OCTUBRE
1-10-02
Después de
una tiradita desde el trabajo a casa, con los cuatro quilos de peso de la
mochila añadidos, está Clonista con una euforia física que contrasta
dramáticamente con el sombrío panorama que han sacado Ibarretxe y sus
correligionarios de la chistera nacionalista –nada graciosa, por cierto-. En
cierto modo es como si todos fuéramos accionistas de la empresa vascongada y
viéramos, impotentes, cómo se desploma su valor en la bolsa. El mago Greenspan
–desapellidándose en parte- achaca la sombría coyuntura a los impetuosos
clarbushines de guerra. Y lo mismo puede decirse de la situación vascongada,
excepto que ésta es un tiovivo roto y que no habrá venturoso ciclo alcista.
Trazada la realidad desde el deseo, parece imposible que pueda volver a darse un
consenso como el que se logró en el pacto de Ajuria Enea, la última ocasión en
que quedó clara la línea divisoria entre los demócratas y los violentos. Rota
aquella línea, se ha impuesto el todo vale que, rápidamente, ha degenerado en
un pandemonio de mucho cuidado. Cualquier afirmación falaz, cualquier mentira,
cualquier demagogia adquieren carta de naturaleza y exigen el derecho a ser
tratadas de igual a igual con la verdad. La desfachatez del oportunismo
peneuvista, ya renegando de B, ya convocándola
como si nada hubiera pasado; su malabarismo analítico a la hora de
definir unilateralmente qué será o dejará de ser un escenario sin violencia, y
su insoportable pasión demagógica y sectaria al apropiarse de la idiosincrasia
vascongada, junto con su irrefrenable y solapada tendencia a la promulgación de
estatutos de sangre o a la creación de tribunales inquisitoidentitarios ha
creado un panorama en el que la radicalización de las posturas está servida.
Unos se negarán a pagar parte del cupo; otros se negarán a pagar desde la
Diputación de Álava el tanto que le pasa al gobierno tripartito. Unos amenazan
con salirse de España; los otros, los alaveses, con salirse de las vascongadas
nacionalistas. Y suma y sigue de despropósitos. La demagogia electoralista del
PP ha traído estos lodos, sin embargo, que no se olvide. Desde el día siguiente
al atentado que sufrió, el caudibarakero se metió entre ceja y ceja, ese
irrisorio espacio, que la utilización electoral del terrorismo había de
llevarle a lo más alto, y ahí está, hasta fuera de la realidad, como el treki vascongado que pidió votos con el
disfraz de la moderación, el diálogo y el consenso y, ahora que los tiene, se
descuelga con la imposición, la arrogancia y el desprecio. La política tiene
eso: cosas veredes. Y se ve también, como caso notable de mesura e inteligencia
políticas, el artículo de Ramón Jáuregui, titulado Una propuesta tramposa. Clonista, ante casos de claridad conceptual
tan cegadora, sólo sabe reaccionar diciendo que lo suscribe de principio a fin,
sin quitar ni una coma. Comparte, así mismo, la indignación de la reacción
visceral de las Demasiadas preguntas
de Tertsch, y Clonista no ha dejado de aludir a las pardas intenciones de la
rediviva SA y a las ficciones históricas y políticas que han alimentado una
generación de alimañas fascistoides dispuestas a considerar de lo más natural
asesinar a los adversarios políticos. Cosas veredes, sin duda. Ahí están, sin
ir más lejos, los creadores de la Corte Penal Internacional admitiendo la excepción
usamericana que la despoja de cualquier valor. Seguro que a GarZón se le han
quitado ya las ganas de luchar por su presidencia. Como quien no quiere la
cosa, frente a la ingenuidad de las manifestaciones dominicales, necesarias
todas ellas, sin duda, la información de los expertos que controlaron los
esfuerzos armamentísticos de Irak son de una contundencia que no deja lugar a
dudas. El juego del ratón y el gato entre las autoridades iraquíes y los
expertos adquiere tintes de chiquillada, si no fuera porque Irak no sólo ha
fabricado ya armas químicas, sino que las ha usado contra la minoría Kurda. A Clonista
le producen una emoción indisimulada las palabras de Lula: “Por primera vez en
la historia de América Latina el pueblo va a elegir a un trabajador que vive
los mismos problemas que vosotros”, y desea de todo corazón que la experiencia
traumática y mistificadora del poder no lo distraiga de su misión, ni lo lleve
a la sumisión a los poderes fácticos que, rápidamente, se han apresurado a
recibirlo con toda clase de parabienes obsequiosos. Si Lula sabe estar en su
lugar, si no se olvida de cuál es, probablemente dará mucho que hablar. De
