30-11-02
Hoy sí que
es el último día, el principio del final. Y lamentablemente se le junta a Clonista
con el inicio de la última y larga jornada de su andadura, el costoso mes de
diciembre cuyo final consumista es siempre de siembra de los preceptivos buenos
propósitos que casi nunca dejan un pósito sólido. Pero aún no hemos llegado a
ese inicio que le seguirá a este final en el que los propietarios de la
realidad prensada anuncian a los cuatro vientos la jugada sucia y estalinista
del goppierno al imponer unas durísimas condiciones de fusión a las plataformas
de televisión digital por satélite. ¿La lucha política? Que Antena 3 caiga del
lado de los polanquistas es excesivo, amén –laico, claro- de una catástrofe
mediática que parte por la mitad al goppierno ¿neoliberal? del caudillito con
fecha de caducidad, aunque quiera seguir llevando el caduceo desde la patronal
del ¿pensamiento? conservador, ¿de qué, por cierto? ¿Se verá en qué para la
fusión? Los accionistas seguirán al(i)erta y con cierta prisa para el regocijo
o para la irritación por el regodeo del goppierno. La cuota de compasión
mediática por el dolor israelí, que se alterna escrupulosamente con la del
palestino, domina hoy sobre un juramento de Sharon tan vengativo como
demagógico. Llegó al poder prometiendo seguridad a los israelíes y desde que
gobierna se han multiplicado los asesinatos terroristas suicidas. ¿De qué
manera podría cumplir sus promesas electorales, el genocida de Sabra y Shatila?
Pues, probablemente, convirtiendo Israel en un estado policíaco, en un inmenso
campo de concentración donde nada quedara fuera del control militar y policial.
Israel, que se crea casi como respuesta a los campos de concentración
hitlerianos, ¿acabará por convertirse en un nuevo campo de concentración donde
poder sobrevivir? Ya se dice que la sarna con gusto... Pues eso. Una carta al
Director de Fernando Ventura rectifica a una diputada socialista gallega que
compara el desorden guppernamental ante la catástrofe del Prestige con el ejército desharrapado de Pancho Villa. Reivindica
la figura de este guerrillero inmortal, auténtico icono de la cultura popular,
oponiéndola a la de Fraga, Rajoy, Aznar, etc., “que con un poco de suerte
pasarán a los libros de historia como gobernantes anodinos, ramplones y
aburridos que pusieron sus energías y sus capacidades al servicio de los ricos
y poderosos. ¡Que viva Francisco Villa!” Ese incomprensible Francisco del final
es toda una radiografía intelectual del señor Ventura, pero Clonista se acoge a
la coincidencia que le exime de repetirse por..., ya ha perdido la cuenta.
Añade en su carta, don Fernando, el dato carpetovetónico que, junto a la caza,
completa el cuadro mandamásico del bávarogalaico: “Lo más eficaz ha sido la
invocación que realizó el señor Fraga al apóstol Santiago para que disolviese
el fuel y alejase la marea negra de las Rías Baixas.” Redondea el retrato, si
falta hiciere, la denuncia de los trabajadores de las televisiones gallegas
públicas sobre la censura a que se ven sometidos, pues no les dejan llamar a
las cosas por su nombre, lo que era una de las reclamaciones de Berger para
poder liberarnos del Gran Hermano que nos domina. Por otro lado, que se vayan
extendiendo las denuncias de censura en las postrimerías del azanarato
demuestra esa vuelta al pasado inmediato que tan nítidamente se aprecia en el
plus de significado de los objetos y los actos que establecieron los
semióticos. Cardenal frena a GarZón y frena al gopnvierno contra GarZón: el
justo medio del lustrador, que no del ilustrado, pues siempre ha tenido y
tendrá bastante más de cepillador de zapatos guppernamentales que de defensor del estado de derecho. De
hecho, incluso le deberá parecer un atrevimiento que un juez haya decretado
prisión incondicional para el ex consejero de Economía de Melilla, quien,
amparado en su pertenencia al partido del goppierno –aunque con militancia de
conveniencia, seamos justos- se puso a recoger orégano al por mayor. Que este
año ha sido el año del maquillaje, a todos los efectos, desde la contabilidad
hasta toda suerte de decisiones políticas viene a probarlo la última noticia
sobre los “retoques” estéticos aplicados a las listas de espera en la sanidad
pública, uno de esos típicos retos de cualquier poder político entrante que, al
final de su andadura bendecida por el electorado –que no recuerda,
curiosamente, haber estado nunca enfermo...- sigue igual o peor que cuando llegó.
Clonista no ha querido incluir aquí todo lo relativo al juicio sobre el
secuestro de la farmacéutica Maria Angels Feliu, pero que se celebre diez años
después del suceso es una muestra irrefutable de la incapacidad guppernamental
para cumplir otro de sus compromisos electorales, que la justicia sea verdadera
justicia, esto es, que sea rápida, porque revivir a diez años vista tanto
sufrimiento más parece un castigo añadido que una reparación: tarde y mal, que
se dice, y que Clonista escribe y subscribe. Oculta en unos breves, junto a dos
noticias literarias, aparece una realidad que tiene su miga: un anciano ha
muerto tras ser golpeado en la cabeza por el espejo retrovisor de una
ambulancia en un paso de peatones que probablemente la ambulancia no respetó. Clonista
ha sufrido un percance parecido: fue golpeado en el hombro y no hubo daño
porque la camioneta se paraba unos metros delante de él. Si suponemos que esa
muerte se hubiera producido en la ciudad, y Clonista también sabe que ya se ha
producida alguna, se plantea un conflicto judicial curioso: la ambulancia
circularía dentro de la calzada, pero su espejo retrovisor invadiría la acera,
donde estaría el anciano, quizá temerariamente en la frontera de su espacio.
¿Imprudencia temeraria, la del conductor? ¿Falta de señalización del
Ayuntamiento para delimitar los espacios seguros de cada cual? En muchas calles
de la ciudad los vehículos se aproximan tanto a las aceras que ese tipo de
accidentes no son inverosímiles, aunque tampoco tan frecuentes como los
desprendimientos de los balcones en Barcelona. Hasta ahora, y retoma Clonista
el hilo de la censura imperante, nada había leído en su realidad prensada sobre
el cese fulminante del programa CQC, en Tele 5, y hoy lo hace, aunque de forma
indirecta, porque se recoge un lamento de IU al respecto. ¿Motivos? Uno. El
programa había decidido abrir una sección fija para realizar un seguimiento de
la acción política de Ana Botella, posible futura concejala en las listas de
Gallardón, que necesitaba reafirmar su lado facha para no perder los votos de
quienes hasta podrían considerarlo un submarino no amarillo ni gracioso, sino
zapateril. En fin.
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