15-10-02
El terror
acabará formando parte de nuestras vidas como la forma el azar, en forma
de accidentes de automóvil, cuando se
sale a la carretera. Mucho se teme Clonista que, de aquí a nada, los atentados
terroristas quedarán excluidos de las pólizas de seguro, que son la más acabada
descripción de la realidad que quepa imaginar. La controversia, además, cuando
los que tiran la piedra esconden la mano, está servida. El líder integrista
indonesio Abu Bakar devuelve la pelota: “sospecho que por la potencia de la
bomba, debe de ser obra de extranjeros; probablemente de Estados Unidos”. El
historial de guerra sucia de la CIA vuelve verosímil la sospecha, por más que a
Clonista le cueste creerla cierta; pero no es menos cierto que también parecen
increíbles las atrocidades cometidas por los fascistas chilenos y argentinos
durante sus dictaduras respectivas, y ahí están, para vergüenza de sus autores
y de sus encubridores usamericanos. Los efectos del terror indiscriminado siguen
siendo excesivos para la capacidad de asimilación humana: ¡qué de repente le
asaltan a Clonista las imágenes y el estupor, la rabia y la desolación del
atentado de Hipercor! Debajo de un cartel estalinaifniano de Sadam Hussein, con
caballito de tiovivo incluido, se anuncia una conferencia de Tzvetan Todorov en
Madrid: “La nueva ola populista y la evolución política en Europa.” Ahora a Clonista
le vuelve la polémica famosa del Titanic
barcelonés y la pérdida de entidad que no cree que se recupere con una
iniciativa como el Folclórum, de mal fario, en el que no hay nadie que crea
honestamente, aunque sí muchos con la cara de la corrección política. ¡Qué
terriblemente democráticas resultan las amenazas disfrazadas de advertencias
hechas a la ciudadanía irlandesa para que vote en un sentido determinado en el
referéndum del que depende la ampliación de la UE! Que Blair haya suspendido la autonomía de
Irlanda del Norte, y van ya cuatro veces con ésta, ¿cómo es que no se ha visto,
en clave nacional, como un abuso intolerable del centralismo fascista? ¿O allí
es una medida democrática y aquí sería el inicio de una guerra civil? Clonista
no quisiera hacer “clónica comparada”, obviamente, pero en el entretejido
institucional de la UE ha de tenerse todo en cuenta, cree. Obiang, líder
carismático, como el caudillito español, le tomó el pelo al number two –que diría Benegas en sus
mejores tiempos- de Exteriores para que hubiera representación oficial española
en los actos de celebración de la independencia guineana, lo cual vale tanto
como tomárselo al propio rey del tuppé popular. Pasada la celebración, nada se
supo del indulto “total”, pues ningún opositor ha salido de la cárcel. ¿O
indulto significa, para el burlón Obiang “dale al bulto dentro por todos lados”?
Esas ingenuidades, o quizás perversiones, ¿estarán en relación con el
“neoespañolismo decrépito” del goppierno y el Partido Popular que critica
Tusell? De su andanada, Clonista se queda con lo evidente: “Sin duda nos ha
faltado imaginación para traducir el espíritu de la Constitución de 1978 en el
terreno simbólico.” ¡Caramba si ha faltado! Escoger el día de la fiesta
nacional el 12 de octubre en vez del 6 de diciembre ha sido, por ejemplo, uno
de esos casos clamorosos de falta de imaginación. Pero la lista sería casi
interminable. A Clonista no se le escapa la tensión que hubo en su momento
entre el Gorbachov del régimen, Suárez, y las fuerzas de izquierda para
convertir las Cortes elegidas en
Junio del 77 en unas Cortes
constituyentes. Parte de esa tensión era
la dialéctica entre reforma y ruptura con el régimen anterior. Las cesiones de
una y otra parte han dado lo que hay, pero es evidente que para unas
generaciones -que poco a poco iremos desapareciendo- ni el himno ni la bandera pueden tener más connotaciones que las
propias de la larga época de la dictadura franquista. Andan dolidos y
verbiacontecidos en el PNV con las descalificaciones que recibe el delirio
borinqueño de Ibarretxe por parte, sobre todo, de los empresarios, que son sus
representados naturales –y primeros financiadores de ETA a través del famoso
impuesto revolucionario, por supuesto-. Desde la llegada del PP al poder, un
partido de ley y orden, la tasa de homicidios ha crecido hasta convertirse en
la primera de la UE. La noticia, como es obvio, no será comentada por el
ministro portacoz del goppierno. Resulta enternecedora la propuesta papalnatas
