martes, 5 de enero de 2016

NOVIEMBRE

1-11-02

     Inauguración de la pendiente. Un desplazamiento a Miravet le permite a Clonista, cerca del Ebro, adentrarse con cierta relajada distancia en la realidad prensada nuestra de cada día. Después de un día orientándose en el Paint Shop Pro, dejándose fascinar por los recursos informáticos para modificar las imágenes, reales o no, cree Clonista que, a su manera, los periódicos son una variante del mismo programa. Por ejemplo, “El PP logra aprobar su Ley de Educación.” ¿Cómo que “logra”! ¿A qué viene un retoque tan necio y simplista, considerando la mayoría absoluta de que disfruta sádicamente el goppierno? Pues eso. La gran mentira, más allá de las parcialidades ultraderechistas que contiene la Ley, es la de que se promulga para “combatir el fracaso escolar.”  ¿Otro retoque con el pincel? Que Sharon busque el apoyo de ultranacionalistas. ¿Qué es él? La constatación de que los atentados terroristas palestinos lo son, terroristas, y crímenes contra la humanidad, por consiguiente, con independencia de la espiral acción reacción que equipara sus acciones a las de los represores israelíes, la recoge la ONG Human Rights Watch y quizá fuera conveniente que se convirtiera en principio básico de la Autoridad Palestina. Que Turquía sea rechazada políticamente en Europa porque no se ajusta a los parámetros democráticos exigidos por la UE es algo que contrasta fuertemente con la tolerancia de la propia UE para con Putin o Jatamí, por ejemplo. ¿Cómo va a extrañar que un iluminado mafiosconi turco, Cem Ulzan, proponga darle la espalda a la UE al grito de “los extranjeros son los culpables de todos los males de los turcos”? La mayoría absoluta del goppierno se ha transformado en sordismo absoluto, a juzgar por la indiferencia con que dos leyes tan polémicas como la Ley de Educación y la de Haciendas Locales han sido aprobadas por el Congreso. Las administraciones locales gobernadas por los socialistas se han rebotado contra la acusación de Aznar de freír a impuestos a los sufridos ciudadanos. Quizás sea éticamente incorrecto, desde su responsabilidad guppernamental, pero hay verdades que ni la lucha política ni la ideología ni los memoriales de agravios pueden disimular ni justificar. Clonista, residente en Barcelona, anda, como tantos otros conciudadanos, da fe de ello, escocido fiscalmente. Un ejemplo: la zona azul de aparcamiento (en Mataró los vecinos se han rebelado contra la pretensión del Ayuntamiento de instaurarla: ¡unos nuevos héroes de la independencia, sin duda!). Otro: el uso recaudatorio de la grúa. Otro: los impuestos sobre el agua. Otro: el impuesto de circulación, más alto que en cualquier otra ciudad. Y así sucesivamente. Continuará la polémica sobre las excarcelaciones. Un supuesto arrepentido iba a participar en un acto a favor de la repatriación de los presos políticos vascos, es decir, a favor de aquellos de quienes se había desligado, según confirmó a su ángel de la guarda judicial. En día de Tentaciones, un suplemento menor de edad, la noticia sobre el asesinato de un rapero y los enfrentamientos entre raperos de una y otra costa americanas desvela un mundo de violencia propio de un género nacido al amparo de su elogio. A menudo la realidad prensada recupera historias, como que al gociuerno le fue imposible aprobar su reforma del Juego para que los patronos de las máquinas tragaperras ganaran más. Y lo hace a propósito de la petición de dimisión del director general del Juego por sus vínculos con los empresarios del sector.  Cándido Méndez sostiene que el Pacto de Toledo “está tocado del ala”. Pues muy bien. Entre lo que se quiere decir y lo que se dice, hay un agujero negro donde debe reírse la realidad a mandíbula batiente.

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