24-9-02
Charlando Clonista
con Paco Marín, amigo, novelista y, sin embargo, historiador, le confesaba la
aparente esterilidad de su aventura clonista cuando, de pronto, cayó en la
cuenta de que el interés de semejante hazaña no podría valorarse sino a
larguísimo plazo: 50 o 70 años, como mínimo. Enseguida Clonista se puso en la
piel de un futuro lector que revolviera en las montañas del mercado de libros
viejos de San Antonio, o de cualquier otro similar, y se encontrara, por puro
azar con un volumen que le anunciara lo que éste: Clónica del año 2. ¿Dudaría, después de hojearlo, de su anecdótico
interés? ¿Pensaría que se trataba de otra forma de contar la Historia?
Probablemente no, siempre y cuando a Clonista no se le ocurra, en mala hora,
ponerle algún subtitulo pretencioso al estilo de Los límites de la realidad y la realidad de los límites, o
cualquier pedantería por el estilo. Esa figuración le ha insuflado a Clonista
unos ánimos que su realidad laboral estaba consiguiendo esquilmar. De hecho,
hoy es el segundo día in a row que ha
de levantarse a ciegas y baldado –esta noche pasada le ha tocado el turno a la
nominalmente bellísima “alergia colinérgica”, y, en realidad, un suplicio atroz
que le desvela y le impide volverse a dormir en un plazo de dos horas y media,
si el Atarax actúa rápidamente, por supuesto- para pacer su afán. Arafat
continúa levitando en su asedio hasta que Sharon se atreva a mandar pinchar la
burbuja artificial y se derrumbe quién sabe si con un tiro en la sien o
volatilizado por un misil que lo convierta en el mito que justifique centenares
de futuros asesinados en Israel. Con todo, la promesa de Arafat de intentar
acabar con las actividades terroristas de muchos de sus compatriotas es una
declaración implícita de cierta culpabilidad. En el terreno de la negociación
imposible los muertos sobre la mesa siempre son baza negociadora, sea cual sea
su origen: eso es lo inmoral. ¡Menudo ramalazo ético que le ha dado a Clonista!
Su ingenuidad no parece alcanzar límites, desde luego. El fracaso de unos
asesinos de ETA, a los que les explotó en las manos la bomba con la que querían
limpiar las vascongadas de indeseables, no tardará mucho en llevarse otras
vidas por delante: ¡a cuántas barbaridades no conduce el desquite de la
vergüenza pública, de la humillación! Siguen actuando como realidad de primer
orden los resultados de las elecciones alemanas y las famosas reacciones. Si
hay alguna significativa es la negativa de la administración bushamericana a
felicitar a Schröder, a quien acusan de haber “envenenado” las relaciones
bilaterales. Usamérica está, pues, dispuesta, a pelearse con todos los aliados,
menos con uno, y a enseñarle al mundo entero que se basta y se sobra ella sola,
con Blairglaterra, para hacer lo que se ha de hacer, por encima de escrúpulos y
blandenguerías interesadas. Esa posición de Gran Padre Blanco es, por otro
lado, dato inequívoco de la realidad, al margen de sus humos y de sus aires.
Ahí está el ultimátum a Sharon para que no le toque ni un pelo a Arafat y se
siente a negociar cómo diablos salen del embolao en que se han metido, o en que
Sharon los ha metido a ambos con esa mentalidad belicista para la que la única
negociación posible es la rendición. Aznar ayer, aun aliándose con el
extrañísimo eje italobritanicoespañol probushiano, dejó caer que Israel debía
cumplir las resoluciones de la ONU, como Irak. No será ajena a esa declaración
la nota que le habrán pasado sobre los resultados de las encuestas ciscadoras sobre
el tema, que auguran éste y futuros desencuentros con la masa electoral. Ya se
sabe, con todo, que la soberbia ciega. Y si no que se lo digan a su predecesor,
en quien no ha hallado escarmiento, sino a quien ha cubierto de escarnio, que
no es poco pecado tampoco... El vicesecretario de los socialistas marroquíes,
excesivamente complacientes con el feudalismo monárquico de su país, produce un
titular para el que debe de haber estado reflexionando muchas lunas: “En el
fondo, a los islamistas no les gusta la democracia.” Es razón de liviano peso.
Tampoco le gusta al caudillito, y ahí está, ¡hasta dando lecciones de ella,
cuando se tercia! Todo muy grotesco, sin duda, ¡pero tan real! Si Atutxa azuzó
el ordenamiento jurídico contra GarZón, un sindicato minoritario de policías
busca abrirse paso electoral y denuncia a la Mesa del parlamento vascongado por
desobediencia a la justicia. Lo propio es pensar que embolicar més la troca debe obedecer a una estrategia ruidosa cuyo
supuesto beneficiario directo seraía el PP, pero ¿quién conoce la voluntad de
los dioses? No este Clonista, ciertamente. ¡Qué contumacia, la hispanomarroquí,
a la hora de malentenderse! Realmente parecen dispuestos a darse la espalda y a
esperar futuras mediaciones del amigo americano, de ambos, o de la ONU. Que la
publicidad tiene una realidad que va más allá de lo real prensado es indudable,
como también que invade el poroso espacio privado con una facilidad que asusta.