de Juan Pablo II para aumentar los misterios del rosario y modificar una
oración que no se había tocado desde hace siglos. La educación bélicoreligiosa
de Clonista le vuelve a la memoria, y en ella tienen no poca presencia esos
rosarios interminables y mecánicos como los toquecitos horizontales de los
centrocampistas en el balompié. A la intemerata de misterios, añade ahora el
Papa los nuevos “misterios de la luz”. Curiosamente, porque la realidad se
manifiesta a través del azar más de lo que a los humanos nos gustaría y menos
de lo que les gusta a surrealistas trasnochados y asilvestrados como Clonista,
en la página de al lado se alerta de la obesidad de los niños españoles, una
tendencia infantil de Clonista, aún no corregida, a pesar de los maratones y
los entrenamientos épicos –sí, sí, por picos auténticos con desniveles del 12%,
que conste…-. Como padre preocupado por esa tendencia, contra la que lucha para
que no se apodere de su descendencia, y como observador privilegiado de los
usos alimentarios, en su condición de jefe de intendencia doméstica, Clonista
comprende perfectamente esa evolución tras ver el deterioro que ha sufrido el
menú tradicional, mediterráneo o mesetario, en este país de todos los demonios
y de todos los snacks. A Cardenal le
ha salido un émulo en la Sindicatura de Cuentas catalana, pues el síndico
mayor, Marià Nicolàs –y entre cardenales marianos anda el juego -sí, sí, y
también el jugo de la errata, por
supuesto- ha desplegado su manto protector e intercesor sobre el gociuerno
agonizante de Pujol. De poco parece que vaya a servir. ¡Horror!, y no al vacío.
Pagès, consejero delegado del Folclórum, comparó éste con un periódico: “se
tiene que replantear constantemente a medida que llega la información”, y
después anunció una campaña de agitación y propaganda para seducir a incautos y
capturar bultos. Los arroces colectivos serán de infinita ayuda, ciertamente.
Lo que no siguió fue la analogía hasta el final, porque el periódico, al fin y
al cabo, acaba convirtiéndose en un ejemplar que sale a la búsqueda del público
con cara y ojos, y hasta con una cierta identidad, por dispersa que sea. Lo
emocionante de la realidad es siempre la posibilidad de descubrir lo ignoto, y
la convicción de que, por larga que sea nuestra vida, la ignorancia siempre
será mayor que el conocimiento. A veces, la realidad prensada tiene detalles
estéticos dignos de agradecimiento. Los paisajes de Carlos de Haes deben ser,
sin duda, un festín visual de primer orden, a juzgar por la muestra, pobremente
reproducida en blanco y negro, de un rincón de los Picos de Europa. Aun
reconociendo Clonista la posible importancia, seriedad, rigor y competencia del
ciclo sobre la memoria y la cultura, organizado por José Antonio Millán, el
subtítulo de la noticia se le clava a Clonista como un descabello, pues los
intervinientes “debaten sobre los procesos que permiten gestionar los
recuerdos." Estando tan cercana la burla sobre Llamazares, ¿cómo pasar por
alto ese último grito de la cursilería? ¿O son todos sus usuarios alumnos de
Deusto? Clonista quizá ironiza porque, siendo un desmemoriado, un antifunes, o
un funeseto, no acaba de gestionar
bien nada de nada, ni sus muecas de hastío. Paolo Conte, cantante de quien Clonista
no ha oído nunca ninguna canción, afirma que “el arte es invención, sueño,
fantasía. No debe aprovecharse de la realidad.” Ciertamente, “realidad” es una
entrada de diccionario que va más allá de la polisemia. En ella misma lleva no
solo la polisemia, sino la sinonimia y hasta la antonimia. Ha muerto Ray
Conniff, algo así como el héroe del prehilo musical. Segundo golpe nostálgico
de la realidad contra Clonista, tras los misterios
de la luz del nuevo rosario juanpaulino. Excesivos para un solo día, desde
luego. Casi no le dejan fuerzas, Clonista, para adentrarse en los entresijos
bélico-económicos del cacao costamarfileño. Los militares rebeldes están a
punto de controlar la región de los cacaotales donde trabajan cinco millones de
emigrantes, de burkineses, que apoyan la rebelión. ¿La apoyan porque las
fuerzas de seguridad les incendian las chabolas, o las incendian porque la
apoyan? El reportaje se preocupa más de los efectos que pueda tener el
conflicto sobre el suministro de cacao en los mercados que propiamente por las
causas del enfrentamiento y por la situación
social y laboral del país. Pues faltaba más.