta desfigurarlo y volverlo irreconocible. La jerarquía
lo es todo para la realidad prensada, y cualquier mínima alteración del orden
puede acabar dando al traste incluso con el emisor, quien de ileso –y a veces
bastante iluso– creador de la realidad pasa a ser víctima de su propia
depredación creativa. El hábito del orden riguroso de los compartimentos
estancoseccionados acaba interiorizándose de tal modo que, sea por comodidad o
por servil obediencia de Clonista –un ser ¿inevitablemente? inferiorizado, en
relación con la superioridad divina del génesis cotidiano al que asiste como
atrevido escoliasta–, éste descubre, a disgusto, su rastrera actitud. Hoy, con
un atrevimiento que nada tiene que ver con la tempranísima hora en que
despliega la plica de su afán aventurero, Clonista se adentra en la noche
oscura de la realidad prensada y extrae de ella una entrevista mal ubicada en
la Revista de Agosto, aun cuando se
haya querido banalizarla exhibiéndola bajo el rótulo paternalista de Nuevos Talentos. Serge Halim es el
nombre del, al parecer, vitriólico acusador de la creación de una clase
periodística que habría nacido como respuesta a las necesidades de la clase
política y el poder económico y que actuaría como un lacayo obediente al que se
le distingue con una interesada concesión de autonomía de pensamiento y obra
que, mientras cumpla la función para la que ha nacido, le permite creer en la
ficción de su libertad, de su independencia. Por estos lares esa función –que
no deja de pertenecer también al sistema, pues actúa casi como elemento de
falsación– la cumpliría Arcadi Espada, debelador del periodismo amarillento y
sensacionalista que se erige, como viene Clonista insistiendo en ello, en
creador de la realidad, más que en su estendhaliano espejo. Halim arremete con
fundamento y agresividad contra unas empresas periodísticas creadas sobre la
censura, la facción –y la ficción–, y más atentas al negocio que a la posible
verdad “que está ahí fuera.” Como le ocurre a cualquier moralista
bienintencionado –y con ese desagradable puntito clerical que tienen todos
cuantos ejercen de savonarolas– no deja de haber, en el discurso de Salim,
algunas obviedades y simplicidades que deben de ser producto del angosto
espacio en que ha de desarrollar su pensamiento. El titular, por ejemplo –que
no es el que él a buen seguro hubiera escogido–: “La prensa siempre elige lo
interesante sobre lo importante”, ¿qué mediterráneo mal traducido es? El
entrevistador incluye la deleznable expresión “tomar muchos riesgos” que la
inverosímil creatividad lingüísticosurrealista del periodismo deportivo, sobre
todo el futbófilo, está consiguiendo incrustar en el idioma castellano a coces
desgañaitadas. Clonista, a pesar de las simplicidades mencionadas, y sabiendo que
vivimos en un mundo marcado por el dinero y el comercio, que leído fuera de
contexto no se sabe si se refiere a los fenicios, la ruta de la seda o la
revolución industrial, está contento de haber abierto su realidad con el señor
Halim, reacio a confesar su edad y a dejarse fotografiar, quizás porque intuía
él su futura condición de producto bazaragosteño. Ahí queda. En el orden
natural de la realidad prensada, la cara y los ojos del diario traen dos
noticias relacionadas estrechamente entre sí. Ambas tienen que ver con el
terrorismo. En una, GarZón de ida se lanza a suspender a divinis a B por su
“integración aparente” en ETA, y en la otra, los prisioneros alqaedienses
alojados en Guantánamo se convierten en alqobayas de las autoridades
usamericanas en su lucha contra el terrorismo al tiempo que intentan suicidarse
por cuatro métodos desesperados: comer las propias heces, ahorcarse con toallas,
darse de cabezazos contra las paredes y cortarse las venas con cubiertos de
plástico. Eso sí, están siendo exquisitamente tratados y se les permite hacer
sus cinco rezos diarios de cara a La Meca. De soslayo también observa Clonista
la realidad prensada y, a menudo, descubre en el segundo plano un motivo que le
atrae hasta convertirse, si no en lo
esencial, sí en la única copla que se le queda. Ahí está el jueguecito manido
de los elementos que, en esta ocasión, ayudan a Schröder, como, en su momento,
el derribo de las Gemelas –aunque aquellos fueron otros elementos, no menos