ganar, finalmente, las elecciones, sus primeros cien días simbólicos caerán,
por suerte dentro de la presente clónica, luego, antes de despedirse de su
aventura, ya tendrá Clonista, quizás, indicios suficientes para la ilusión o el
desengaño. La descripción prensada de la realidad brasileña, en una entrega
demoledora sobre la criminalidad en Sao Paulo, con sus 1000 homicidios
mensuales, indican la dimensión de la tarea que tendrá por delante el futuro
presidente. Por fin aparecen las propuestas alternativas del PSOE a la mal
llamada Ley de Calidad para la Enseñanza del goppierno. Lo más llamativo no es
la importancia de algunas de esas medidas, muchas de ellas excelentes, sino la
necesidad prensada de destacar lo anecdótico: centros bilingües,
castellano-inglés o francés, y que serían trilingües en el caso de las
autonomías con dos lenguas oficiales, en vez de lo sustancial: reducir a 15 el
número de alumnos por clase, una medida que los destinatarios del mensaje
socialista entenderían mejor. En estos tiempos de mediocridad popular, tan
dados al sainete, y ahí está el bodorrio, por ejemplo, o la toma de Perejil, ¿a
nadie se le ha ocurrido aún escribir el gran éxito de la temporada teatral: la
vida, obra y milagros de Escrivacamino de Balaguer? Pues seguramente tendría su
puntito un musical chocarrero y arrevistado. O sea, como lo de Gaudí, pero con
otra mística. Al fin y al cabo, no andan tan distantes uno de otro, pues hasta
es posible que se tropiecen en el santoral. Pero igual ni se saludan. De
momento, TVE retransmitirá en directo la canonización del charlatán caminante y
mediático. El PSOE ha pedido que haga lo mismo con el debate parlamentario más
importante del año, el de los presupuestos generales del estado, pero le parece
a Clonista que la direppión de TVE tiene muy claras las jerarquías noticiables
y propagandísticas. Las empresas constructoras admiten que la subcontratación
que practican para dar salida al trabajo que se les acumula es fuente directa
del aumento de accidentes laborales, y se comprometen a limitar esas cesiones
laborales. ¡Y no pasa nada! Esa debe ser una guerra sucia de las que no se ven,
según El Roto, que son las peores. La política es ese campo de la realidad en
el que siempre cabe la sorpresa y a veces mayúscula. Por ejemplo, que una
cabeza perfectamente pensante, como la de Raimon “sin carisma” Obiols, se haya
sumado al lanzamiento de un manifiesto en que se pide que la futura
Constitución europea sea “clara, concisa y comprensible”, entre otras cosas,
deja a Clonista de una pieza. Poco importantes serán esas otras cosas cuando se
destaca la anterior petición. La exigencia política va degenerando a un ritmo
directamente proporcional al apogeo de los caudillismos y cesarismos de todo
tipo. Continúa la guerra del yogur. Desde las páginas especializadas se
arremete contra la autorización del goppierno para el uso del término yogur -en realidad “yogur pasteurizado después de
la fermentación”, lo cual más parece un discurso que una denominación- en vez
de la hasta ahora permitida de “postres lácteos”. Choca que la ceremonia de
ingreso de una académica de la lengua se describa en términos de noticia propia
de aquellos antiguos “ecos de sociedad”. Que la historiadora admitida sea
acompañada por la casa real o que leyera su discurso “vestida con un traje de
Lorenzo Caprile, azul añil” prácticamente dejan bien a las claras la
banalización que se ha apoderado de la cultura prensada, y de la sin prensar.
¿Qué puede añadirse a la rueda carnavalesca de las euforias y las depresiones
bursátiles, salvo que no dejan nunca de ser un insulto al sentido común y,
sobre todo, una burla a los ingenuos pequeños accionistas que se creyeron el
cuento del “capitalismo popular”? En Usamérica el fiscal del estado acosa a los
altos cargos del capitalismo ficcionero que se lucraron deshonestamente en la
especulación bursátil de los felices noventa. Si aquí se hiciera un escrutinio
como allí, ¡bonito baile de delincuentes de alta estofa íbamos a ver! Mientras
no caiga la breva, algo consuela que hayan sentenciado al inspector fiscal
Álvaro Pernas y al empresario Baltasar Aznar, que se conchabaron para defraudar
al fisco. Un anuncio a toda plana de Onda Cero, en el que publicita un programa
de Carlos Herrera, le produce escalofríos al clonista: Conoce a alguien capaz de decir lo que tú piensas. Así es, bien
calladitos y sin molestar, que ya hablarán por nosotros. Onda cero, claro, ¿y
cuál otra podría ser? Ceroyentes buscan, ¡y encuentran!, que es lo inaudito,
propiamente.