28-12-02
Después del parón de un día, ése que no hace daño al
año, Clonista se ha notado un tanto “encogido”, poco suelto, como si le hubieran devuelto el toro a los
corrales y, de repente, se lo sacasen otra vez para que acabase la faena comenzada y no descabellada. Los Santos
Inocentes deberían ser los patronos de los lectores de la realidad prensada,
sin duda. Antes fue tradición decir tal día como hoy, la gran mentira impresa; hoy,
desmarcado El País de ella, Clonista
ignora quiénes la siguen, pero haberlos haylos. Y que no se mente a las
noroesteñas ni de pasada, que no está el horno para bollos ni la fiesta para
gaitas. De hecho, la realidad ya se encarga de convertir en inocentadas muchas
de sus presencias, quién lo duda. Escrito ayer lo anterior, Clonista comienza
la realidad prensada del día por el final, donde se explica que las autoridades
chinas le han cogido miedo a Internet y han decidido cerrar los cibercafés, y
coincide plenamente, una vez más, con Verdú, de cuya frecuentación supone que
se le debe haber quedado la afición a reparar en esa trascendencia de lo
trivial que, sin embargo, sólo tiene sentido en la elaboración estilística del
asunto en cuestión. Como atinadamente observa el semiólogo, “la palabra
inocente ha dejado de evocar algo positivo para referirse, sin mencionarlo, a
todos nosotros, asiduamente burlados por las argucias del poder.” La gran inocentada del día podría
corresponder –entre las noticias de portada, que es donde solían figurar, en un
alarde jocoso- al anuncio del nacimiento de un bebé clonado. Los
experimentadores y las cobayas pertenecen todos ellos a la secta de los
raelianos, fundada, según preciso informe de Rosa Townsed, por el corredor de
coches y periodista francés Claude Vorilhon, quien fue abducido por
extraterrestres clonados, los cuales le aseguraron que la especie humana es el
resultado de clonaciones hechas con su material genético. De ahí al anuncio, lo
habitual: fieles, dinero, estafas, más fieles, más dinero, más estafas, etc.
Pero ahí está, abriendo la realidad prensada como aquellas antiguas inocentadas
de entonces. Dos realidades de tomo y lomo lo son, sin embargo, el ataque de
los rebeldes chechenos contra el gobierno títere de Moscú, que ha asesinado a
más de 45 personas; y la clamorosa ausencia de Mayor Oreja del debate de
Presupuestos en el parlamento vascongado, lo que ha propiciado que Ibarretxe
saque adelante su proyecto de presupuestos, los que el PP había calificado de
paso decisivo hacia el soberanismo. Andaba el hombre junto a los otros dos
tenores, dando el do de adhesión al caudillito en una reunión del partido,
cuando helo ahí que, por un mal cálculo –y Clonista sospecha que por la malicia
de sus compañeros postergados (que vale tanto como postiturgaizados), que no se
decidieron a agotar los tiempos de justificación de su posición, a que tenían
derecho- el tenor orfeónico llegó tarde y mal a la votación. El comando
checheno atravesó tres controles previos al acceso al edificio gubernamental
sin que nadie sospechara nada. Realmente son pocos los méritos terroristas, y
excesiva la ingenuidad de las autoridades. Poco a poco, aunque Clonista no puede hacer otra cosa que ejercer de
agorero, Corea del Norte va asumiendo su papel de protagonista, con poco texto
y mucha amenaza en el desconcierto universal. Otra nota discordante, en una
escala menor, es la ambigüedad calculada de Turquía, quien está dispuesta a
hacerse de rogar, aunque su presión a Bushamérica la contrarresta ésta con su
apuesta por un futuro estado kurdo, ¡la peor de las pesadillas turcas! ¿No es
entrañable la diplomacia de las reacciones infantiles? La guerra de los botones debería ser libro de cabecera en todas las
cancillerías de mundo y de todos los ministros de asuntos exteriores que en el
mundo son. Una realidad paralela a la del Prestige
es la huelga general venezolana contra Chávez. El bolivariano resiste allá; el
caudillito resiste acá, contra viento y marea. Sin embargo, a pesar del
chapapote, el conflicto vascongado vuelve a retomar las riendas de la
omnipresencia. Clonista iba a escribir que por suerte para el goppierno, pero,
después de la orejada presupuestaria de ayer, hasta su reserva espiritual de
votos demagógicos puede acabar secándose. El goppierno lleva mal que se le
opongan legítimamente, y en vez de contraatacar con argumentos, lo hace con
agresiones presupuestarias. Ahora se desentiende de la promesa de dar más
medios a los pescadores de las Rías Bajas. ¿Motivo? ¡Nada menos que montarle al
padrecito de todos los españoles de bien una huelga de hambre para prestigiarle! Han detenido en un
pueblecito de La Rioja a un presunto terrorista
ligado a Al Qaeda. Lo sorprendente es el lugar, Tudelilla, pues cuanto
más pequeño sea más probabilidades deben de existir de que el terrorista pueda
ser identificado y controlado por las autoridades. La confianza recíproca en la
inepcia de ambos conduce a seguridades absurdas. A Clonista, no obstante,
sensible a los enunciados gramaticales, no deja de chocarle el subtítulo de la
noticia: “La policía dice que lo entrenó Al Qaeda y que tiene un homicidio.”
Así, casi como quien tiene un herpes, una hernia o un lunar a lo Virna Lisi...
La proximidad del fin de año excita los buenos sentimientos demagógicos: el
gociuerno de la Generalidad se rasca el bolsillo y anuncia a bombo y platillo
la calderilla que les ofrecerá a las familias: 525 euros anuales por hijo menor
de tres años; y para que sea vea que a ellos a igualitarios no les gana nadie,
se lo darán por igual a familias que no llegan a fin de mes y a las que se
pasan de mes, de año y aun de siglo, por así exagerar. ¿Pero no había ciento y
la madre de asesores del gociuerno? La conclusión es que entre todos ellos no
debe haber ninguno que sepa exactamente qué puede hacer una familia con esa
calderilla escupida como un regalo de los dioses. Sí, la realidad tiene
demasiados dioses, y demasiados profetas, y demasiados fieles. Por cierto, ¿qué
hace una referencia a la obra folclórica capital de Joaquín Díaz en el rincón
corazoniego y mundanillo de la realidad? ¿Purga ahí sus simpatías poppulares?
Excesivo castigo, considera Clonista, a poco que se tenga cierta sensibilidad
para las creaciones del pueblo. La subida del precio del petróleo significa,
como es habitual, que la inflación acabará castigando a los mismos de siempre.
Lentamente el fin de año va acumulando señales de inmerecidos castigos por
venir. Durante los próximos tres días, además, se huele Clonista que los
resúmenes del año le pondrán sordina incluso a las más crudas realidades que
busquen su lugar bajo el sol prensado. Mañana domingo es día idóneo, y hasta
obligado, para el arqueo, no obstante.
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