martes, 1 de marzo de 2016

22-12-02

Día oficial y popular del azar. Hoy no habrá más realidad que el bombo y los números, pero esto toca a día vencido, luego no hay más que volver la vista atrás para, desde este domingo prefestidepresivo observar los escasos movimientos de lo real y el amplio abanico del fondo duradero sobre el que se agitan las noticias como estrellas fugaces. La muerte de José Hierro domina la portada con una foto insuperable de Joan Sánchez en la que no aparece el rostro del poeta, oculto, mientras recita, tras las páginas de su libro emblemático, Cuaderno de Nueva York. Insuficiencia respiratoria fue el diagnóstico, nada poético. Por fin, tras tanto desencuentro, Marruecos está decidido a reemprender las buenas relaciones con España. Y en Venezuela, los chavistas -¿por qué no chavezistas, si los chavos son calderilla?- amenazan con reconquistar la empresa nacional del petróleo y con un escarmiento divinal: “los medios que transmitan las noticias de manera no sesgada y de manera optimista son los que van a sobrevivir. Los que traicionen el interés del pueblo no pueden seguir transmitiendo en Venezuela”. Fin de la finca, esto es, del mensaje: en mi casa mando yo y hago lo que me da la gana, ¡la real gana! El conflicto palestino-israelí, tan cotidiano, por fuerza obliga a desviar la atención de quienes lo leen hacia el modo como se lo presentan. Que una niña palestina de 11 años muera “por disparos de un soldado” al salir de la escuela, y que después se sepa que “los disparos [la] alcanzaron en la espalda”, ¿es o no es un doble asesinato? Cualquier lector, poco ducho o avezado, comprende enseguida que es difícil morir “por disparos de un soldado”, como si estos se hubieran escapado del fusil y hubieran ido a tropezar, ¡vaya por yavhé!, contra la infortunada criatura. Nombrar la realidad es crearla, como bien señala el tópico. Luego ciertas realidades prensadas no son sino intentos de colar mercancía averiada. En mejor estado está la que procede de Galicia, quizás porque el proceso de importación altera el producto, en el caso de Oriente Medio, y sigue siendo una continua bofetada en el durísimo rostro del goppierno. Más de 100 pesqueros se niegan a faenar chapapote en protesta por unas multas de entre 2 y 3 mil euros impuesta hace casi un año y que ahora, precisamente ahora, pasan al cobro. Este goppierno ha sido agraciado con el don de la oportunidad, desde luego. Y Fraga no dimite “porque nadie lo haría mejor”, lo cual es una verdad incontestable: nadie mejor que él en la inoperancia y la pasividad. ¿Por qué en una misma página el anuncio de que Roldán hará supuestas revelaciones sensacionales en un libro-negocio ocupa más espacio que la nueva oleada de 364 inmigrantes en pateras? Nada como lo habitual para generar la costra, ¡la coraza!, de la insensibilidad. Las autoridades están demasiado volcadas en el imaginario patriótico como para atender problemas de orden menor, que puede despachar un simple jefecillo de negociado, como ocurrió con el Prestige. ¿Cómo iba a quedarse el Folclòsrum, también patriocinado por CiU, sin el gran acto de propaganda? Y para eso está el Born, faltaba más. Soledad Gallego-Díaz, en su Crónica semanal, destaca la estacada que ha supuesto para el PP que se le arruinara su famosa campaña: “Menos impuestos, más seguridad”, con la que esperaban acorralar a los socialistas, aun siendo el goppierno en buena parte responsable, por el recorte de los gastos, del deterioro de la seguridad. ¡Menos mal que no se les ocurrió hacer caso a Trillo y añadir “por tierra, mar y aire”! Mafiosconi ha prohibido en Italia la prostitución callejera, que mueve unos 1.120 millones de euros al año. Como la amenaza legal es la de multar y encarcelar hasta tres meses, todo parece indicar que el gobierno italiano ha inventado lo que podría denominarse “grúa sexual”, otro órgano móvil de recaudación. ¡Son insaciables!, las autoridades. Como lo son los buscadores y expoliadores de tesoros. La casa de Victoria Ocampo, propiedad de la Unesco, ha sufrido ese acoso y el resultado ha sido la desmembración de un fondo coherente: la propia vida de la mecenas. ¿Lugar? Buenos Aires, Argentina.

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