8-12-02
Se empieza con la Constitución y se acaba con la
Inmaculada Concepción, es decir, el calendario sigue el ritmo de los tiempos
que se detienen en este país. El fuel, sin embargo, es mácula mayúscula, casi
hiperbólica, que cubre de mierda la festividad, como lo viene haciendo con el
calendario desde hace más de 20 días y lo seguirá haciendo quién sabe por
cuánto tiempo más. Por fin aparecen las famosas responsabilidades y las
dificultades de todo tipo con que se van a encontrar las autoridades españolas
para sacarle ni un rublo a quienes fletaron el barquito de marras. La chirigota
auténtica es que un goppierno que apuesta por un estado escuchimizado en el que
las empresas dicten su ley, siempre la del más fuerte y la del embudo, se vea
ahora en el trance de andar requiriendo controles, supervisiones, inspecciones,
y responsabilidades. Se ha puesto muy fuerte y muy farruco para impedir o
condicionar hasta la imposibilidad el acuerdo entre plataformas digitales por
satélite, pero no se le ve con tanto brío a la hora de exigir responsabilidades
a quienes lo son de una chapuza con resultados tan catastróficos. Clonista se
ha imaginado su propia casa cubierta con ese galipote: los suelos, los
armarios, ¡los libros!, la cocina, los armarios roperos..., y ha sufrido un
amago de depresión profunda que no se la desea a nadie. En Venezuela, por el
contrario, el petróleo, con dimisiones por medio en la empresa nacional del mismo,
se suma a la marea de indignación contra Chávez, mayor aún después de que las
pistolas paragubernamentales se llevaran por delante a varios
manifestantes. Que algunas oeneges
islámicas se conviertan en tapadera de terroristas de Al Qaeda supone un golpe
bajo a la credibilidad del humanitarismo en general. Pero es lo propio de lo
real: el engaño a los ojos, el trampantojo. Sigue siendo domingo, a pesar de
algunas realidades con apariencia de noticia perecedera. Y lo propio del
aliento largo del día se manifiesta en esa sombra pringosa y espesa que cubre
la jornada de reflexión. Los augurios sobre la evolución de la carga del Prestige, los famosos “hilillos”
rajoyanos que tanto recuerdan a los Sanchorofianos “bichillos” de la colza, más
el debate político sobre la incompetencia y chulería del goppierno, con su
caudillito a la cabeza, se llevan la parte del león de lo real prensado.
Capítulo fijo es el de la competencia entre opinadores profesionales para ver
quién resulta más ingenioso a la hora de cargar contra el goppierno. Y en ello
siguen. La festividad trae la noticia de un suicidio a los 92 años, el de la
madre del anterior presidente de gobierno francés, Lionel Jospin. Clonista lee
unos “retales” del reportaje, que incluyen una biografía sintética de la madre
de Jospin, una activista de izquierdas que se manifestó en 2001 contra el
gobierno de su propio hijo, por cierto, y tropieza con un “hecha en falta” que
no sabe si es obra de Octavi Martí, que firma el artículo, o de los famosos
duendes de la imprenta que ya no existe, o del buen nivel de la instrucción
escolar, o simplemente de que para echar en falta no hay como una buena hache
inicial donde sentarse para lamentarse, al menos, con cierta comodidad. Los
cineastas europeos piden que el cine sea una asignatura obligatoria. Clonista
está y no está de acuerdo con ellos. Cronenberg se quejaba hacía poco de que se
está perdiendo el arte de ver cine, que los productos americanos están
arruinando la capacidad de ver auténtico cine, pero, con la muerte de Illich
tan próxima, ¿de verdad una asignatura podría garantizar que ese adiestramiento
diera frutos? Clonista no ignora, por otro lado, lo mucho y bueno que se podría
hacer por el cine de verdad en alguna asignatura de carácter lúdico y en la que
la evaluación no constituyera otra espada de Damocles más.
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