naturales, eso sí- hubiera determinado la reelección del alcalde de Nueva York,
de haberse éste presentado. Con lo que se queda Clonista es con los carteles de
la campaña electoral que aparecen en el segundo plano de la fotografía que
ilustra el esfuerzo terrero contra el Elba. Stoiber sonríe jubiladamente
mientras es contemplado filialmente por la mandamás de su partido, Angela
Merkel. Schröder habla por el teléfono móvil desde el coche oficial, parece,
aunque pudiera ser el avión presidencial o cualquier otro rincón. ¡El teléfono
móvil la modernidad! Sigue subiendo el
número de rusos muertos por los guerrilleros/rebeldes chechenos –no parece que
Putin consiga que aparezcan en la realidad prensada internacional como
terroristas, aun habiendo conseguido la comprensión de su homólogo (en modo
alguno “hombre del logos”, por supuesto) español- aun a pesar de que la
realidad haya pasado de la titularidad al banquillo en un día. Pepe Rei -¿y no se habrá autolatinizado para
desmonarquizarse, al modo con los Rodríguez se autocatalanizan en Rodri para
desenraizarse?–, el soplón hediente de ETA, está en coma tras un accidente de
coche. Toda la noticia no tiene mayor trascendencia salvo la del justo castigo
bíblico que parece manifestarse en ese azar, pero una frase del periodista,
“por causas que se desconocen”, basta para que los fieles lectores proetas que
tiene El País -¿dónde van a encontrar una publicidad tan amplia y generosa para
sus ideales bomba?- inicien sus proezas borroqueñas correspondientes.
Consternado evangélicamente por el accidente reial debe andar el emérito
Setién, quien insiste en su teoría de los extremos que se confunden y, por
ende, en la equiparación completa, a todos los efectos, entre los gudaris
vascongados y el caudillito. Tras haber declarado el goppierno que por primera
vez se sentía amparado por la iglesia vascongada, Setién se debe haber visto en
la obligación nacionalista de recordarle al mundo entero la división
irrenunciable de dicha iglesia. Tras los datos aparecidos sobre la claroscura
realidad económica de los partidos –y podrían recabarse algunos otros de
singular importancia sobre la irrelevante presencia de la democracia en los
mismos– comienzan a aparecer las disculpas, las justificaciones y algunas
propuestas de enmienda. Una de las del portavoz de IU en el Congreso va en la
línea de las propuestas por Clonista, pero es menos radical, pues no aborda la
desaparición de las campañas electorales reales, no las establecidas
legalmente. En Cataluña, por ejemplo, el gociuerno anda detrayendo fondos de
los presupuestos para mascampañear al grito alarmista de ¡más Ciutaluña para
los ciutalanes: no dejemos que nos la pscuestren! Otra propuesta de las de Alcaraz,
por ejemplo, resulta de un soviético candor idealista que asusta: aumentar las
ayudas públicas para evitar que los partidos se sigan endeudando y acaben
sometidos a los prestamistas. La guerra del agua sigue avanzando metro a metro
–cúbicos, por supuesto– en la realidad prensada. Bono acusa a la Confederación
Hidrográfica del Segura de mantener un “silencio cómplice” sobre el origen del
agua empleada para regar 35 nuevos campos de golf creados en el campo turístico
levantino. ¿No será que Bono no acaba de entender que un campo de golf es una
plantación donde crece la especie “turista de lujo” sin otro abono que la rica
y nutritiva agua manchega? Impropio como cualquier deslizamiento hacia el
amarillo en el espectro prensado, por más que sea un marujeo comedido, Clonista
ha cogido las hojas del rábano y se ha detenido en una realidad que a medias le
sorprende, a medias le inquieta, a medias le divierte y a todas luces le deja
indiferente: El caudillito y su señora navegan en un yate de Matutes, el antiguo
ministro de Asuntos Propios Exteriores, por aguas próximas a Ibiza. Hasta ahí,
nada, todo tan normal como la propia parejita pareada. A partir de ahí, la
magia de lo real: para cualquier eventualidad se han habilitado ¡un quirófano y
una unidad de cuidados intensivos! en el hospital público de Can Misses. A lo
de las Misses Clonista renuncia, por decoro, pero a esas precauciones... ¿Qué
aventura náutica tan tomada de riesgos
ha emprendido la pareja monclovita?