24-12-02
Pillado de tiempo, como siempre que hay vacaciones,
y más ayer, que fue un día de compras desde las 9 de la mañana hasta las 9 de
la noche, pero ya hay nuevo motor para la fuente de agua del belén, amén de
haber dejado dispuesta la comida familiar de Navidad. El goteo espeso de
chapapote no cesa. Rabat cede aguas propias a 64 barcos gallegos, como gesto de
buena voluntad. Y Protección Civil dice que la cosa no va con ellos, que ellos
sólo están disponibles cuando se trata de una “emergencia nacional”. Lo del Prestige, así pues, debe haber pasado en
Honduras, siempre para ellos, claro. La afición a descubrir los “hombres en la
sombra” de los estadistas, los verdaderos “cerebros” de sus éxitos electorales,
ha dado como resultado la emergencia pública de un tal Karl Rove, de quien dice
el periodista que “dice al presidente lo que tiene que hacer”. Será uno más entre
los muchos que le han de decir casi a cada instante qué debe decir o hacer el
ínclito Bush. Después de la manifestación contra ETA, Savater se ve en la
necesidad de explicar pedagógicamente por qué fue necesario que ¡Basta ya!
participara en ella. José Ignacio Rioja, en Cartas
al Director, propone que el goppierno aplace un año la reforma del IRPF y
que dedique los ingresos de más a la reparación de la catástrofe producida por
el Prestige. Se trata de la propuesta que sustenta públicamente Josep Oliver y
que le valió un ataque furibundo de la plana mayor del PP catalán. Como dice el
señor Rioja: “¿Será que los principales beneficiarios de esta rebaja, con las
rentas más altas, le dicen al Gobierno que con las cosas de comer no se juega?”
Así pues, la percepción de para quiénes se goppierna está más que extendida y,
sobre todo, bien fundamentada. La realidad prensada tiende a conformar la
realidad, y cuando una encuesta –encargada por la propia prensa- se lo
confirma, el alborozo es mayúsculo, máxime si lo que se pretende es un vuelco
parlamentario. Ahí está: sobre el papel el PSOE aventaja en tres puntos al PP.
Por algo se empieza, desde luego. Porque si con lo que se ha derramado las
cosas siguieran igual, algo estaría podrido en este país, desde luego. En 10
años España ha perdido dos millones de menores de 16 años, y los mayores de 65
los superan. Y lo que se ha disparado hasta casi el 40% son los centenarios.
¡Excelente noticia para este Clonista al que la ausencia de tiempo libre tanto
le mortifica! Debe ser por esa
longevidad que se extiende por lo que los altos cargos de la Sanidad catalana
han blindado sus contratos fraudulentamente; aunque Clonista mucho sospecha que
más se debe al batacazo electoral que los desalojará de sus puestos de privilegio,
pero eso es profecía sin riesgo. También lo era que el capitalismo popular
acabaría convirtiéndose en un robo a largo plazo. Y ahí están los datos: “las
familias acumulan pérdidas de 55.800 millones en acciones, un 12’5% de su
renta.” La retirada, con los mermados ahorros entre las piernas, del juego
perverso, en el que les ha tocado jugar el papel de los incautos que caen en
las garras de los trileros, ¿supone el fin del ciclo Españavabién? Que la
realidad económica, aun siendo el cogollito de lo real, tiene una vena
disparatada más que notable lo demuestra la subida de los precios de los
hoteles, un 4’9%, a pesar del descenso de la ocupación. ¿Qué más da que no se
entienda? Se supone que, mientras no cierren, beneficios han de tener. ¿Otro
ejemplo? La minicrónica sobre la vida bursátil de Jazztel: “La operadora de
telecomunicaciones Jazztel perdió ayer un 34’38% en la Bolsa de Madrid [...]
tras completar la emisión de 457 millones de nuevas acciones ordinarias y bonos
convertibles por el valor de 75 millones de euros con vencimiento en 2012[...].
Los analistas consideran este volumen de capital muy elevado, lo que perjudica
la cotización, aunque reconocen que la compañía ha reducido su deuda de forma
significativa.” La bolsología no es
ciencia experimental, por supuesto, sino arte mántica de oscura raigambre. En
cualquier caso, gurús tiene su santa iglesia cuyos análisis son auténtico
esoterismo para el común de los mortales, y más si jamás han puesto un euro en
el dicho mercado voraz, lleno de valores y vacío de ética.
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