29-11-02
A escasos
150 euros de que acabe el mes, una faringitis súbita –después de haber pasado,
como sufrido animal de compañía, los dos procesos víricos de la prole- le ha
dejado a Clonista sin voz y en un estado no muy distinto de aquel con que
inició este año de su aventura insólita. Se va cerrando el ciclo, pues. Esa
referencia a las dificultades para llegar a fin de mes que comparte Clonista
con más del 60% de contribuyentes de este país no deja de ser también un nexo
entre esta agonía de noviembre y las eléctricas y aquella lejana epifanía del eneuro con la que se abrió Clonista a
todas las realidades habidas y por haber, las prensadas, las sorprendidas, las
subliminales, las inverosímiles, las escamoteadas, las inciertas, las demagógicas,
las privadas, las lacerantes, las anodinas
e tutti quanti. Una organización desconocida -¡malvenida al caos del
terror suicida!- reclama la autoría de los atentados contra israelíes en Kenia
y en su espacio aéreo, por más que los dos misiles lanzados no impactaran
contra el avión cuando éste despegaba de Nigeria rumbo a Tel Aviv. Casi
sincronizadamente, otros terroristas palestinos cometieron una masacre en una
sede del partido de Sharon, mientras se celebraban las primarias que el
genocida de Sabra y Shatila ha acabado ganando. Clonista no comprende que el
generalazo israelí se desgañitara pidiendo a sus compatriotas que fueran a
votar sin dejarse intimidar por los atentados: “los terroristas no van a
dictarnos cómo vivir.” ¡Cuánta razón tiene! Es él, sin duda, a quien ha de
atribuírsele la autoría de ese dictado, pues él y no otro es quien ha
sustituido la política de negociación, de coexistencia pacífica, por la de
exterminio, ¡como si no supiera que quien a hierro mata....! Por otro lado, que
el atentado haya sido reclamado por unas milicias, las Brigadas de Al Aqsa,
¡que están vinculadas al partido gubernamental de Palestina, Al Fatah! deja aún
más perplejo a Clonista de lo que éste suele estarlo siempre tras internarse en
el laberinto del cercano oriente. Ya
está aquí: se ha instalado la celebración
anglófila, intransitiva como el morir. La oposición a Chávez “amaneció ayer
celebrando, mientras los sectores radicales del Gobierno lo hicieron en pie de
guerra.” Noramala. Las realidades fotografiadas que suelen aparecer en la
realidad prensada, cuyos realizadores tan escrupulosos son a la hora de elegir
las instantáneas para no perder ninguna posibilidad de mensaje, deparan hoy uno
de esos momentos estelares: La imagen de Andreotti como la viva figuración de
Nosferatu, pero un pelín entrado en carnes y carifarto. La incrustación de la
cabeza entre los hombros y las orejas de soplillo completan la transfiguración
de marras. Tras la censura a Marchesi, ideólogo de la LOGSE, en una publicación
oficial, le ha tocado el turno al Fomento de Cascos -¡a qué horrores conduce el
inocente orden de las palabras, pues el orden de los factores de esa expresión
sí que altera, vaya que sí, el producto final, que nunca será lo mismo el
Cascos de Fomento que el Fomento de Cascos! Y esto de Fomento, ya metidos en
harina, no deja de ser, también, querencia retro-, desde donde se han
descolgado con el envío a las mazmorras del silencio de un libro, El mundo del trabajo en Renfe. Historia oral
de la infraestructura, en el que, al parecer se había cometido el crimen
nefando de no hablar mal del periodo socialista ni del AVE. ¿Y qué se caza con
Dobermans? Otro misterio más. Y otro: ¿Se sabrá algún día qué leches va a hacer
el astronauta Duque en el espacio que valga la inversión de casi 15 millones de
euros que va a costarle a los contribuyentes la generosidad del goppierno para
ponerlo en órbita? En esta época científica de genomas y clones, no deja de ser
patético que los enfermos que tomaban la medicina ilegal Bio-Bac, hayan asaltado
la casa donde su distribuidor mantenía aún buena parte de las existencias del
producto. Placebo o no, la fe obra milagros, ciertamente. José Luis Pardo, a
propósito de Barthes, y del homenaje que se le rinde en Francia, define con
claridad la semiótica: “De pronto todo significa, aunque no sepamos exactamente
qué", y significa, además, a nuestras espaldas, querámoslo o no. Escuela
hermética donde las haya, en parte banal y en parte inaccesible, ese
“suplemento simbólico” de lo real se ha ido adueñando de tal manera del
discurso que ha acabado configurando lo real sin que lo real se perciba del
gran cambiazo. Por otro lado, la semiótica siempre requiere auténticos linces
que la desarrollen. A su manera, es una suerte de tomismo quisicosero. Ahora que
se entra en la larguísima recta final electoral, un titular devuelve la
verdadera imagen de la política naciunal: “Cataluña es la comunidad con menos
plazas para acoger a mujeres maltratadas. La región –¡y ya es atrevimiento
conceptual, el de El País- tiene el mayor número de muertes
por violencia doméstica.” Si se añade el lema adoptado por el Instituto Catalán
de la Mujer para su ciumpaña contra los malos tratos: Con violencia: te quedarás solo, pues todo acaba encajando, claro.
Al parecer, pues Clonista excluyó de esta clónica la realidad deportiva
casi por cuestión de principios, se ha
identificado a unos 40 causantes de los incidentes durante el partido
Barça-Madrid, que se ha hecho célebre por la cabeza de cochinillo que le
lanzaron a Figo mientras éste intentaba lanzar un saque de esquina. Sí, hay que
admitir que la idea de salir de casa con dicha cabeza, por lo que pudiera
pasar..., más parece propio de un cuento fantástico que del cuento fanático en
que se convirtió el partido. Pues bien, la sorpresa de los identificadores es
que esos 40 energúmenos, y energúmenas, que de haberlas haylas, ¡no pertenecen
a los temibles boixos nois!, sino a
respetables socios y socias de tribuna. Sigue el cuento. ¿Qué vergüenza no
pasarán cuando la policía se presente en su casa para llevarlos a comisaría a
prestar declaración? Sí, Furia, de
Fritz Lang, es siempre el recuerdo apropiado. Pero que los miembros de la
especie hayan de perder la cabeza por algo es una de esas verdades genéticas y
quijotescas incontrovertibles.
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