jueves, 4 de febrero de 2016

30-11-02

     Hoy sí que es el último día, el principio del final. Y lamentablemente se le junta a Clonista con el inicio de la última y larga jornada de su andadura, el costoso mes de diciembre cuyo final consumista es siempre de siembra de los preceptivos buenos propósitos que casi nunca dejan un pósito sólido. Pero aún no hemos llegado a ese inicio que le seguirá a este final en el que los propietarios de la realidad prensada anuncian a los cuatro vientos la jugada sucia y estalinista del goppierno al imponer unas durísimas condiciones de fusión a las plataformas de televisión digital por satélite. ¿La lucha política? Que Antena 3 caiga del lado de los polanquistas es excesivo, amén –laico, claro- de una catástrofe mediática que parte por la mitad al goppierno ¿neoliberal? del caudillito con fecha de caducidad, aunque quiera seguir llevando el caduceo desde la patronal del ¿pensamiento? conservador, ¿de qué, por cierto? ¿Se verá en qué para la fusión? Los accionistas seguirán al(i)erta y con cierta prisa para el regocijo o para la irritación por el regodeo del goppierno. La cuota de compasión mediática por el dolor israelí, que se alterna escrupulosamente con la del palestino, domina hoy sobre un juramento de Sharon tan vengativo como demagógico. Llegó al poder prometiendo seguridad a los israelíes y desde que gobierna se han multiplicado los asesinatos terroristas suicidas. ¿De qué manera podría cumplir sus promesas electorales, el genocida de Sabra y Shatila? Pues, probablemente, convirtiendo Israel en un estado policíaco, en un inmenso campo de concentración donde nada quedara fuera del control militar y policial. Israel, que se crea casi como respuesta a los campos de concentración hitlerianos, ¿acabará por convertirse en un nuevo campo de concentración donde poder sobrevivir? Ya se dice que la sarna con gusto... Pues eso. Una carta al Director de Fernando Ventura rectifica a una diputada socialista gallega que compara el desorden guppernamental ante la catástrofe del Prestige con el ejército desharrapado de Pancho Villa. Reivindica la figura de este guerrillero inmortal, auténtico icono de la cultura popular, oponiéndola a la de Fraga, Rajoy, Aznar, etc., “que con un poco de suerte pasarán a los libros de historia como gobernantes anodinos, ramplones y aburridos que pusieron sus energías y sus capacidades al servicio de los ricos y poderosos. ¡Que viva Francisco Villa!” Ese incomprensible Francisco del final es toda una radiografía intelectual del señor Ventura, pero Clonista se acoge a la coincidencia que le exime de repetirse por..., ya ha perdido la cuenta. Añade en su carta, don Fernando, el dato carpetovetónico que, junto a la caza, completa el cuadro mandamásico del bávarogalaico: “Lo más eficaz ha sido la invocación que realizó el señor Fraga al apóstol Santiago para que disolviese el fuel y alejase la marea negra de las Rías Baixas.” Redondea el retrato, si falta hiciere, la denuncia de los trabajadores de las televisiones gallegas públicas sobre la censura a que se ven sometidos, pues no les dejan llamar a las cosas por su nombre, lo que era una de las reclamaciones de Berger para poder liberarnos del Gran Hermano que nos domina. Por otro lado, que se vayan extendiendo las denuncias de censura en las postrimerías del azanarato demuestra esa vuelta al pasado inmediato que tan nítidamente se aprecia en el plus de significado de los objetos y los actos que establecieron los semióticos. Cardenal frena a GarZón y frena al gopnvierno contra GarZón: el justo medio del lustrador, que no del ilustrado, pues siempre ha tenido y tendrá bastante más de cepillador de zapatos guppernamentales  que de defensor del estado de derecho. De hecho, incluso le deberá parecer un atrevimiento que un juez haya decretado prisión incondicional para el ex consejero de Economía de Melilla, quien, amparado en su pertenencia al partido del goppierno –aunque con militancia de conveniencia, seamos justos- se puso a recoger orégano al por mayor. Que este año ha sido el año del maquillaje, a todos los efectos, desde la contabilidad hasta toda suerte de decisiones políticas viene a probarlo la última noticia sobre los “retoques” estéticos aplicados a las listas de espera en la sanidad pública, uno de esos típicos retos de cualquier poder político entrante que, al final de su andadura bendecida por el electorado –que no recuerda, curiosamente, haber estado nunca enfermo...- sigue igual o peor que cuando llegó. Clonista no ha querido incluir aquí todo lo relativo al juicio sobre el secuestro de la farmacéutica Maria Angels Feliu, pero que se celebre diez años después del suceso es una muestra irrefutable de la incapacidad guppernamental para cumplir otro de sus compromisos electorales, que la justicia sea verdadera justicia, esto es, que sea rápida, porque revivir a diez años vista tanto sufrimiento más parece un castigo añadido que una reparación: tarde y mal, que se dice, y que Clonista escribe y subscribe. Oculta en unos breves, junto a dos noticias literarias, aparece una realidad que tiene su miga: un anciano ha muerto tras ser golpeado en la cabeza por el espejo retrovisor de una ambulancia en un paso de peatones que probablemente la ambulancia no respetó. Clonista ha sufrido un percance parecido: fue golpeado en el hombro y no hubo daño porque la camioneta se paraba unos metros delante de él. Si suponemos que esa muerte se hubiera producido en la ciudad, y Clonista también sabe que ya se ha producida alguna, se plantea un conflicto judicial curioso: la ambulancia circularía dentro de la calzada, pero su espejo retrovisor invadiría la acera, donde estaría el anciano, quizá temerariamente en la frontera de su espacio. ¿Imprudencia temeraria, la del conductor? ¿Falta de señalización del Ayuntamiento para delimitar los espacios seguros de cada cual? En muchas calles de la ciudad los vehículos se aproximan tanto a las aceras que ese tipo de accidentes no son inverosímiles, aunque tampoco tan frecuentes como los desprendimientos de los balcones en Barcelona. Hasta ahora, y retoma Clonista el hilo de la censura imperante, nada había leído en su realidad prensada sobre el cese fulminante del programa CQC, en Tele 5, y hoy lo hace, aunque de forma indirecta, porque se recoge un lamento de IU al respecto. ¿Motivos? Uno. El programa había decidido abrir una sección fija para realizar un seguimiento de la acción política de Ana Botella, posible futura concejala en las listas de Gallardón, que necesitaba reafirmar su lado facha para no perder los votos de quienes hasta podrían considerarlo un submarino no amarillo ni gracioso, sino zapateril. En fin.

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