14-12-02
A medio mes vista del final, concluido el primer
trimestre escolar, sigue el clonista conquistado por esa sensación de balance
de temporada que le invade como una amenaza. La realidad se ha resistido al
escalpelo analítico y a la mirada intuitiva –por redundante que sea la
expresión- con unas defensas que se han revelado inexpugnables. La desazón se
ha convertido en desaliento, que no ha sido pequeño el trecho recorrido, porque
los resultados, le duela o no a Clonista, son tan magros como las carnes del
galgo corredor quijotesco. El desconcierto de Clonista ante la potencia
proteica de la realidad no acaba nunca de desvanecerse. Y las realidades, que
se suman a velocidades cibernéticas, componen, al final, un entramado de
ficciones verosímiles y de verdades ficticias –que no son una y la misma cosa,
salvo en apariencia, aunque las limitaciones de Clonista le impiden explicar
esas diferencias sustanciales- en el que perece el afán de claridad, de luz, de
entendimiento. No hay, pues, como la pasión para enfrentarse a la realidad, e
incluso para instalarse en ella y dejarse arrastrar por el torbellino de los
cambios perpetuos. Lo que no cambia, por ejemplo, es la mediocridad e
incapacidad política del caudillito, quien no ha conseguido que la UE trate a
España como trató a la Alemania de las inundaciones. Y probablemente en la UE
tengan razón: las riadas fueron un desastre natural; la marea dálmata/ negra
del Prestige ha sido un desastre de
gestión guppernamental. ¿Les escuece que les signifiquen, para mal? Les da
igual, probablemente. La desidia con que se han comportado durante la tragedia
indica bien a las claras que el estado de descomposición en que ha entrado el
goppierno, espoleado por la indeterminación de la sucesión del Gran Jefe de
Negociado, es irreversible. Al mismo tiempo que ponía la UE al Caudillito en su
lugar, de bien poco relieve continental, se aceptaba la ampliación hacia el
este y el Mediterráneo, no sin algunos interrogantes que posponen la “alegría”
para cuando la máquina ande rodada y la Babel resuelta. Turquía sigue a la
espera. Kissinger ha optado por los negocios inconfesables, antes que por el
empleo público, si ambos, como le han sugerido desde el Congreso, son
incompatibles. Adiós a Bush y allá se las componga con gentes más dóciles y
menos ambiciosas, qué caramba. El editorial del día analiza la “inflación de
fondo”, pero se abstiene de señalar la repercusión microeconómica de la misma,
limitándose solo al análisis macroeconómico, a la economía de los grandes
números, que, traducido a la vida corriente, es la economía de los grandes
números rojos, por los que, además, te cobran un interés de escándalo; unos
números que te llevan a tocar fondo, sí. El rey de Marruecos tiene un gesto
piadoso y ofrece sus caladeros a la flota gallega durante tres meses
renovables. Por el desacuerdo respecto a la negociación de la UE con Marruecos
para pescar en esas aguas comenzó la gran crisis hispano-marroquí. ¿Vendrá por
este ofrecimiento el restablecimiento de la buena vecindad? Pasado el mes ya se
sabe quién tomó la decisión final: José Luis López Sors, director general de la
Marina Mercante, subordinado plenipotenciario de Cascos. Como se ha demostrado,
esta crisis se ha gestionado desde el escalafón, de ahí la escalada del
desastre. El guirigay nacional en que se ha convertido el desastre, con
comisiones de seguimiento de las que se echan a los del bando político opuesto,
con acusaciones de “separatismo” por entenderse con las vascongadas y con
privación severísima de información a cuantos no sean leales y manifiesten
adhesión incondicional al caudillito y sus ministros está llamado a convertirse
en uno de esos episodios que, con el tiempo, requerirá de un Valle, no
necesariamente gallego, que lo esperpentice para devolverle su auténtica
realidad, la inteligible, al menos. Los paquetes bomba enviados a El País y a la sede de Iberia en Roma,
al parecer como represalia por el encarcelamiento en España, tras sentencia
judicial firme, de un peligroso delincuente italiano, son llamados “libro
bomba” en la edición de hoy. ¡Libro bomba! En vez de una imagen que describa el
poder del libro, la expresión convierte al libro en un adjetivo que ni
especifica ni explica, sino que asesina. Como a su manera asesinaba también el
ciudadano –de origen desconocido, aunque con Folique de nombre bien puede
pensarse que sea de la misma nacionalidad que los adolescentes explotados por
él: de Bangladesh, o alrededores, si bien se admite cualquier sorpresa, por
supuesto- adicto a la esclavomanía que ha propiciado las necesidades de mano de
obra sumisa y barata. ¿Cuándo se tomará en serio la UE la necesidad de acabar
con la esclavitud de nuevo cuño ancestral en el continente, incluida la
explotación sexual? Que el cambio es el fundamento necesario de la realidad se
advierte, sin ir más lejos, en el recuerdo que le ha llegado a Clonista de lo
bien que le sonaba al PSOE la “música” de la nueva ley de sanidad del goppierno
y que tanto contrasta con el “rechazo total” que se recoge hoy. Debe ser que la
“letra” no había por dónde cogerla, supone Clonista. Que Mas corrija a Pujol
tiene de noticia lo que supone de reconocimiento de la chochez política del
mentor, sujeto al calentón mental del desvarío de quien anda en permanente
dejación y despedida, en cesión de trastos que acabarán por dar al traste con
su deseo de ser sucedido por lo que ve como una reencarnación más bien
pobretona, aunque atildada y barrada,
de su propio proyecto político; pero no deja de ser una noticia de saldo.
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