El fotomontaje publicitario de El País con
Kafka, por bienhumorado que fuera el escritor praguense, es de un mal
gusto difícilmente superable. En vez de un feliz anacronismo ingenioso, el
chistoso Franz aparece como un secuestrado que enseña la portada del diario
para dar fe, por la fecha, de que sigue vivo. ¡Secuestrado por la publicidad!,
que es el único mensaje. Sus relatos, ¿a quién le importan? Hace mucho tiempo
que la gloria de Kafka es su valor icónico y su importancia adjetival. Zaplana
parece haber llegado al goppierno para convertirse en zapisonadora de Zapatero,
en poética conjunción zezijunta de su caudillito admirado, pero anda labrando
su ruina, al estilo de la antigua primera autoridad sanitaria del país, alias
Villalobos. De los sucesos truculentos de ayer quedó Clonista con la intuición
de que existía una diferencia de edad notable entre la pareja en trámites de
divorcio y la madre a quien asesinaron para robarle el hijo que volviera a
unirles. Hoy conoce Clonista que la asesina tiene 24 años, y la víctima los
mismos de ayer, claro, 22. Se diría, como en aquel lejano asesinato por celos
que reseñó Clonista en verano, que la crueldad de los niños no admite parangón,
porque es evidente que no puede hablarse de adultos en este caso. Que la
sociedad infantiliza hasta extremos insensatos es un hecho solo comparable a la
progresiva renuncia a la responsabilidad de educar y formar a los hijos que se
está produciendo en innumerables familias españolas, y Clonista sabe de lo que
habla, pues no en vano es testigo privilegiado. Aún no se sabe en qué parará el
denostado Folclòrum, pero la construcción de un hospital geriátrico y de salud
mental cerca del evento asegura la memoria monumental del mismo, pues se
llamará Centro Fòrum del Hospital del Mar, a mayor gloria del publievento municipal. Tanto vuelo está alcanzando el Folclòrum
–pues que se hable mal de él no deja de ser un éxito desde la perspectiva
publicitaria desde la que se plantean todos estos acontecimientos-, que el
gociuerno enseguida ha tomado cartas diplomáticas en el asunto y ha acordado
ya, con el Quebec oprimido, la realización de un Ciufòrum de las culturas, oprimidas, naturalmente, para estudiar
cómo se defienden del paso marcialavasallador de la globalización rampante.
¿Hay quien dé más? Aún quedan números de la rifafòrum. Los suplementos
específicos de la realidad prensada suelen ser fuente inagotable de
conocimientos sustanciales que, aislados en su gueto, pueden parecer
anecdóticos, pero cuya trascendencia es más que notable. Que las varices sean
cosa de hombres y que se den básicamente entre profesores, camareros, pilotos y
cirujanos –que vale tanto como destacar su espíritu democrático-, no deja de
ser un recordatorio de una penalidad más que añadir a la larga lista de
calamidades laborales de la profesión, entre las que el desequilibrio mental
ocupa un lugar de excepción. El anuncio de Los
lunes al sol, de Fernando León, autor de la excelentísima Familia y la interesante Barrio, supone una promesa de futuro
goce cinematográfico. Al menos en ello confía Clonista. ¡Se hacía raro no
despedirse de la realidad real sin el correspondiente vaivén bursártil, capaz
de aburrir al más limitado de los oyentes de historias! ¿Qué toca esta vez?
Desplome y negros nubarrones, además del disgusto por la repetición de Schröder
y el inminente ascenso al poder de Lula. ¿Significa todo ello que la voluntad
de los accionistas del mundo entero serán las órdenes de su lacayo bélico
usamericano? En el caso de Brasil pocas dudas caben. En el de Alemania no cabe ninguna.
Respecto del primero, pronto comenzarán las maniobras en la oscuridad. Respecto
del segundo, arrogancia y distancia, y poco más. ¡No admite límites la voluntad
mediáticovillalobiana de Zapisonaplana! ¿Caballo? El despido libre. En buen
zarzal se mete, ¿o le meten? Hay patrones azorados para quienes su juego favorito
consiste en deshacerse de la tripulación. El drama del desempleo, del despido,
se corrige políticamente en las bajas con que se refleja en la realidad
prensada la situación personal en que quedan 900 trabajadores de Opening,
arrinconados, además, junto a las cotizaciones bursátiles, un mapa de lo real
por el que nunca se ha aventurado este Clonista. Hoy, contraviniendo su
inclinación y su hábito, sí se adentra en la columna-martillo-de-herejes de
Rosa Montero para compartir una preocupación que afecta a no pocos columnistas,
a juzgar por lo que lleva leído Clonista a lo largo de estos nueve meses. Bajo
el siempre inquietante título de La
realidad, Rosa Montero está de acuerdo con Cclonista, o éste con ella, en
que “se diría que la realidad más real es siempre aquella que porporciona
pingües beneficios a unas pocas personas.” La columnista se rebela contra el
consejo conservador clásico: hay que ser realistas. “La historia del ser humano
es precisamente la historia de una lucha contra la realidad, esto es, contra
los límites que esa realidad impone a unos ideales de felicidad y de mejora”,
escribe Montero. Esa creencia en considerar que la realidad es lo dado, lo
establecido, no la comparte Clonista, aunque no discute que lo dado tiene una
inercia dominadora apabullante. Los ideales de la felicidad y del
amejoramiento -se entiende que el
progreso material individual- son, muchas veces, los causantes de una realidad
tan chata que difícilmente puede considerarse distinta de la realidad dada, la
que, según Montero, ha sido creada por los poderosos. Resulta enternecedora esa
visión monteriquea de las dos realidades en pugna: la creada, merced a la
manipulación, por los folletinenigmáticos ellos
y la de quienes no se dejan que se la impongan, quienes poseen los ideales y
los sueños. Como se suele decir, de nuestros amigos nos libre dios...